La épica de la venganza

telecinco.es 25/06/2013 09:03

No se puede admirar una obra de arte a dos centímetros de distancia. Desde tan cerca apenas se adivina la belleza en la Venus del espejo y casi se llegan a ver restos de las fibras del pincel. Tampoco sentiríamos vértigo ante el abismo si no podemos verlo con un poco de perspectiva. El abismo y la nada se igualan cuando no tenemos ninguna referencia. Valga la comparación, no del todo precisa, con un programa de entretenimiento como Gran Hermano, que para muchos es bastante más que eso. Con la mínima perspectiva de tan solo cinco días (menos, incluso), no veo los negros nubarrones que algunos pintaron nada más empezar la decimocuarta edición. Tampoco tengo vértigo ante un abismo inexistente.

La edición que dimos por acabada el jueves pasado, y que hoy tendrá el debate final que cierra definitivamente estos cuatro meses y medio, no ha sido ni tan mala como hay quien quiere hacernos ver, ni tan buena como hubiéramos deseado. Esto es lo que quiero decir. Los últimos días no solamente me han servido para recuperar mi vida, sino también para repasar algunos momentos de los vividos en todo este tiempo. He visto, por ejemplo, la primera gala completa. He de decir que tenía peor recuerdo. No sé. A ver si logro hacerme entender. Cuando terminó esa gala de presentación tuve la sensación de que no había sido un programa para recordar. Pero visto hoy lo aprecio de forma bien distinta. Cuestión de distancia.

Supongo que igual me pasará con la final. Tampoco puedo asegurarlo. Lo que sí puedo decir es que haciendo el ejercicio de recordar los mejores momentos de la edición para un ranking que publicará esta semana un número especial de la Revista Oficial de Gran Hermano, en la doble página que he venido firmando todas estas semanas (un sueño de trabajo que agradezco a todos cuantos lo hicieron tan sencillo, sobre todo a Cristina Abel), puedo asegurar que son muchos y jugosísimos momentos los que recordamos ahora. Gracias también a todos cuantos me ayudaron a recordarlos. Sois lo más.

Este ha sido el Gran Hermano de los guisantes congelados, que proporcionaban humildad a Iván 'Manero'. El de Adrián preguntando dónde acaba el Camino de Santiago. El de Miriam quedándose con que sus perros están bien después de haber medio roto con su novio por teléfono. El del guantazo de Leti a Miriam cuando se despidió diciendo que ahora iría a "zorrear". El de Lorena pasando miedo por si pasaba algo viendo a dos compañeros durmiendo en el salón. El de Mercedes entrando en una casa habitada por concursantes por vez primera. El de Desi dando vueltas a la tablet, Argi generosa quitando importancia a lo del maquillaje y Álvaro bondadoso hablando de ella con cariño y emoción. El de Eva llamándose Eva a sí misma, mientras su novio se inventaba un trauma infantil por el que se hacía llamar Ana.

En el comienzo fue Superman Álvaro, que hizo caso y se tiró sin agarrar la tirolina. Luego Susana y Argi haciéndose eco del ‘susargismo’. O Argi preguntando si Desi tenía pito. Y si era pequeñito. O grande. También la misma Argi diciéndole a Gonzalo que es "un mierdas". Ella y sus ‘Argifacts’. Luego algunos se preguntaban por qué la veíamos ganadora. ¡Si estaba bien claro! Pero una broma lo truncó todo. Y cuando digo todo quiero decir todo, en realidad. Por suerte, Susana no se torció y supo luchar por el maletín poniendo a los manipuladores donde se merecen, sabiendo diferenciar la morralla, eligiendo creer a quien debía. Aunque lo mejor de la flamante ganadora es que logró infundir el miedo a Kristian. ¿Tú antes no eras graciosa? Espera, majo. Espera un poco a ver si te hace gracia esto. Mira, mira. Es un maletín lleno de dinero. Gracias y adiós muy buenas.

