Carlos y Rubén intentan boicotear la prueba

telecinco.es 14/11/2017 08:52

“Me lo paso mejor fallando”, decía Rubén ayer por la tarde. En un rato acumularon varios fallos. Dentro del cubo de la prueba estaban él, Carlos y Pilar, que asistía divertida a un soterrado intento de boicotear la prueba. La sombra del abandono planea desde el domingo. Fue precisamente Rubén el primero en plantearlo. Pronto se sumaría Carlos, precisamente. Miriam se manifestó en contra y terminó de bronca con Carlota y Carlos. Otros callaron, debe ser eso que se da en llamar la mayoría silenciosa, concursantes que asisten a los conflictos como espectadores. Y luego está Gabaldón, que fue variando de postura: empezó diciendo que él no abandonaría nunca y terminó sumándose a la mayoría. “Si la mayoría decís de abandonar lo apoyaré”, decía. Bonita forma de no comprometerse renunciando a tener una opinión influyente.

Al final no hubo abandono. A Gabaldón le dijeron en el ‘confe’: “¿En tu trabajo actúas así?”. No sé lo que contestó en el momento, pero cuando lo contaba a sus compañeros decía: “En mi trabajo rindo ocho horas al día”. Tal vez debería replantearse su participación en este concurso, donde no son esas las condiciones. Si la tentación del domingo fue el abandono, ayer pasaba a ser un boicot no declarado. Tenían la vana esperanza de que el ‘súper’ les dijera el domingo por la noche que la prueba está perdida, pero eso no ha sucedido nunca. Sospecho que en lugar de eso les dijeron que habría algo de manga ancha, porque los cien fallos estaban más que superados. Ignoro cómo va el recuento, pero no me extrañaría que terminen la prueba con esa cantidad de fallos multiplicada por 5, tal vez por 10.

La prueba es infumable y casi imposible de superar en las condiciones que está planteada. Creo que fue un error decirles el número de errores permitidos. En otras ocasiones ese dato figura en un sobre que custodian los propios concursantes y no pueden abrirlo hasta el momento de la resolución. Tal vez así hubieran espantado la tentación de tirar la toalla, esperanzados con que pudieran cometer un alto número de fallos. Se han observado diferentes actitudes ante la desesperanza de ver que los fallos caen con más frecuencia de la esperada. Unos intentan tirar balones fuera, como Laura, que el domingo faltaba a la verdad negando haber participado de los bailes y bromas delante de la mesa de la prueba. Tampoco Mina se atrevió a reconocer que había participado en un juego de las palabras con Hugo y Pilar, que abortaron al comprobar que les estaba haciendo fallar más.

Y luego los de la mayoría silenciosa de nuevo, optando por no decir nada, como si la cosa no fuera con ellos. En ese grupo algunos que no se estaban tomando la prueba muy en serio y otros todo lo contrario. Una vez más Maico, tantas veces acusado de insolidario, cumpliendo sus turnos sin rechistar y acumulando menos fallos que la mayoría. Maico, Hugo, Miriam y Yang Yang son los que más en serio se han tomado la prueba. Una prueba que requiere un sacrificio casi imposible de mantener tantas horas seguidas. Cuando no es por puro aburrimiento es porque surge una discusión que les despista lo suficiente para que vayan cayendo los fallos con facilidad pasmosa.

No les culpo. Incluso agradezco momentos como el de ayer por la tarde, con Carlos y Rubén de boicot, pero a la chita callando. Me hicieron reír y por un rato fueron más canallas que de costumbre. Confieso que tanta corrección me aburre y no me cuadra nada en gente tan joven, con muy poco que perder. ¿Les pueden sancionar por el boicot? ¿No saldrían indemnes de un abandono de prueba? Está clara la respuesta a ambas preguntas. Lo bueno es que los perjudicados son ellos mismos. Como espectadores no tenemos nada que perder, más bien todo lo contrario.

