Han, demasiado listo

telecinco.es 10/12/2015 09:33

Hoy toca daguerrotipo de Han, el chino granadino que ha logrado ser bastante más que eso. Pero antes un brevísimo apunte de un día cargado de nostalgia en la casa. Al contrario de lo que se podía pronosticar tras el mal rollo introducido por los alegatos en contra de cada uno de los prefinalistas, el ambiente en la casa es ahora mismo el que cabía esperar a estas alturas. Nostalgia, recuerdo de los buenos momentos y muy poquitas ganas de más conflictos. Están saturados y necesitan un paréntesis de tranquilidad.

Esa calma chicha solo es rota por algún comentario de Carlos o de Sofía. Cada uno tiene su bestia negra y en este caso el primero arremete sin mucha gana (como es costumbre en él) contra Han, mientras ella lanza puyitas hacia Aritz. Carlos se alegró del alegato de Quique en contra de Han. Nadie lo esperaba, mucho menos tras las buenas palabras de su despedida desde plató. El buen recuerdo de Quique que tenía Han en la casa ha desaparecido de un plumazo.

“Me alegro de que lo vea más gente”, decía Carlos, arrimando el agua a su molino. Para este concursante, el chino es el más bueno y el más malo a la vez. Será el yin y el yang. Aunque los argumentos de Carlos más que de inspiración oriental son de un básico que asusta. La dicotomía entre el bien y el mal es más infantil en la medida que menos se desarrolla. Carlos no pasa de una mera formulación. “Pone caras de malo”, afirma. Y todo así.

Por su parte, Sofía sigue enganchada a eso que aquí llevamos remarcando desde el principio. El Aritz de las mil y una caras, aquel que se dice contrario a etiquetas mientras las reparte a su antojo, el mismo que acusa a los demás de ser superficiales y lo es más que nadie. Por no hablar de que señala el postureo ajeno. ¡Aritz hablando del postureo de otros! Ese que ayer mismo se quejaba de la mala calidad del wifi de los autobuses.

Se reía Sofía de Aritz cuando le comentaba Carlos lo que tarda en estar listo antes de las galas y programas nocturnos porque se tiene que maquillar. Entonces respondía Sofía: “El que no era superficial, si tarda en maquillarse más que yo”. Doy fe de que no exagera ni un poquito. Conste que me parece fenomenal que se maquille, aplique corrector de ojeras y pase muchos minutos delante del espejo retocando su barba o su peinado. Entre otras cosas porque tiempo es lo que menos les falta ahí dentro. Pero esto contrasta con que luego llame a Han superficial y le critique por estar tan preocupado por su imagen. No es solo que contraste... a ver cómo lo explico… bueno, pues vamos a ver, que da rabia infinita. O algo así.

Y sigo ahora con lo de Han.

Daguerrotipo de Han

Espontáneo, divertido, cariñoso, trabajador y con capacidad de mando. Han es eso y muchas más cosas. Sobre todo, me ha llamado siempre la atención su inteligencia. Lo he comentado alguna vez, Han lleva ocho años en España y no solo habla a la perfección nuestro idioma sino que conoce infinidad de giros, expresiones irónicas y frases hechas. Su acento es casi más granadino que chino, una mezcla especialmente llamativa. Además, cocina con una soltura y conocimiento que solo puede denotar una cosa: ha cocinado mucho y con gran interés por aprender las más variadas técnicas. Ese conocimiento solo se adquiere con mucha dedicación, lo cual resulta llamativo a su edad.

Han es listo además de inteligente. Posiblemente es el que mejor ha sabido leer el concurso, pero nunca alardeó de ello. Como buen jugador, sabe que no se deben enseñar las cartas. Eso es básico y lo ha sabido aplicar muy bien, sin dejarse llevar por indebidas tentaciones. Su juego ha estado siempre oculto y protegido por él mismo. Eso es lo que imagino, aunque confieso mi fascinación por no haber podido descubrirlo. Se encargó bien de ocultarlo con el manto de su histrionismo.

Sí he podido intuir un especial interés en ir dejando que los demás descubrieran sus debilidades. Por eso se convirtió en el mejor de los entrevistadores en la radio. Ahí supo darles su espacio y crear el ambiente necesario para que cada cual se mostrase. Es una estrategia paciente, muy acorde con algunas filosofías orientales. Lo bueno de Han es que, a diferencia de otros, no se sentó en la puerta de su casa para esperar a ver desfilar el cadáver de su enemigo. Prefirió hacer la espera más amena haciendo cosas. Sobre todo, se dedicó a intentar conquistar al hombre que después de todo lo sucedido le debe seguir fascinando. Esfuerzo inútil, por otro lado.

