No conozco a ese Maico del que hablan

telecinco.es 13/11/2017 09:47

Dudo de que exista esa persona que tanto mal ha hecho. Cada vez que algún concursante intenta explicar por qué no le gusta Maico aprecio auténtica dificultad para dar razones. Y cuando las encuentran dibujan un personaje que no conozco. Esa persona de la que usted me habla, como gusta de decir cierto presidente del gobierno, no es alguien reconocible para mí. O las explicaciones son vanas e inconsistentes o sencillamente se fundamentan en una gran mentira. La mentira es como una bola de nieve, cuanto más tiempo se hace rodar más grande se hace. Esta frase de Martín Lutero, por ejemplo, es verdad. Saber distinguir la verdad de la mentira es complicado a menudo, pero no en este caso.

No se trata de que sean explicaciones inverosímiles, sino que directamente son inconsistentes. Pondré unos ejemplos para ver la diferencia. Laura le da una explicación inverosímil a Hugo cuando este le dice que no entiende los abrazos y ese compadreo que se trae con Carlos después de los reproches que le hizo la misma noche de su regreso a la casa. La explicación es que su familia quedó preocupada porque sabe lo mucho que le afectó a ella todo lo sucedido con Carlos y otros. Según ella, los abrazos vendrían a ser un mensaje al exterior para que sus familiares estén tranquilos y vean que ella está bien.

¿Qué es lo que hace inverosímil la explicación de Laura? Por ejemplo, que ese mensaje bien podría darlo escribiéndolo en el blog, el modo más directo e inequívoco para comunicarse con el exterior. Ella misma ha recomendado a otros compañeros que lo usen. Sobre la posibilidad que llegue al exterior lo que se dice en la casa pueden albergar dudas. Más sobre las parrafadas que algunos sueltan en el ‘confe’. Una hora estuvo el otro día Mina, según su propia confesión. Pero es posible que no viéramos ni un solo minuto de eso. Sin embargo, lo escrito en el blog sale en bruto y de forma íntegra, tal como ha sido escrito. ¿Para qué le iba a hacer falta mandar mensajes cifrados en forma de abrazos? No es verosímil, aunque puede tratarse de una confusión. Depende de cada uno otorgar a esta concursante el beneficio de la duda.

Otro ejemplo: cuando Rubén afirma que necesita salir a la palestra para saber si la audiencia está con él creo que se olvida de que en esta revolucionaria edición ya van tres ocasiones en las que sin estar nominados han podido comprobar si al menos están entre los menos apreciados. Ellos no saben si se ha votado en positivo o en negativo cuando salió Petra y el pasado jueves cuando lo hicieron Cristian y Miguel. Si hubiera sido en negativo los expulsados por sorpresa serían los más detestados. Pero sea como fuera, no les han faltado ocasiones para recibir un cierto apoyo de la audiencia sin necesidad de ser nominados por sus compañeros. En cierto modo puede ser incluso más humillante salir como Cristian, siendo el menos votado en positivo por la audiencia que en una nominación donde la necesidad de proteger a los otros nominados puede hacer salir a un concursante muy a pesar de la propia audiencia votante.

En este último caso, Rubén utiliza un argumento manido poco consistente, aunque él mismo se da cuenta después de su error y recuerda esas ocasiones quedándose más tranquilo, lo cual no quita que siga deseando salir a la palestra. La diferencia entre los argumentos inconsistentes a los que me he referido en las líneas anteriores y aquellos que intentan explicar la animadversión hacia Maico es que estos son directamente mentiras, y las mentiras nunca llegan a viejas, como dijo Sócrates.

Maico no es el hippy que nos pintan Carlos o Carlota. El argumento de que no se corresponde ser hippy con tener ciertas costumbres en la alimentación, así como otros hábitos o determinados conocimientos, tiene de base una mentira. Y es que Maico nunca ha dicho que sea hippy. Ha explicado, eso sí, que tiene una caravana y ha vivido en decenas de países. También le he escuchado contar que ha recorrido a pie largas distancias y todos sabemos que camina descalzo porque es lo más llamativo en él. Su historia es llamativa partiendo de que nació en Australia, se considera italiano y vive en Murcia.

