Tenemos edición

telecinco.es 14/09/2015 07:50

Del “a quien digas tu secreto siempre estarás sujeto” hemos pasado al “si lo cuentas restaremos 100.000 euros al premio final”. Y, oiga, ese recorte es mucho recorte. Una tercera parte, que teniendo en cuenta lo que se lleva Montoro termina dejando el premio en nada. Por fin llegaron a nuestro Gran Hermano las sanciones dinerarias. Inteligente decisión, que anula la tentación de contar el propio secreto si quieren ser expulsados, y ataca de forma directa a una de las razones fundamentales para convertirse en concursante. Porque, seamos sinceros, lo de “vivir la experiencia” está muy bien, pero sin premio de por medio no se prestaría ni el tato.

El Gran Hermano de los secretos era tal como lo imaginamos. Nos hubiera decepcionado si no hubiera sido así. De acuerdo que en otras ediciones hubo concursantes que debieron guardar un secreto, pero esta vez la trama se multiplica y afecta a todos, o casi todos. Y no deja de haber espacio para la duda, lo cual me hace imaginar que Sofía no sea en realidad hija de Maite (esta tiene un acento navarro que no aprecio en aquella) o que Aritz sea todo menos el bohemio desactualizado que aparenta y viva pegado a un iPad como si de una prolongación de su brazo se tratara. Es pura fabulación, y estoy casi convencido de que no puede ser. Pero la imaginación se me dispara.

Ahora bien, hay una cosa clara: el espectador ha sido cómplice de algunos de los secretos, pero no de todos. No descarto que incluso nos hayan podido engañar con alguna de las tramas. Es más, hay secretos que directamente se nos han escamoteado, sin ningún disimulo. Amanda, Enrique y Carolina mantienen su secreto también de cara al espectador. No se me ocurre por donde va lo de Amanda (‘yoísta’ convencida), o lo de Enrique (médico que se cree el primero en la historia del programa); pero sobre Carolina me han llegado conjeturas varias: desde que es transexual hasta una posible sordera (se toca mucho el oído izquierdo). También pensé en algo relacionado con su enjuta figura. Las dos claves que tenemos sobre su historia se me antojan contradictorias. Su padre habló de “superación” en el vídeo de presentación, y Mercedes Milá sobre algo que “no todos entenderán”. Me da vueltas la cabeza.

La realidad reformateada que es siempre nuestro querido reality queda así retorcida en un juego que nos va a tener entretenidos unos días. Entretenimiento asegurado para el arranque de esta edición, lo cual es una inteligente opción. Por suerte, el entretenimiento transciende la propia propuesta de secretos y engaños. Y lo hace gracias a un casting que empezaremos pronto a valorar positivamente. Esta madrugada ya hemos tenido algo más que indicios para ser optimistas. Desde una Raquel que empezó a hablar de las críticas de Marta a algunos concursantes en otras ediciones, aclarando debidamente que su redactora le advirtió que no hablara de eso, hasta la rajada nocturna entre Maite y Sofía (madre e hija), quienes confesaban que no les cae bien nadie, concentrando la inquina especialmente en Marta, a quien Sofía (clon notablemente mejorado de Elena Furiase) llamó “pringada”. Maravillosas arpías que deben permanecer en la casa a toda costa.

Leí a alguien decir que esta madrugada había valido más que toda la edición anterior. Posiblemente exageraba, más teniendo en cuenta que aquella vez tuvimos la madrugada más apasionante de la historia, aquella de las “cuatro ***** horas”. Pero está claro que el casting parece interesante. Desde Han, el chino gay, hasta Suso y su risa imposible. Con estos mimbres, las tramas de engaños y secretos quedan en un segundo plano. Tenemos edición, amigos.

Algunos están poniendo la pega de que hay mayoría de catalanes y andaluces. No me parece inconveniente. Tal vez sea una forma de promocionar la película “Ocho apellidos catalanes”, secuela de la exitosa “Ocho apellidos vascos”. De la cinta anterior tenemos a Aritz como representante. Quien pueda pensar que el de Bizkaia tiene un nombre raro es que no se ha fijado en el de Niedziela, equilibrista del Circo Raluy (en algunos sitios he visto que la llaman Nigela, pero eso es más fácil de escribir en los mensajes para expulsar). La monociclista, que actúa junto a su hermana, ambas del clan Raluy, comparte secreto con la fisioterapeuta Raquel, aunque ninguna de las dos lo sabe. Cada una por separado cree que tiene un secreto conjunto, y exclusivo, con Vera (“Soy muy de la broma”). Son los únicos tres concursantes que conocen el otro jardín de la casa (con jacuzzi y aparatos de gimnasio). Para algunos un vergel de valor incalculable ahí dentro. A ese lugar de la casa se llega atravesando la chimenea de uno de los dormitorios o por una puerta "secreta" del confesionario.