Por esto que digo me extraña ver la reacción tan severa entre buena parte de la audiencia. Siempre tirando piedras a nuestro tejado. Si abandonan o boicotean la prueba demuestran inmadurez, falta de compromiso y poca capacidad de sacrificio, entre otras cosas. Ahora bien, como espectador agradezco el atrevimiento. Mucho más divertido esto que ver concursantes adocenados y obedientes, cumpliendo muy responsablemente con sus obligaciones. Debe ser porque siempre me han llamado la atención los concursantes incorrectos, canallas y malotes. Los que buscan bordear la legalidad en las pruebas. Aquellos dispuestos a plantear un desigual pulso al programa. Digo desigual porque siempre tendrán las de perder. Y eso es lo divertido.

Está claro que la actitud de Rubén y Carlos es poco responsable. Rubén está demostrando cada día más que es un niñato caprichoso con bastante poca cabeza. De ahí vienen algunos de sus problemas. Miriam tiene razón cuando abronca al grupo por no afrontar la prueba con responsabilidad y espíritu ganador. También cuando reprocha a Rubén que siga cayendo en errores de parvulario, como decir ahí dentro que Alyson es más guapa de cara que Miriam. Esto es descortés y poco delicado siempre, y de ahí es imposible salir dignamente. El domingo Miriam le recordaba lo dicho y no le faltaba razón, aunque supongo que por tocar las narices más que porque le importe realmente. Entre unas cosas y otras Rubén se está cubriendo de gloria. Irónicamente lo digo.

Pero en el fondo les entiendo. De Rubén me molesta que intente zafarse de la prueba haciendo que otros compañeros hagan más minutos por su culpa. Especialmente si se trata de su amigo Hugo, tan permisivo siempre con el gallego, como él le llama. Nada que pueda sorprender. Rubén reconocía el otro día que no ha hecho su cama ni una sola vez en estos 57 días de concurso (alguno más de encierro para ellos). Si ha conseguido que alguien le hiciera la cama le doy la enhorabuena. Ahora bien, lo de tangar minutos en la prueba me parece poco solidario. Rubén esta madrugada hacía trampas manipulando el medidor de tiempo de la máquina de correr, que usan de guía. Laura también recortó sus minutos. Eso sí que es egoísta. Y al final termina siendo la discusión principal. Esta madrugada no han parado. No sé si peor esto o abandonar el cubo, como han hecho Cristian, Rubén y Carlota en algún momento. Esta madrugada Cristian y Rubén dejaban el cubo con solo una persona. De forma inesperada la prueba está dando su juego. Suele pasar con las que duran las 24 horas. También con las que es imposible superar. Y esto todavía no ha terminado.

Al final se llevarán las culpas Yangyang y Maico. Lo estoy viendo. Igual meten también a Hugo. Son las obsesiones declaradas en la casa, especialmente para Carlos y Carlota. Esta última ha desviado ligeramente su objetivo hacia Hugo, una vez ha sido convenientemente informada de la situación aquí fuera durante los días que estuvo fuera de la casa. Carlos se burla de Yangyang como si fuera un ser inferior. Carlota quiere castigar con el aislamiento a Maico. Se ha hartado de hablar de su código ético, algo bastante presuntuoso de por sí, pero la he visto en varias ocasiones pidiendo hacer el vacío a Maico. ¿Qué ética es esa? Mucho peor hacer el vacío a alguien que boicotear una prueba, sin duda alguna.

Y Maico sigue callado, aguantando los desprecios de casi todos. Hugo le dijo que dudaba de él, por lo que no me extraña nada su sorprendente respuesta: “Es recíproco”. Rubén sigue manteniendo una relación cordial con Maico, incluso afirma que le tiene cariño, pero cuando se junta con Gabaldón dedican frecuentes sesiones a la sastrería, siempre haciendo el traje al mismo. ¿Por qué no reacciona Maico? Sus amigos, que ahora dudan de él, le han recomendado en más de una ocasión que se defienda de los insultos y otras imprecaciones, pero sigue callando. Me recuerda a la historia aquella del coleccionista de insultos, cuya autoría desconozco.

Se trata de un samurái japonés, ya anciano, profesor de budismo zen a los jóvenes. Un día pasó por la casa del viejo un joven guerrero conocido por su falta de escrúpulos. Era famoso por utilizar la técnica de la provocación: esperaba a que el adversario hiciera su primer movimiento y contratacaba con velocidad fulminante. Nunca había perdido una batalla. Los alumnos del viejo samurái le recomendaron rehuir ese enfrentamiento, pero este aceptó el desafío. El joven empezó a provocar al samurái. Arrojó piedras en su dirección, le escupió y le gritó todo tipo de insultos, llegando a ofender a sus ancestros. Durante horas hizo todo lo posible por sacarle de sus casillas, pero el viejo permaneció impasible.

