Al borde del cum laude
Hizo bien Iván al no meterse en el jacuzzi terminando la fiesta del pasado martes. Mientras Susana vomitaba hasta la primera papilla (según parece) y todos andaban bastante perjudicados por los efluvios etílicos, Saray y Carlos se afanaban en la manipulación acuática del género. Para quien no se crea que escondido por las burbujas pasó lo que pasó basta con que siga unas pequeñas pistas bastante reveladoras:
(Advertencia: El texto que aquí comienza está clasificado para adultos o, al menos, para menores con reparos, como decía una vieja clasificación moral de las películas en nuestro país. Otra advertencia como esta avisará del final de tal clasificación).
1) Carlos se apresura a volver a activar las burbujas cuando se paran porque sin ellas todo es más claro y trasparente.
2) Hay un momento que Saray mira inquieta a Adrián como temiendo que pudiera descubrirlos. Eso o bien pensó en invitarlo a seguir la cadena. Por suerte, ‘tatraigo’ no se enteró de nada.
3) Observemos la posición de los brazos y, particularmente, de los hombros. En algún momento se puede ver con claridad como están suficientemente extendidos, mucho más de lo que estarían si no hubieran ido a parar justo donde imaginamos.
4) Podría pensarse que el movimiento en ambos está provocado por las burbujas, lo cual podemos desmentir observando al tercero en discordia, ese invitado poco grato que a pocos centímetros corría el riesgo de compartir fluidos inesperados.
5) En un último y definitivo pase del vídeo observemos solamente las caras. A ver, nadie se muerde el labio y tensa el rostro cuando está borracho. No digo que no lo estuvieran. Tal vez fue precisamente eso lo que les animó a estas maniobras acuáticofestivas.
Todo esto es poco adecuado, por tanto, no debo preocuparme porque también lo sea juntar en un texto palabras que pueden provocar confusión, como “corría” o “clara”, después de haber obviado la palabra “paja”. Al hilo de la palabra "clara" me ha venido el recuerdo del siguiente chiste:
(Advertencia: A partir de aquí el texto se convierte en zafio, rudo, grosero, tosco y chabacano).
Dice el chiste para adultos que estaban yaciendo Heidi y Pedro cuando ella alarmada le dice: “¡Pedro, Pedro, que viene Clara!”, y el pobre chico le responde: “Pues cómo quieres que venga, si tengo doce años”.
(Fin de todas las advertencias)
Dejo aquí galería de imágenes para ayudar a la compresión de lo que acabo de exponer.
La escena que analizamos es un motivo más para desear la muerte catódica del concursante Adrián. No lo podremos saber nunca, pero siempre quedará la duda sobre qué hubiera pasado de no estar él presente en ese momento jacuzzi. Pienso entonces en la mexicana Isabel Madow y David Gallardo (GH 5), que tuvieron una horita tórrida en el jacuzzi, con toda la casa pendiente desde la distancia. Sin Adrián, igual Saray y Carlos hubieran sacado cum laude en manipulación del género. Pensándolo bien, más “cum” que “laude”.
Para todos los que a estas alturas del texto no hayan desistido de seguir leyendo, diré que no hay razón para escandalizarse del resacón que llevaban el miércoles algunos concursantes, particularmente Susana y Argi. ¿Quién no se ha pillado un buen colocón alguna vez en su vida? Susana decía que nunca le había pasado nada igual. Pues bien, alguna tiene que ser la primera vez. Ese resacón de Susana es real, bastante más real que muchas de las actitudes vistas cada día en la mayoría de sus compañeros.
Prefiero mil veces ver a dos concursantes que no pueden con la vida y les cuesta un triunfo levantarse de la cama tras una noche de excesos, mucho antes que a ese Kristian lloriqueando con los gemelos, diez minutos después de decir que lamentaba no haberlos nominado a ellos en lugar de a Nacho porque no los soporta. Que yo sepa todavía no se ha hecho un Gran Hermano Kids, cosa que agradezco personalmente. Kristian sería un buen candidato a concursante.
Raki es una tía fantástica que difícilmente puede caer mal, pero me revienta verla bailando el agua a unos y otros. Su mundo privado de confetis de colores se tambalea en cuanto se ocupa de calcular cuándo confiesa a un compañero que le ha nominado porque tienen menos afinidad o han hablado menos, pero ni le cae mal ni le molesta que vivan bajo el mismo techo, porque si le cayera mal lo diría, lo cual no sucede, solo que deben nominar y a veces hay que hacerlo por descarte, a pesar de querer llevarse bien con todo el mundo y desear ser amigos fuera casi tanto como desea la paz en el planeta. Save the world (y de paso que lo paren, porque yo me bajo).