Escuchando hablar a Maico se aprecia ese crisol de culturas, y su actitud ante casi cualquier circunstancia denota una experiencia de vida complicada. Pero nunca ha presumido de nada. Y jamás dijo que fuera hippy, insisto. Esa es una etiqueta que le han puesto otros. Pasado el tiempo podrían rectificar su apreciación en lugar de acusarle de haber pretendido ser lo que no es, porque no lo hizo. Diría que se dejaron engañar por las apariencias, lo cual es error de Carlos y Carlota, no de Maico. El otro día intentaba Carlota poner en un brete a Maico preguntándole: “Pero entonces ¿tú qué eres? Porque muy hippy con la comida no pareces”. Maico respondía entonces: “¿Yo qué soy? Soy Maico. Hippy me llamaron aquí en la casa, yo no lo dije”. Touché.

Con concursantes de otras ediciones he tenido la sensación de que intentaban vender una imagen que poco o nada tenía que ver con su personalidad. Hubo a quien llamé “falso zen” y llegó a ganar el concurso de rebote. No debió compartir la mayoría mi opinión. Otro nos dijo que no veía nunca la televisión ni tenía teléfono móvil y luego pudimos comprobar que era profundo conocedor de ciertos formatos televisivos, como esos que llevan la palabra “shore” en su nombre. En algo de esto sí mintió Maico y fue pillado la primera semana. Dijo que no había visto casi nada Gran Hermano y enseguida observaron sus compañeros la incongruencia de esa afirmación y los muchos detalles que conocía de ediciones anteriores, aunque fueran recientes. Pero a diferencia de esos otros casos de los que hablo, en Maico esta mentira no parece formar parte de una falsa pose más general. No es lo mismo ir con un disfraz que simplemente llevar gafas sin cristales. Es la diferencia entre una gran simulación y pequeñas mentirijillas.

Ese Maico hippy del que me hablan solo está en la imaginación de quien le atribuyó tal etiqueta. Y ese Maico egoísta en el que tanto insisten no es el que yo conozco. Todos somos buenos y malos, afables y desabridos, esmerados y chapuceros, generosos y egoístas, el yin y el yang. Entiendo que Hugo se moleste con Maico porque al devolverles la comida no espere a que esté todo para llevarse lo que es suyo. Porque solamente se llevó su parte, sin quitarle lo suyo a nadie. Gabaldón no contempla la posibilidad de que se haya equivocado él con el pan de molde, el error tiene que ser de Maico sí o sí. No son razones suficientes para poner a Maico de egoísta, lo cual llevan haciendo desde mucho antes que las dos cosas referidas, ocurridas estos últimos días.

Maico demuestra su generosidad renunciando a la llamada telefónica pensando en el bien común. Es injusto que el jueves pasado fueran expulsados otros dos concursantes que también lo hicieron, y para el próximo están nominados el propio Maico junto a Pilar y Mina. Si la audiencia votante expulsa a Pilar el mensaje que estaremos transmitiendo a la casa es que se sanciona la generosidad premiando con la salvación a quienes no pensaron en el beneficio del grupo. Gracias a Pilar tienen comida, gracias a Hugo pueden cocinarla (en el choco del jardín), gracias a Maico se pueden asear y gracias a Yangyang pueden cambiar de ropa. Pues bien, no he visto a ninguno de los que levantaron el teléfono agradecérselo a esos compañeros. Ni un simple “gracias”.

Ese Maico egoísta que nos pintan es el mismo al que anoche en los posicionamientos le agradecía Yangyang que comparta con ella su comida. Confieso que no le he visto hacerlo y Yangyang es tirando a rarita para algunas cosas, pero no puede estar tan loca para decir algo así, más teniendo en cuenta que se había posicionado en su contra y se supone que debía explicar los motivos. Seguramente intentaba compensar comenzando con algo bueno. Sobre lo que dijo después me pasa igual que a Maico, no entendí nada. Me suele pasar con la china tanto como con él, todo hay que decirlo.

Si aíslo las dos principales acusaciones constatables a Maico (que es falso hippy y un egoísta), el resto son vaguedades sin fundamento, descalificaciones globales nunca explicadas. Anoche decía Cristian en el debate que algunas cosas se aprecian solo viviendo en esa casa. Tal vez no ha pensado que otras solo las apreciamos algunos aquí fuera. Por ejemplo, la lealtad de Maico, su humildad y el fantástico encaje que demuestra tener ante las críticas. Cuando salga Maico no le veremos nunca reventado, como estaban Cristian y Miguel en el Debate. Asumirá su destino y no creo que demude jamás su rostro, a veces serio y otras sonriente, pero nunca crispado como el de esos dos últimos expulsados anoche (no es el caso de Daniel, debo decir).