El secreto de Vera, Raquel y Niedziela es tal vez el más simple y sencillo de mantener. Al menos sobre el papel, hacer como que no conoces a un chico que acabas de conocer no parece complicado. Otra cosa es que en la práctica se complique la cosa, y se me antoja que es Vera quien tiene las de perder al mantener un doble engaño. Niedziela habla como Tamara Falcó, aunque sospecho que rivaliza en ello con Ivy, que a veces también me recuerda hablando a Paula, ganadora de GH 15. Ivy es mexicana y vive en Barcelona, lo cual la convierte en una especie de reedición de Papirrín. Espero que dure más en la casa, entre otras cosas porque es firme candidata a protagonizar el deseado intercambio con el Big Brother México que comienza dentro de una semana.

Ivy (se llama Tania en realidad) fue sorprendida por su novio Carlos y su perro dentro de la casa. Le hizo más caso al perro que al novio y cuando este le pidió matrimonio su respuesta fue cualquier cosa menos entusiasta. Bien es cierto que Carlos le propuso que se casaran porque “llevamos dos años saliendo y nos llevamos bien”, lo cual tampoco es muy expresivo. Por suerte añadió algo de estar enamorado, aunque ella a esas alturas estaba ya en estado de shock. Aunque bien mirado, creo que su pasmo fue anterior, porque al ver la doble visita no se le ocurrió preguntarle a Carlos qué estaba haciendo allí, sino que le saludó con un formal “¿qué tal estás?”.

Ivy habría imaginado una boda más pomposa, especialmente considerando que estudia ADE y en su vídeo de presentación portaba un Apple Watch (nótese mi envidia). Lo de que hable un poco a lo Tamara Falcó no nos vino de sorpresa. En teoría les casó el juez que convirtió en estrella GH VIP. Y hablo de teoría porque solamente escuché decir que se habían “comprometido” en directo. No soy jurista e ignoro la terminología legal, pero entiendo que no es lo mismo estar comprometido que estar casado. Sospecho que el papel firmado por los supuestos contrayentes era el pedido a la pizzería para el equipo que anoche hizo un impecable trabajo en Guadalix.

Si Ivy llega a decir “no quiero” tiene medio maletín en su mano desde ya. Su secreto, compartido por el perrito, es hacer como si no conociera de nada a Carlos. De momento, vi al perro zalamero con todos los concursantes, pero un poco más con el supuesto recién casado. A Ivy le pega más su perro que a Suso su chihuahua. Esta edición parece un poco el ‘Gran Chihuahua’ porque Amanda tiene otros dos. Vale lo de esta última, pero hubiera imaginado al machote vigoréxico de Suso con otro perro.

Maite tiene que guardar un doble secreto. Por un lado, ella y su hija Sofía deben ocultar relación familiar alguna. Por otro, debe hacer pasar a Suso como hijo suyo. Se lo tomó muy al pie de la letra y no paró de repetir en toda la noche eso de “es mi hijo”. De protegerle como una madre pasó poco menos que a acosarle. Unas horas más tarde se confesaba con Sofía: “Si está bueno mi hijo. Me lo tiraría ahora mismo”. Maite es una mezcla entre Pilarita y Lydia Lozano, además de una de esas mujeres inadaptadas a su edad, queriendo aparentar ser la más joven del grupo. Por momentos la vi pasando de acosar a Suso a intentar semejante maniobra con el chino Han. Cuando a este le preguntaron en inglés si tenía novia respondió que era gay. Maite lo tachó de la lista entonces y cayó en el lugar común de decir: “Me llevo muy bien con los gais”.

La diferencia de edad entre Maite y Suso no es inconveniente dado que en la vida real se quedó embarazada a los 16. El dato sería irrelevante de no ser porque Sofía dice tener 19 años y su madre 46, aunque jugó con el equívoco al revelar su edad. Maite pasó por los 32, 36 y 46 años, quedándose definitivamente con los 46, aunque al resto de concursantes ha dicho que tiene 39 para hacer más verosímil su parentesco con Suso. El caso es que embarazada a los 16, como muy tarde dio a luz con 17, más 19 años hacen 36. Menudo lío.

