Los esperados premios 'El Gato encerrado'

telecinco.es 16/11/2016 09:35

Hoy toca entregar los premios ‘El Gato encerrado’. Es la trigésimo cuarta edición de estos premios, solo que las treinta y tres ediciones anteriores se dieron sin conocimiento público. Bueno, una vez algo comenté con unos vecinos, y en otra ocasión lo compartí en este mismo blog, pero poca cosa. Más de la mitad de los premios han versado sobre otras temáticas, sin relación con Gran Hermano. Espero que con este acto solemne a la par que sencillo comience la trayectoria pública de unos premios que amenazan con convertirse en más conocidos y reputados que los Ondas o los Goya. De los premios TP ni hablamos por respeto emocionado a su memoria.

Antes de esto de los premios, que me tiene excitado, haré un repaso a algunas cosas sucedidas ayer. Terminó la tortura prueba semanal. Dejaremos de ver el escaso talento para la creación artística y las nulas dotes para la interpretación de los concursantes. No volveremos a ver a Miguel relacionarse estrechamente con Adara y Meri, como lo ha estado haciendo durante horas al día por obligación. Bueno, eso salvo que Clara sea expulsada mañana. Tengo la teoría de que Miguel no soporta a Clara y en ocasiones le tortura la idea de lo bien que lo hubiera pasado si llega a elegir otras amistades en la casa. Veo más química entre el de O Grove y Adara que con la tanqueta de Vallecas. Pero igual son imaginaciones mías, que hoy ando un poco revuelto.

Superaron la prueba y ganó el equipo rojo, es decir, el formado por Miguel, Adara, Meri y Bea. Clara estaba contrariada porque esperaba que tuvieran más fallos y, sobre todo, porque no entendió que el premio fuera para el otro equipo. Con su diplomacia habitual, sin tensión y no dando ninguna muestra de enfado, se lo hacía saber a Miguel en El Club. Evitó que se notase lo reventada que estaba, algo apenas deducible por sus moderadas expresiones, del tipo: “Habéis sido un equipo de mierda y lo sabes”. El “y lo sabes” es una coletilla doblemente ofensiva porque comporta reconocimiento y negación de la realidad. Miguel respondió: “Ay, chica, déjame. ¿Por qué no te relajas? Que no es tan importante el tema. No me vengas con tus rollos”. Espera que me estoy saltando el orden, porque esto se lo dijo a Adara más tarde. Con Clara no se atreve.

Con su capacidad de persuasión habitual, Clara logró que Miguel terminase diciendo al salir de El Club que merecía más el premio el otro equipo. ¿Echando piedras contra su propio tejado por congraciarse con su señora? No lo creo, seguro que siempre pensó eso, pero no quería decirlo. Miguel es justo y recto, nunca se le ocurriría responder como un perrito faldero a los deseos de un ama benéfica y generosa, incapaz de echar por tierra su trabajo de esta semana como cabeza visible del equipo rojo. La crítica de Clara fue objetiva y constructiva, sin resentimiento alguno. Porque ella, amigos, no es nada competitiva. Se lo decía a Miguel, delante de un silencioso (como siempre) Alain: “Yo tengo muy buen perder”. Prometo que lo dijo. Con su “muy” y todo. Aunque Clara te puede estar repitiendo durante días que no lo dijo. Hasta que uno mismo reconozca habérselo inventado.

Alguna mala intención debió tener el equipo de Adara y compañía para compartir su premio, que consistió en una enorme tarta de chuches. Casi igual que hicieron Clara, Fer, Bea y algunos más que no recuerdo cuando en una ocasión similar fueron premiados con una fuente de chocolate y chuches. Bueno, entonces no la compartieron ni nada, pero seguramente lo hubieran hecho con gusto. No puedo pensar lo contrario. Los ganadores de ayer no lo merecían objetivamente, pero fue algo que decidió la audiencia a través de la aplicación oficial, y ya sabemos lo desnortada que va la gente votando. No hace falta que recuerde lo que ha salido de las urnas. Me refiero a los Estados Unidos de América, por supuesto.