Al final de la tarde, ya exhausto y humillado, el joven guerrero se retiró de la batalla. Decepcionados por el hecho de que su maestro hubiera aceptado tantos insultos y provocaciones le preguntaron: “¿Cómo ha podido soportar tanta indignidad? ¿Por qué no usó su espada, aun sabiendo que podría perder la lucha, en vez de mostrarse como un cobarde ante todos nosotros?”. El viejo samurái respondió: “Si alguien se acerca a ti con un regalo y no lo aceptas, ¿a quién pertenece el regalo?" No dudaron en contestar que a quien intentó entregarlo. Entonces siguió diciendo el samurái: “Pues lo mismo vale para la envidia, la rabia y los insultos. Cuando no son aceptados continúan perteneciendo a quien los llevaba consigo”.

No sé si Carlota encaja en el papel de joven guerrera. Es posible que a ella no la disguste, aunque tal vez no genere tanto temor como cree. El otro día le decía Mina: “Cuando te pones así…”, y completaba la frase Carlota: “Doy miedo”. Pues igual no. Carlota lleva con ella la envidia, la rabia y los insultos. Ayer intentaba convencer a Pilar de que Hugo la decepcionará cuando salga. ¿Algún argumento? No, ¿para qué? Lo dicho por alguien que ha estado fuera de esa casa siempre va cargado de un particular mensaje. En alguna medida su falta de argumentos se compensa con la carga de autoridad del que tiene una información desconocida para el resto. Esta supuesta autoridad ha sido utilizada tanto por Carlota como por Miriam o Laura. Una vez más, dice mucho de quien la utiliza. Y nada bueno.

Parecidos razonables

Me quedan pocos parecidos para completar el casting de esta edición. El de Yangyang era especialmente fácil, lo sé. He elegido a Lucy Liu y estoy siendo amable con la comparación.

Moleskine del gato

El domingo en el debate vimos a Cristian algo reventado volviendo a mostrarse dolido por eso supuestamente grave que le dijo Hugo hace semanas. Por su lado, Miguel se defendía vehementemente de las acusaciones de haber sido un mueble. Cristian debería explicar cómo interpreta él que el programa decidiera protegerlo no emitiendo íntegras las imágenes en las que hablaba con cierto detalle de los numeritos sexuales con su pareja. Hablar de lo que pasa puertas adentro del dormitorio es cuando menos descortés, por decir algo suave. Si ni siquiera es emitible lo que dijo, ¿no tendría algo de razón Hugo al censurarlo? Censuró Hugo y censuró el programa. Por algo sería.

Cristian habría sido mucho más mueble de no ser porque Hugo argumentó una nominación diciendo que no le había parecido bien que relatase lo que pasa en su dormitorio. Debería estar agradecido. Lo que no entiende Miguel es que ser muy activo, estar quejándose todo el día y acostarse siempre a las siete de la mañana no hace menos mueble a ningún concursante. El hiperactivo corre el riesgo de agotar a la audiencia. Lo que necesitamos no es que nos agoten, sino que nos convenzan. A menudo, menos es más. Véase en el caso de Hugo. Y recordemos a Pepe Flores, por poner el ejemplo del que es para mí el mejor concursante en la historia de nuestro Gran Hermano. Taciturno e introspectivo la mayor parte del tiempo, aparecía siempre en el momento preciso de la forma adecuada. Y convencía.

Me sumo a la teoría que he leído estos días (que quien sea reclame la autoría porque no lo recuerdo) sobre que la inquina mostrada por Gabaldón hacia Maico tiene una razón en la que no había pensado. Veo claro que este concursante desearía ocupar el puesto del loco italiano de los pies oscuros. Ha visto que Rubén es intocable y Hugo posiblemente favorito. Estar a la sombra de ellos dos le podría beneficiar en el concurso. Si logra desgastar la imagen de Maico y que Rubén y Hugo desconfíen más de él tendrá Gabaldón el terreno abonado para ocupar su puesto. Una lástima, porque este gato escamado no compra ese posible nuevo trío.