Ayer Raki le dijo a Susana que la nominó solo una vez (segunda semana), aclaración muy necesaria. Claro, claro. Pero no llegó al nivel máximo de paroxismo hasta la noche, cuando decidió sincerarse con Adrián, a quien ha nominado este último lunes. Y ahí se encontró con una respuesta bastante menos falsa de lo que ella debía esperar. Mucho menos falsa de lo que es ella. En este caso me gustó Adrián porque lejos de dejarse llevar plantó cara a Raki descomponiendo su discurso sin apenas mover un músculo. “No se puede uno llevar bien con todos”, le dijo. Justo lo mismo que argumentaba Igor hace semanas. En algo tenían que coincidir estos dos.
El momento cumbre de la conversación fue cuando Raki le dice que necesitaba confesarle que le nominó el lunes, a lo que Adrián le respondió: “A lo mejor yo no necesitaba saberlo”. Solo analizando esta respuesta desearía que no se fuera la próxima semana este concursante. Su reacción distante (y hasta borde en algunos momentos) al acercamiento innecesario y extemporáneo de Raki deja a esta en evidencia. Y ya era hora.
Mientras transcurría esa conversación, en la otra habitación había tres mujeres haciendo un trajecito completo a Adrián. Desi, Yessica y Saray volvían a poner como chupa de dómine al ‘tatraigo’. Le están cogiendo el gustillo a practicar el deporte nacional de poner a este compañero verde, a caer de un burro, pingando y a parir. Todo junto. Saray avisaba a Desi de que si lo nomina faltará a una promesa. Ninguna de estas tres, y tampoco Raki, imaginan que tiene todas las papeletas para marcharse el lunes.
Porque salvo un contundente cataclismo está más claro que nunca quién será el próximo expulsado. El debate recuperó la inveterada costumbre de dar los porcentajes ciegos y nunca han estado tan cerca de los que arroja nuestra encuesta. Nunca en las doce ediciones que venimos haciendo encuesta de expulsiones en este blog. Los porcentajes oficiales que conocimos anoche son los siguientes: 67.3%, 19.5% y 13.2%. Por su lado, en nuestra encuesta las cosas estaban a esa misma hora de esta forma: Adrián 68%, Yessi 19% y Nacho 12%. Resultados casi clavados.
Ayer adelantaba mi predisposición y ganas de hacer ese ejercicio habitual consistente en intentar ver los aspectos que más me agradan de cada concursante. Lo haré solo de los que aún siguen en el juego, si bien algunos de los expulsados es muy posible que vuelvan en una próxima repesca. Para quienes preguntan si la habrá solamente les sugiero que miren lo sucedido desde la novena edición. Han sido cinco años consecutivos con repesca, no creo que este vaya a ser diferente. Además, basta con observar el calendario e imaginar que todavía estamos hacia la mitad de esta edición para darse cuenta de que no salen las cuentas si no hay repesca.
Por otra parte, no incluyo a Álvaro, el supermán que empezó en caída libre (mal presagio) y todavía es posible que siga cayendo (o todo lo contrario). Este lunes volverá a la casa y propongo que le hagan deshacer el camino andado. O sea, que entre escalando, o algo así. Su regreso activo al concurso hará que una semana más haya idéntico número de concursantes una vez consumada la expulsión. Estamos como estábamos.
Ya conoceremos a Álvaro, que es hasta el momento toda una incógnita. A los demás haré un repaso en positivo a continuación. Supongo que después de esto ya nadie más me dirá en los comentarios o a través de mi twitter (@DVDCano) que no digo nunca cosas buenas de Sonia. Mala memoria tienen los que hacen tan impertinente observación. En mis segundas impresiones, publicadas once días después del comienzo, dije de ella que tenía “un enorme dominio de la seducción, y no me refiero solo a la amorosa” o que me parecía “inteligente y astuta”. Más tarde he alabado algunos de sus actos, recuerdo especialmente una de sus conversaciones con Kristian en la que le pedía que no estuviera a la defensiva. Entiendo que mucha gente no lea esto tan largo cada día, y se les hayan pasado cosas. Es lo que tiene leer en diagonal.
Vamos a ello:
Nacho: Los muy altos suelen tener cosas en común. Por ejemplo, cierta descoordinación de movimientos. También que parecen unos buenazos. Nacho es cotilla y un poco marisabidillo, pero me parece un buenazo.
Saray: Si sigue por la senda iniciada este martes en la zona baja del jacuzzi tendrá todas mis bendiciones.