Maico es un hombre tranquilo cuyo principal pecado me temo que está siendo ser salvado cada semana y por un porcentaje muy pequeño de los votos. Eso ha ido disparando la imaginación de algunos de sus compañeros hasta fabricar un retrato robot que poco o nada se parece al original. Ese Maico del que me hablan es un personaje de ficción que intenta imitar al de verdad. Es como una de esas figuras del museo de cera madrileño imposibles de reconocer si no fuera por el cartel con el nombre del personaje. No conozco a ese Maico del que hablan.

Anoche se posicionaban Yangyang, Carlota, Carlos y Gabaldón contra Maico. Rubén y Hugo lo hacían contra Mina. Y, finalmente, las recientemente reincorporadas Laura y Miriam se ponían delante de la foto de Pilar. Ninguna sorpresa salvo, si acaso, el tono de los argumentos, en general bastante suaves, por no decir hipócritas. Rubén ha olvidado el tono enérgico contra Mina para contemporizar recurriendo a la socorrida explicación de “no quiero que se vayan los otros dos”. Casi todos se acogieron a ello, a excepción de Laura y Miriam, que acumulan demasiado veneno como para desaprovechar la ocasión para repartir un poquito. Especialmente llamativo me pareció el tono de Carlota con Maico. Hasta ahora había sido progresivamente más incendiario, hasta llegar a atravesar la línea de la mala educación. Sin embargo, anoche era de una suavidad inusual.

Que Carlota haya cambiado del tono incendiario a unas formas tirando a victorianas puede tener su explicación en las consignas dadas a esta concursante por su madre. Nada más volver a la casa el pasado miércoles le inquirió Rubén sobre si había estado aislada durante los cuatro días que estuvo fuera. La respuesta de Carlota fue que sí, pero ella misma ha descubierto posteriormente que no es cierto. Entre otras cosas ha contado que su madre le ha dado ciertas claves sobre el juego de algunos concursantes, particularmente de Hugo, a quien todos consideran ya el gran enemigo a batir. He asumido como parte de la famosa revolución en la que estamos inmersos cierta eliminación de las barreras del típico aislamiento, lo cual ha ido sucediendo gradualmente en las últimas ediciones. No me voy a quejar de ello, por tanto. Pero no deja de parecerme curioso, inquietante incluso, saber que estando Carlota atravesando un momento tan complicado había un familiar comiéndole la oreja con estrategias de juego en el concurso.

De manera que ante una experiencia como la vivida por Carlota su madre no tenía nada mejor que hacer sino hablarle sobre el planteamiento o la estrategia en el juego de otros concursantes. Esto, que no lograré entender jamás, me lleva a pensar si el cambio de actitud de esta concursante es fruto de su mala experiencia o le fue sugerido también por su progenitora. Sobre Maico ha pasado de “lo quiero fuera ya” a “no quiero que se vaya Pilar ni que se vaya Mina”. Llamativo cambio acorde con algo que le he escuchado decir al menos un par de veces este fin de semana: “En mi estado lo que más necesito aquí son risas”. Me alegro de que busque las risas y ojalá encuentre muchas con gran facilidad, pero el simple hecho de que mencione su experiencia para justificar actitudes suyas me parece jugar con fuego.

Carlota utiliza la dura experiencia vivida para justificar que en la prueba ha estado haciendo bromas y eso ha podido influir en que hicieran más de 20 fallos en hora y media. De alguna manera está metiendo en el juego algo que no debiera. Añado a esto el preocupante estado de nervios con el que nominó el jueves para terminar planteándome la pregunta sobre si está realmente preparada para continuar en este concurso. Espero que evite insistir en el error o me hará pensar que no.

Moleskine del gato

La discusión de ayer que enzarzó a Miriam con Carlos y Carlota me ha hecho pensar varias cosas. Primero que la monótona prueba está amortizada con una discusión que tal vez sea la más encendida de cuantas hemos visto en toda la edición. Además, Miriam ha justificado su regreso solo con este rifirrafe. No tenía razón ella, pero tampoco sus dos oponentes. A veces tener la razón está muy sobrevalorado, lo importante es que Miriam se los comió con patatas e hizo que Carlos cayera en la trampa. Ese es un triunfo indiscutible tras ver a Carlos perdiendo los papeles mandando a Miriam a tomar viento (dijo algo más explícito) y ella respondiendo: “Para decirme eso tienes tú que crecer varios centímetros”. Arrollador. Lástima que no decidan abandonar la prueba, como querían tanto Carlos como Rubén. Me relamo imaginando las posibles consecuencias que eso tendría.

Los porcentajes ciegos que conocimos anoche estaban así: 69,9 %, 27,5 % y 2,6 %. Si el más pequeño es Maico y el mayor Mina la reacción en la casa puede ser histórica. Sería un momentazo en la cumbre.

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