Aunque si tuviera que destacar algo sería la épica de la venganza tras el regreso de la alfombra. No quisiera hacer de menos a Susana, merecidísima e indiscutible ganadora. Sucede que si no hubiera sido por Igor esta historia quedaría escrita de otra forma. No sé si mejor o peor, pero a buen seguro que con menos emoción. Él levantó la edición cuando íbamos por los tres meses, momento crítico donde los haya. No hablaré de cómo me empiezan a doler los dientes, la espalda o hasta el aliento (es una licencia poética, recuerdo de grandísimo Miguel Hernández) cuando llegamos a los tres meses. La falta de sueño y descanso hacen mella a esas alturas, si bien según se va acercando el final voy dejando atrás los males sin remedio. Lo cierto es que en ese momento de concurso regresó la alfombra. Esa donde Sonia había ido metiendo la porquería. No podía ser más gráfica la descripción, idea del propio Igor.

Me gustan los concursantes que son buenos guionistas. Igor lo ha sido, demostrando ser valiosísimo también por eso. Imagine el lector que nos quedamos sin ver la cara de Sonia cuando entrando al ‘confe’ vio dentro a Igor. Esa mezcla entre estupor y pánico serigrafiada en su rostro. Sin ninguna duda, uno de los momentos más enormes de las catorce ediciones. Televisión de primera. Y de verdad. Verdad verdadera, en esta ocasión. Después vino el discurso pausado de Igor, que a tantos decepcionó por haber pecado de suave y poco contundente. Siento decirlo, pero creo que estaban muy equivocados. Las formas no dejaron ver el fondo, como ese cartel de ‘Paisaje pintoresco’ que no nos deja ver el paisaje. Lo más fuerte que dijo Igor fue: “Me has decepcionado”. Era verdad. Su verdad. Una verdad desnuda e incuestionable. Tan solo expresaba un sentimiento. Devastador.

Ahí comenzó Igor a construir la épica de la venganza, que marcó su regreso al juego y dejó una huella indeleble en esta edición que más de uno estuvo a punto de dar por desahuciada. Una venganza tranquila. Sin ira. Sin otras armas que la devastadora realidad. En ese momento, Igor comenzaba a convertirse en paradigma de este formato. ¿No queríamos realidad? Tómala. Sin receta y sin límites. Sin fórmulas magistrales. En bruto. Desprovista de decorados. A las bravas. Con pantalón gris, chaqueta casi blanca y camiseta blanca de cuello en pico afrontó uno tras otro los duelos. Como un ritual.

Ningún duelo fue como el primero. De alguna manera, esta era una historia escrita del revés. Decía el director de cine Cecil B. DeMille que una buena película tenía que empezar con un terremoto y luego ir hacia arriba. En estas presentó a los estudios que le tenían contratado un guion que comenzaba con el hundimiento de un barco. Como no había presupuesto tuvo que comenzar con imágenes de los supervivientes recibidos por los familiares en el puerto. Luego la película iba hacia arriba, como quería el director. En nuestro caso, la película fue imparable para arriba porque Igor le había quitado el freno, ese freno castrador que nos privó de tramas y momentos emocionantes y genuinos. Los duelos nos trajeron lo que estábamos esperando.

Tres duelos de los que salió triunfante. Cuando volvió a la casa repescado por los votos de la audiencia, esos votos que le hicieron el más deseado, supe que no ganaría. Tras traer el inmenso argumento que es la épica de la venganza supe que pasara lo que pasara ya era el ganador. Pudiera llegar o no. Le entregase Pepe Flores el maletín a él o a otro compañero. Desenmascaró a Sonia y a los gemelos. Acabó con ellos y con Kristian. Lo hizo todo con precisión de cirujano y sin perder las formas. No se le podía ir esa ocasión, por lo que la abordó como se amarra a un pajarillo: ni demasiado flojo para que no escape, ni demasiado fuerte para que no se ahogue.

Cuando dentro de unos meses me dé por rememorar esta edición de Gran Hermano no podré evitar recordar ese rostro de Sonia entrando en el ‘confe’ y enfrentándose a su bestia negra. Y los encuentros de los candidatos a la repesca. ¡Qué fin de semana, amigos! ¡Qué grande! Si alguien no piensa que solo por esto ha merecido la pena esta edición es que no lo vivió como hicimos muchos. Esa tarde de viernes llena de tensión, con Miriam desatada y casi fuera de si, contando lo habido y por haber y recomendando a Sonia que no tirase cosas. No exagero ni un ápice si digo que me tiré por el suelo riendo. Me duró la risa floja hasta entrada la madrugada. Una hemorragia de satisfacción. Como un castillo de naipes cuidadosamente construido tambaleándose con un soplo, todo empezaba a desmoronarse.