Hablaba Carlos ayer del Han bueno frente al Han malo. Todos tenemos esa dualidad. Ya dije antes que es un análisis básico hasta decir basta. En esto no nos vamos a poner de acuerdo porque cada uno lo ha visto a su manera, pero nunca le vi maldad. Pudo tener picardía y una intención retorcida en ocasiones. El simple hecho de esperar el fallo del contrario puede ser malinterpretado. No lo hará así todo aquel que haya practicado algunos deportes. El tenis moderno se basa mucho en confiar en no bajar el tono y la potencia propia mientras se espera el fallo del contrario.

Si estigmatizamos al estratega, como se hace con tanta frecuencia en este programa, Han sería un diablo. Personalmente, creo que es sencillamente un tipo muy listo. Demasiado listo, posiblemente. No he sabido ver su maldad. Es más, destacaría su generosidad a la hora de perdonar insultos y humillaciones. Aunque en esto creo que actuó cegado por un cariño infinito. Ese extraño bálsamo que te hace ver lo mejor del otro, aplicando un filtro a su peor cara. Solo un antídoto de realidad puede hacer que caiga esa máscara. Dicen que ese antídoto se llama desamor.

Por eso definiría a Han como cáustico e incisivo, pero sin maldad. Es histriónico, tan exagerado en lo malo como en lo bueno. Capaz de pasar del llanto desesperado al frío análisis de las nominaciones. Esto puede hacer que se presente ante nuestra retina como alguien frío y calculador. Posiblemente sea frío, lo cual contrastaría con la pasión que demostró tantas veces. En cuanto a calculador, creo que lo es respecto al juego y poco más. Cierto que adivinó casi siempre lo que nominaron los otros. Me refiero a aquellas épocas que nominaban en la privacidad de la sala de confesiones. ¡Cuántos recuerdos! Mucha nostalgia de esa época de un Gran Hermano fiel a sus principios. El de siempre, el de casa. Y eso.

¿Qué ha sido lo peor de Han? Me refiero a aquello en lo que podríamos poner de acuerdo a una mayoría. Ayer pedí ayuda para escribir esto porque con la figura de Han algo puede hacer que pierda perspectiva. Necesitaba que me dijeran lo malo más que lo bueno. La ayuda me ha sido muy útil y estoy agradecido por ello. Han sido tantas las ideas que solo he podido hacer una lectura en diagonal, pero suficiente. Puedo equivocarme, pero diría que lo más repetido entre las cosas negativas es la falta de lealtad de Han.

Más que desleal le veo incapaz de guardar un secreto. Eso es peligroso y le pudo perjudicar a él tanto como a quienes hubieran depositado su confianza en alguien que no es difícil imaginar como un tanto deslenguado. A Han le pierde el petardeo, muchas veces. Ese lado de diva, del que tanto presume, pesa mucho. El personaje pudo con la persona en ocasiones. En eso se parece a su alter ego en la casa, que ha sido Aritz. Uno esconde su realidad tras unas gafas sin cristales y el otro debajo de un sombrero.

El personaje Han devorando a la persona ha conseguido alejarlo del maletín. Estaría en sus manos si hubiera sido capaz de tocar la fibra sensible del espectador mostrándose más humano, un poco más real y con menos histrionismo. Ha estado a poco de lograr arrebatar el corazón al espectador. Y cuando eso pasa no hay quien logre quitarle el premio al protagonista de tal hazaña.

Su relación con Aritz ha marcado el paso de Han por el programa. Ha sido para bien y para mal su gran trama. Casi la única trama de este concursante. Una historia que ha terminado resultando cansina por repetida. La falta de evolución terminó quitando todo interés a una relación especial, incomprendida por muchos, cuyo principal inconveniente no es su naturaleza sino la negación de uno de sus protagonistas. Aritz no solo negó la evidencia respecto a su singular relación con Han, también sometió a este a la tortura de irse bandeando entre el cruel machaque y los cariños o caricias más o menos visibles.