Que no hayan ganado la prueba es una mala noticia para ellos. No harán la compra hoy. Una fatalidad porque Clara se esforzaría en ello aunque pueda ser expulsada mañana. No podrá demostrar su imaginación cocinando para el grupo las pocas viandas que con acierto absoluto habría de administrar. Si Clara sale mañana se supone que ella misma elegirá quién haya de ocupar su puesto en El Club. Se me vislumbra que será Rodrigo el afortunado. No entran en ningún cálculo Adara ni Meri. Bea ha estado cerca del maligno esta semana, por lo cual pierde posibilidades. Alain y Miguel ya están dentro. Por tanto, solo quedan Rodri y Simona. Es de suponer que, por antigüedad, entre él. Aunque a la nueva méritos no le faltan. En menos de una semana Simona ha demostrado ser una perfecta súbdita. Como debe ser.

Por la noche Simona volvía a demostrar su entrega. Sin caer en el desaliento, la nueva concursante buscaba el momento en que Meri saltase otra vez por su acercamiento a Alain. El viernes, cuando acababa de cumplir su primer día completo en la casa, ya estuvo besándose con el francés y Rodri. Lo más normal en estos casos. ¿Quién necesita más tiempo para intimar? Fue efectiva la maniobra porque Meri y Adara saltaron enseguida. Ahora me pongo serio para decir que entiendo la reacción, pero se equivocan. Lo reconocía la misma Adara más tarde cuando le decía a Meri que no debían enfrentarse a una persona las dos juntas. Efectivamente, es algo que Adara ha reprochado a otros más de una vez. Es estéticamente feo y poco práctico. Además, ni siquiera deberían alterarse.

Bastaría con que Adara y Meri hicieran notar ante la audiencia la actitud que censuran. O es muy disparatada su queja (que no es el caso) o la audiencia juzgará por sí misma. Así evitan el espectáculo, y no le dan el gusto a la otra parte. En este caso, no creo que Simona disfrute sacando de quicio a estas concursantes. Tampoco es tan evidente que las haya elegido a ellas dos de forma premeditada y pensada desde fuera. Simona no peca, porque solo pretende hacer el trabajo sucio a Clara. Con buena voluntad y mucho esfuerzo, está sacrificándose para que la teniente Clara no tenga que manchar sus manos. Es preciso y necesario que la lideresa no se mezcle con el vulgo. Alguien tenía que hacerlo, y ha sido Simona la encargada. No podemos juzgarla, mucho menos comprobando su impecable ejecución.

Bastante hace Clara con acercarse luego e intentar restañar las heridas en sus tropas. A Alain fue a hacerle un tercer grado. Por si hubiera de dejar su ejército descabezado mañana, antes quiso enterarse de si Alain realmente tiene algún compromiso con Meri. Así, de paso, y como quien no quiere la cosa, podría comprobar si tiene campo abierto. Esto por si se queda. La frenética actividad en la casa, con decenas de focos de atención a pesar de que solo queden otros seis concursantes, hizo que no pudiéramos ver casi nada de la respuesta de Alain. Pero no importa, ya sabremos a su debido tiempo, que somos unos cagaprisas. La intención es lo que vale, y Clara le dio ayer a Alain la oportunidad de hacernos saber lo que tanto tiempo lleva ocultando. Si no lo aprovechó allá él. Porque Alain no es tibio, y si acaso lo pensases, Clara puede estar días diciéndote que no es tibio, hasta que estés plenamente convencido de que no lo es.

Me faltó que Clara le dijera a Alain aquello de que es un cobarde por no querer reconocer que está enamorado de Meri. Con Fer no le funcionó. Tal vez por eso solo se atrevió a apuntarlo. Seguro que estaba aplicando la psicología inversa o cualquier otro método desconocido para nosotros, pobres ignorantes de la vida. Luego habló con Simona y se puso en su lugar. Debió estar a punto de decirle lo mismo que a Rebeca en su momento. Aquello de “haces daño acercándote tanto a él”, solo que en este caso no referido a Fer y ella misma sino a Alain y Meri. En definitiva, ninguna de las dos parejas tenía una relación formal. Si acaso estos dos algo de coyunda han tenido. No hablo de jodienda (que no tiene enmienda), solo trabajos manuales o refrotes varios (garabatos sin importancia que la memoria puede terminar borrando). Si lo hubo entre Clara y Fer sigue siendo secreto, negado repetidamente por él.