De maternidades va la cosa porque a Marina nos la presentaron como la primera concursante que entra con un bebé. En su vídeo de presentación dijo que “Juan está con nosotros desde enero”, con lo cual esperábamos ver una criatura de ocho meses, algo más de lo que parecía tener el bebé que sostenía en brazos en unas imágenes. Luego, en la casa, Marina ha repetido que su niño no tiene ni un mes (en teoría nació el 15 de agosto), narrando con bastante detalle su experiencia en el paritorio. Por su nivel de conocimiento pareciera que ha sido madre de verdad, aunque la sospecha generalizada es que en el cochecito con el cual entró en la casa no había un bebé.

El supuesto hijo de Marina vivirá en una estancia sin cámaras de la casa a la que solo tendrá acceso su madre. Cuando tuvo la ocasión de despedirse ni siquiera sacó al niño del cochecito, protagonizando el momento más frío de la noche. O el carrito iba vacío o Marina es una de esas fanáticas de los bebés Reborn (muñecos de corte hiperrealista), que llegan a creerse madres de verdad. La trama es una de las más llamativas, y en algunos aspectos causa escalofríos.

La trama del chino Han duró menos que un rollito de primavera a la puerta de un colegio. Tenía que hacer creer que solo habla chino. Salvo Ivy, creo que a estas horas todos tienen más que sospechas. A Vera, por ejemplo, le pareció escuchar como la traductora en plató reproducía palabras de Han que venían a revelar el engaño. El chino de Armilla (Granada), el pueblo de Rosa López, estudia ingeniería y dice que quiere ser ingeniero. De ser chino no dice nada porque ya lo es.

Y quedan los casos que, por una razón u otra, me parecen singulares. El secreto de Aritz es que no tiene secreto, lo cual le pone en una posición de cierta ventaja. Marta, a la que conocimos el jueves pasado en la rueda de prensa de presentación del programa, sabe parcialmente los secretos de los demás. Podría tener también por esto algo de ventaja, pero no sé por qué se me vislumbra que no lo va a saber aprovechar. Y luego está Muti, la tableta de chocolate (dicho por él mismo, dando pistas sobre el color de su piel) que viene de Sevilla, es amigo de los gemelos Montoya (según se dice en redes sociales) y al que nos presentan como el concursante invisible.

La trama de Muti es mucho más interesante de lo que parece. A poco que se relajen sus compañeros, su invisibilidad le va a permitir tener acceso a conversaciones entre concursantes en las que revelen sus secretos. No sé si esto es posible en cualquier estancia en la casa, o solamente en el salón, donde Muti puede estar confinado en su invisibilidad. De hecho, esta madrugada ya descubrió a Maite y Suso. “Ah, ¿que no es tu madre?”, le dijo a Suso por sorpresa. Si alguien descubre un secreto, la sanción es relativa a las nominaciones. “Quedarán en inferioridad de condiciones a la hora de votar, teniendo menos puntos que el resto de sus compañeros”, explicó Milá. A Maite y Suso solo les puede salvar que Muti apueste por otro de los secretos, ya que cada concursante solo puede intentarlo en una ocasión.

Basta con comprobar en mi narración lo mucho que dio la gala de anoche para darnos cuenta de hasta qué punto fue un programa extraordinario, entretenido como pocos y con una Mercedes Milá que está mejor que nunca. Solo una pequeña pega. Si es verdad que Suso fue pretendiente de Mujeres y hombres y viceversa no me agrada nada. Otra cosa es que Sofía fuera novia de un tronista, o similar. Pero la relación directa con la televisión creo que debería ser motivo directo para no ser considerado en los castings. Es mi humilde opinión de observador.

En todo caso, no puedo pedir más. Una gala de presentación amena e intrigante, posiblemente la mejor primera noche en la historia del programa y un casting que anuncia grandes cosas. Me relamo, amigos, me relamo.

El moleskine del gato

La frase de la noche, por repetida, fue la de Maite sobre el hijo sobrevenido que tanto entusiasmo temprano despertó en ella. Pero no se queda atrás otra de la madre del invisible Muti. Dice así la madre de este concursante: “Defectos tiene los defectos de él”. Menos mal que no tiene también los de su vecino. Eso sí que es suerte.

Y dejo fotografía de cómo solía ver Niedziela las galas de Gran Hermano en su casa. Postura cómoda, sin duda.

Esto ya empezó. ¡Y de qué manera!

[Imagen de Niedziela gracias a @Tito_Soy]

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