Ni el mejor de los guionistas de ficción hubiera podido escribir esta trama. Ni el mejor entre los mejores. Lo firmo y lo rubrico. Benditos los que tomaron la decisión de facilitar esta trama, en buena medida provocada por la decisión de plantear la repesca de ese modo. Hasta llegar al encuentro de Igor con Sonia. Otro momento espectacular. Sin precedentes. Media España debió paralizarse esa mañana. Como con una final de un Mundial de fútbol. ¿Qué digo? Mucho más. Se iba a producir el segundo encuentro. La imagen viva de la derrota era Sonia saliendo de esa sala a punto de explotar por la tensión y diciendo que no había parado de gritar el muy cabrón. Y ahora debo decirlo de nuevo. Si fuera un cabrón sería nuestro cabrón.

Por todo esto que cuento es que no me preocupa lo que vayamos a ver esta noche. El debate fue grabado el pasado jueves y la orden expresa del programa a quienes participaron en el mismo fue no revelar nada hasta después de visto. Me parece elemental, entre otras cosas porque nadie quiere que le cuenten la película antes de verla. Solo me he enterado de que fueron casi todos a por Igor. ¡Normal! ¿Acaso esperaba alguien otra cosa? ¿No pasó eso mismo con Pepe Herrero o Iván Madrazo? Claro que pasó. Eso también le hace ganador en su categoría de segundo finalista de esta edición. La historia conocida por todos. Personalmente, este gato de vuelta de casi todo no va a sufrir esta noche. Lo veré divertido, porque vosotros y yo sabemos quién nos regaló este último mes y medio de disfrute y diversión.

Me han preguntado muchos amigos si habrá Gran Hermano 15 y por qué Mercedes se marchó de la forma que lo hizo en la última gala. Sobre lo primero no creo que nadie pueda hacer un pronóstico sensato. Será lo que digan quienes mandan en esto. Nuestros jefes máximos proveerán. En cuanto a lo segundo, interpreté como un gesto teatral lo de irse por el ojo, de la misma forma que por ahí entró en la primera gala. La primera y última imagen de este Gran Hermano son parecidas, saludando al pie de la escalerilla, entrando y/o saliendo por la puerta del ojo. No veo más, aunque no soy portavoz de nada ni de nadie. Solo expreso mi impresión personal. Y digo más: me gustó el detalle. En una final tan falta de gestos, que alguien se ocupara de un detalle como ese me parece apreciable.

Digo que no sé si habrá otra edición, pero no creo que haya mucho lugar a dudas. El programa ha funcionado, incluso enfrentado con las propuestas estrella más novedosas de la competencia. Su eficacia queda demostrada y el audímetro no hace justicia a programas que muchos ven a la carta al día siguiente. La audiencia se fragmenta en unos casos más que en otros. En todo caso, su fuerza ha quedado patente una vez más. Lástima que el fútbol nos haya quitado tres o cuatro semanas más de programa. Eso ha dejado un mal sabor de boca, aunque también creo que ha terminado en un buen momento, marchándose por todo lo alto, tras la trama más importante y atractiva de toda la edición. No hay mal que por bien no venga.

Por cierto, dejo por ahí arriba la caricatura de Argi y un poco más abajo la de Nacho. Con ellos dos completamos la galería de esta temporada, gracias al arte y el talento de Javier B.V. Mañana pondré un póster con el resumen de todas las caricaturas.

Test del loco furioso y homicida

Hoy no traigo moleskine porque he dejado de tomar notas hace días. Por eso he decidido acabar este escrito de hoy, preludio de lo que será un análisis del debate que veremos esta noche, con algo especial. Propongo a nuestros lectores un juego que servirá para analizar nuestra personalidad, motivaciones y condicionantes. Al tiempo, es un juego multiplataforma para el que voy a pedir la participación de dos formas distintas.