Seguro que Clara no le dijo eso a Simona porque acaba de entrar en la casa y necesita protección. Cualquier presión puede ser fatal para ella. No así para el resto de habitantes encerrados en esa casa desde hace casi 70 días, por lo que están viviendo sus momentos más críticos, lejos del comienzo y sin que hayan empezado a divisar todavía el final. Fruslerías sin importancia. Lo que sería imposible de negar es que Clara se puso en el lugar de Simona. Con facilidad pasmosa se metió en sus botas y después del generoso elogio (“Eres una tía explosiva”, le dijo) vino la confesión más importante de la noche. Afirmaba Clara: “Yo también soy una tía explosiva”. Así, sin un “muy” ni nada. Y sin terminar de reventar, también te lo digo.

Premios ‘El Gato encerrado’

Las medallas de bronce de esta edición son las siguientes:

Medalla de bronce a la mejor interpretación para Noelia en “Aspira helio”. Por su repetida imitación de una voz de dibujo animado, sin el aporte de ningún medio externo y sin necesitar hacer aspiraciones del gas de una botella de helio.

Medalla de bronce a la repesca más fugaz para Fernando en “No he contado nada”. Por su inimitable ejercicio de negación de la realidad. Nunca dejaremos de apreciar su loable empeño en pasar a la historia del programa por ser el repescado que menos tiempo duró en la casa tras su regreso.

Medalla de bronce al secreto menos interesante para Bea y Rodri en “Tengo que contaros algo que ya sabéis”. Por su absurdo planteamiento e ineficaz ejecución. Sin olvidar al resto de concursantes, que tan escasa importancia dieron al tema.

Las medallas de plata de esta edición son las siguientes:

Medalla de plata a la frase lapidaria para Pablo en “Esta es mi casa”. Por ser contundente e incontestable y su formulación cadenciosa, remarcando la condición de propiedad sobre el sofá, el jardín y lo que fuera.

Medalla de plata a la estancia más corta para Michelle en “Visto y no visto”. Por razones evidentes. Con diploma de consolación para Álvaro, Rebeca y Simona, en este último caso por adelantado.

Medalla de plata a la presencia ectoplasmática ex aequo para Montse y Alain en “¿Dónde está Wally?”. Por lograr que durante semanas nos preguntásemos si seguían todavía en la casa. Con mención especial para Rodri, capaz de generar la duda sobre si alguna vez estuvo en posición vertical.

Las medallas de oro de esta edición son las siguientes:

Medalla de oro a la exclamación más imitada ex aequo para Adara y Clara, en “Falsa, pesada, sinvergüenza” y “¿Estamos locos o qué?”, respectivamente. Por lograr que todos hayamos estado repitiendo sus exclamaciones más exitosas, tanto dentro como fuera de la casa.

Medalla de oro a la performance más brillante para Miguel en “Se quitó la prótesis”. Por su concienzuda preparación durante aproximadamente dos meses y las múltiples pruebas previas por las que pasaron casi todos sus compañeros, lo cual quitó algo de emoción, pero garantizó un resultado magistral.

Medalla de oro a la ganadora moral para Bárbara en “Si no llega a ser”. Por ser la ganadora que muchos quisimos ver y que la triste realidad tuviera que venir a quitarnos la ilusión. A ella y a nosotros.

Moleskine del gato

Si alguien ha visto movimiento bajo el edredón en el sitio donde duermen Rodrigo y Bea debe estar contento por haber apreciado algo insólito. Rodrigo es el rey de la inmovilidad, sobre todo estando en posición horizontal, su postura preferida.

Simona perdió su máscara de pestañas. A punto estuvo de montar un pollo y Clara ya se iba a lanzar a acusar a Meri y Adara de ladronas, como si lo viera. Impagable el momento que Clara rebusca en su armario y lo encuentra. A saber cuántas cosas más guarda en ese armario. Si las paredes hablasen…