Iván: Admiro su capacidad para expresar con el mismo rostro inamovible todo tipo de sentimientos.
Yessica: Sus formas me parecen algo mejores que las de la mayoría.
Adrián: Gana muchos puntos cuando se aparta de la tendencia mayoritariamente extendida en esa casa del abrazo y la palmadita en la espalda.
Desi: Sus entendibles problemas de autoestima hacen que me apiade de ella muchas veces.
Gemelos: Lo mejor es verlos apoyándose uno al otro y dándose cariño. La relación fraternal entre gemelos tiene que ser de una intensidad muy especial.
Kristian: Ese lado infantil, que a veces me repatea, en otras ocasiones me agrada. Veo más ilusión por vivir esta experiencia en él que en otros.
Sonia: Me gusta cuando la veo intentando mantener una relación madura con alguien que no lo parece tanto. Ese equilibrio entre firmeza y cariño es adorable. Y me puede cuando pide confianza, como recordé antes, y lo hace dándola.
Raki: Su aparente inocencia es muy atractiva. Me gusta su tendencia a lo escatológico y lo amable que resulta siempre con todos.
Susana: Muchas veces se ha salido de la tendencia al chumineo. No rehúye la sana discusión. A pesar de cierta necesidad de tener al lado un chico, es un verso libre.
Argi: Borde sin complejos. Expeditiva, cáustica y rebelde. A veces me parece un elefante en una cristalería, desubicada y a punto de romperlo todo. Y eso mola. Mucho.
Siete concursantes que entraron con el programa rodando y solamente cinco que llevan desde el primer día. De todos se pueden destacar cosas positivas (todos las tenemos). Lo malo es que la gran mayoría me despiertan cero interés, especialmente entre los nuevos. Ayer hablé de la amistad como una forma de encontrar la felicidad en el otro, pero el problema que veo en la mayoría de concursantes es que no parecen felices. Están en el programa que querían, supuestamente cumpliendo su sueño, pero aparentan cumplir una condena. Sin ganas, sin entusiasmo, sin emoción.
Esto me ha hecho pensar en el cuento de la felicidad escondida, con el que dejo un motivo de análisis para el fin de semana. Antes de existir la humanidad varios duendes hablaban de la necesidad de quitar algo a los seres humanos. “¡Ya sé!”, dijo uno de ellos, “Vamos a quitarles la felicidad. El problema es dónde esconderla para que no puedan encontrarla”. El primero propuso esconderla en la cima del monte más alto, a lo que le respondieron que no era apropiado pues los humanos tendrían fuerza y podrían encontrarla al subir hasta allí.
El segundo propuso esconderla en el fondo del mar y fue respondido por otro que los humanos podrían construir un aparato para bajar y encontrarla. Un tercero propuso esconderla en un planeta lejano, pero pensaron que algún día una nave construida por humanos viajaría a otros planetas y en uno de esos desplazamientos se podría descubrir la felicidad.
El más veterano de los duendes había permanecido en silencio escuchando todas las propuestas, y entonces reposadamente habló: “Creo saber dónde ponerla para que nunca la encuentren”, dijo el duende sabio. “La esconderemos dentro de ellos mismos; estarán tan ocupados buscándola fuera que nunca la encontrarán”. Todos estuvieron de acuerdo y no les faltaba razón para ello. El hombre se pasa la vida buscando la felicidad sin saber que la lleva consigo.
Moleskine del gato
La historia de Igor y Miriam ya ha dado de sí todo lo que podía dar, en mi opinión. Solo deseo decir que nunca un toqueteo en salva sea la parte dio tanto de sí. Sinceramente, si lo único que se puede reprochar a Igor es que se dejó tocar la churra o que luego lo contó a un par de personas de su confianza, poca cosa parece para tanto bombo y platillo. Me parece escuchar la censura a una actitud que tiene casi todo el mundo. ¿Quién no ha comentado con un amigo cierta desavenencia con su pareja o con otro amigo? Lo mismo respecto a bromas que puedan haber hecho los concursantes (no solamente Igor) sobre el sobrepeso de una concursante o lo que fuera. Bromas crueles hacemos todos. Y chistes muy poco correctos políticamente. No entiendo que les pidamos que se comporten con naturalidad y alabemos cuando parece que se olvidan de las cámaras, pero luego se censure una broma.
Lo triste es que personas sin luz propia y mucha mala sombra (parafraseando a Iván Madrazo), como Lorena, tengan que mentar al hijo de otro concursante para atacarle. Es intolerable y da asco. Mucho asco.
Y dejo caricatura de Igor y su vigor, por el gran Javier B.V.