Visto desde la perspectiva de Han, que hoy toca esto, veo acierto y error en la forma de afrontar esa relación que tiene tantas cosas poco comunes como otras extraordinariamente identificables. El acierto fue que Han no modificó nunca su comportamiento. Más allá de decir hoy que Aritz había jugado con sus sentimientos y negarlo mañana, lo cual es fruto del amor y su deseo de no enojar al otro. Han evitó siempre todo lo que pudiera oler a ruptura.

Mantenerse fiel a su personalidad ha sido un logro admirable de Han, según mi modesto juicio. No solo siguió intentándolo hasta el final, inasequible al desaliento, sino que en los malos momentos se mantuvo fiel a sí mismo, no plegándose nunca a las exigencias de su alter ego. El error fue, precisamente, esto mismo. Algunos acusan a Han (como hacen también con Sofía) de haber intentado imitar a Paula (GH 15). Sabemos que es un gran admirador y no ha parado de recordárnoslo repitiendo su “muero de amor”. Si así fuera, le ha faltado una ruptura irreversible con Aritz. Han no tuvo nunca sus “cuatro putas horas”.

Han decidió perdonar siempre, dejándose comprar con unas cuantas caricias. Ya podía estar herido en su orgullo después de escuchar que es un enfermo y otras lindezas semejantes que todos recordamos. Si después de eso volvía Aritz a los mimos y las caricias, como siempre sucedió, estaba todo olvidado y perdonado. Y así una vez tras otra. Es un error mayúsculo, sin ninguna duda. Tan grande como entendible. Como dice cierto chiste: “el amor es ciego, pero los vecinos no”.

“No te hagas la víctima”, le decía la persona que lo estaba convirtiendo en víctima. Por eso tengo dificultad para ver el peor lado de Han. Porque, como en ‘El Álamo’, esa película un tanto reaccionaria que cito con frecuencia, no sería capaz de “estar contra un grupo acorralado”. Tampoco de ponerme en el lado contrario de la víctima. Sé que muchos no estarán de acuerdo con esto, pero lo veo así. La historia de Han ha sido, desde muy al principio, la de un hombre cuyo destino es la derrota.

Han fue humillado y despreciado, mancillado en su honor y traicionado en su confianza. No tengo la menor duda de que volverá a pasar. Dentro o fuera de esa casa. Solo tengo la confianza, por su propio bien, de que alguna vez romperá ese cordón que le une a la otra persona. No habrá entonces más caricias ni mimos. Y ese día llegará. Será mejor así para los dos. Aunque nadie les quitará ya el tiempo vivido. Ese tiempo de rosas que, como en la canción de Serrat, quedará en “un rincón, en un papel o en un cajón”.

Me quedo con el recuerdo de un Han acompañado de cierto enigma. Capaz de enloquecer con nimiedades y quedarse hierático ante momentos y situaciones clave. También con sus momentos junto a Marta, tal vez los mejores. Y con el Han colaborativo, el puñetero, el mandón, el que buscó la mejor sombra para cobijarse. O ese al que casi nadie acusó de bienqueda, pero intentó llevarse bien con casi todos, salvo un par de excepciones. Y me quedo con el Han de su vídeo de presentación, que volvimos a ver el otro día. En muchas cosas no ha cambiado nada. Y así le voy a recordar.

Moleskine del gato

Solo una cosa del otro lado del océano antes de recordar lo de la fiesta de esta noche. En México, Rox ha sido expulsada justo antes de la fase final del concurso. La DJ salvaje que conquistó a Vera (no sé si al contrario, me da la impresión de que no) se queda a las puertas de ser finalista, como le pasó hace una semana a su amigo español.

La expulsión de la mexicana Rox queda ensombrecida por otras dos expulsiones disciplinarias. La pelea entre ‘Shira’ y Ana vino porque esta última no quiso darle un cigarrillo. Ana ha sido expulsada por violencia verbal y ‘Shira’ por violencia física al haber tirado una jarra de agua a los pies de Ana. El vídeo (https://www.youtube.com/watch?v=EBJFdPLuLs0) muestra un momento de violencia intolerable bien sancionado por el programa.

Esta noche tenemos una fiesta, como siempre de la mano de Mercedes Milá. La fiesta tornará en drama para dos de los prefinalistas, porque esta noche serán dos las expulsiones. Los menos votados saldrán de la casa, perdiéndose más de una semana de encierro. Es difícil hacer previsiones porque son cuatro los concursantes casi empatados en zona de peligro. Suerte para todos.