Antes de nada debo contar una breve historia. Fijaos bien en ella. Recomiendo leerla un par de veces y pensarlo bien para no contestar antes de tener formado un juicio claro y terminante. Luego explico cómo y de qué manera hay que contestar. Y, por supuesto, cuál es mi pregunta. Esta es la historia:

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Altar iluminado. Boda. Los contrayentes van de viaje de novios y la felicidad les sonríe ampliamente. Regresan del viaje y prolongan su “luna de miel” unos años. Hasta que el marido comienza a frecuentar relaciones con amigos, alternar en cafeterías y fiestas, y abandona en una medida más alta de lo prudente a su mujer.

La mujer se siente sola y abandonada, y por ello, para mitigar su soledad, comienza a dar grandes paseos por el pueblo, y atravesando el río por el puente se va a refugiar al bosquecillo que hay a las afueras del pueblo, y logra así distraerse viendo las aves y los arbustos y paseando al sol.

Un día conoce a un joven que tiene costumbres análogas a las suyas y nace entre ellos una gran amistad. A su lado ella se siente nuevamente mujer y querida. Ni que decir tiene que sus paseos tienen ya una doble intención: distraerse y verse con el joven encantador del bosque.

Vive cerca del puente un loco furioso y homicida que mata sin piedad a los que atraviesan el puente una vez anochecido. Es un loco de la noche que, influido por la luna, espía a los que atraviesan el puente y les descerraja un tiro sin contemplaciones.

Un día ella se olvida por completo del peligro que ha de correr, y entusiasmada con su amigo, les llega la noche en el bosque. Al volver hacia su casa se ve al loco en la ventana con la escopeta dispuesta.

Tiene un amigo poeta que vive cerca y que sabe aplacar al loco y entretenerle, aunque para hacerlo haya que correr un riesgo, pues con un loco nunca se sabe cómo va a reaccionar. Por miedo al loco, no le ayuda a entretenerle para que ella pueda pasar el puente.

Hay en el río un pescador que suele hacer de barquero por las noches y que negocia en cierto modo con el temor de las gentes al loco furioso. También el pescador corre el riesgo pasándola y abusa de este riesgo pidiéndole a ella una cantidad de dinero tan exagerada que decide pasar corriendo, aprovechando un momento de descuido del loco.

Cuando cree que es el mejor momento corre, pero el loco lo advierte y le dispara a bocajarro, dejándola muerta en mitad del puente.

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Hasta aquí la historia.

A partir de ahora pido que se sigan estos pasos:

- Insisto en que es recomendable volver a leer la historia para asegurarse del papel que juega cada personaje en los hechos.

- Una vez leída y analizada bien la historia, responde a esta pregunta: ¿Quién es el culpable de esta muerte?

- Piénsalo con calma antes de responder.

Propongo responder de estas dos formas:

1) Puedes contarnos quién es tu culpable (loco, marido, esposa, amigo, poeta o barquero) y dar tus impresiones en los comentarios de esta entrada. Si te parece que hay más de un culpable, ordénalos de acuerdo con el grado de culpabilidad. Pero, sobre todo, dinos por qué en cada caso.

2) Participa en la encuesta que pondré en marcha en Twitter (mi cuenta es @DVDCano) desde primera hora de hoy. La duración de esa encuesta será de 24 horas y en la misma solo tienes que responder mediante una mención al tuit en el que pregunto por el culpable de la muerte. Solamente tienes que poner el número del personaje que consideres culpable. Esto es importante: SOLO DEBES PONER EN TU TUIT UN NÚMERO. Si añades cualquier otro texto el voto no contabilizará. Repetiré la pregunta con sus opciones varias veces durante el día.

En unos días volveré a publicar una entrada en la que por un lado comunicaré los resultados de la encuesta y por otro haré un resumen de las opiniones o justificaciones que dejéis respecto a cada uno de los posibles culpables. Aunque lo más importante es que pondré la interpretación de nuestra personalidad en orden a lo que hayamos contestado. Daré unos días para que entren cuantas más opiniones mejor, aunque no esperaré mucho para poder publicar esa interesante interpretación.

Espero que os interese y divierta este juego psicológico. Hasta mañana.