La expulsión de Pol allana el camino de Adara hacia la final junto a Bárbara

telecinco.es 04/11/2016 09:45

La audiencia votante de este programa es así de caprichosa y contradictoria en sí misma. Primero vota para expulsar a Fer con un altísimo porcentaje de votos, convirtiéndolo en poco menos que el concursante más odiado de la edición. Y un par de semanas después es capaz de hacerle ganador de la votación para la repesca, haciendo que el odiado vuelva a la casa. No me extrañaría que se completase el ciclo volviendo a expulsar esta semana a Fer, aunque posiblemente hay otros objetivos en el punto de mira de las comunidades de usuarios, más importantes que nunca en semanas como esta.

Esa misma audiencia votante estuvo debatiéndose anoche entre expulsar a Pol o a Alain. Al final fue el luchador que se presentó a sí mismo como perfecto, lo cual nunca supe si era falta de modestia o buen humor a raudales. Lo curioso es que su expulsión fue defendida por los familiares de Adara, aunque anoche su madre dijera lo contrario. Más hábil fue la finta de la madre del propio Pol, que antes de ser acusada de responsable de la expulsión pasó al ataque agradeciendo los servicios prestados a la tía de Adara, que se mantuvo hasta el final en desear la salida del novio de su sobrina, si se puede decir así. Las comunidades de usuarios partidarios de Adara también quisieron esta expulsión y lo lograron.

Pol estaba anoche en la palestra por culpa de Clara, y si llega a salvarse también hubiera sido su culpa. La decisión estuvo en manos de los mismos que anoche dejaron a Adara y Bárbara con un porcentaje que está entre el 13 y el 15 % de los votos, dividido en 6 y 7 % la última vez que supimos los porcentajes ciegos, antes de ser salvadas las dos concursantes, dejando el duelo entre Pol y Alain. Y hubo sorpasso, por lo que a poco estuvo la cosa de tener que agradecer a Clara que Pol siguiera en el concurso, porque su actitud llegó a hacer dudar a esa potente masa de espectadores convencidos de que Adara debía seguir su camino sola, acompañada únicamente de Bárbara. Como ellas dicen: juntas hasta el final.

Tengo dicho que Alain no merecía el castigo de salir anoche, pero el alto porcentaje de votos recibido anoche, una lucha que en algún momento estuvo en un 55 % frente a un 45 %, confirma el castigo de la audiencia del que hablé en su momento. Alain es castigado por haber cambiado su rol de forma tan evidente, acercándose definitivamente al grupo mayoritario, que lo recibió con los brazos abiertos. Clara sugería esta semana que ella lo vio primero, y no Meri, después de haberle hablado a esta hace unas semanas del pasado oscuro del francés. Como demostré ayer con mi observatorio de nominaciones, Alain ha sido nominado por el grupo dominante, el mismo que le ha terminado seduciendo y casi logra anoche su expulsión. En una inexplicable contradicción, una más de las que hemos podido ser testigos estos últimos días, Miguel, Rodrigo y Bea se posicionaban anoche, en la sala de expulsión, a favor de que continuase en la casa Pol. También lo hicieron Adara y Bárbara, como era de esperar. Por su parte, Meri, Clara y Noelia decidieron apoyar a Alain. Feísimo gesto que Clara le quitase a Meri el sitio al lado de Alain en el momento crítico de conocer el nombre del expulsado.

Hablo de contradicción porque Miguel y Bea estaban en El Club cuando una semana antes Pol era nominado de forma directa por decisión de sus miembros. También porque ambos estaban estos días mucho más cercanos a Alain que a Pol, igual que sucedía con Rodri. También es curioso que Noelia se posicione en contra de Alain el domingo pasado y anoche a su favor, demostrando que es una veleta. Noelia persigue de forma excesivamente descarada estar a bien con todos, aparte de no desaprovechar la ocasión para ponerse la coronita de santa, implorando a la divinidad para no caer en la tentación de Rodri. Ella quisiera ser una mezcla entre Sabrina (GH 2) y Fresita (GH 5), aunque lo suyo se parece más al papelón de Sindi (GH 12+1), solo que en malo. Las copias de copia degeneran su calidad de forma evidente.

La despedida de Pol, con Adara abrazada a él, llorando de verdad, sintiendo de verdad, rabiando de verdad, es el momento más intenso y emocionante de esta edición. Un momento que vale medio maletín, y parte de la otra mitad. Es difícil engañar a la audiencia con los sentimientos. Y cuando estos son auténticos se produce una conexión única entre espectador y concursante. Es algo que pocas veces pasa. Anoche fue uno de esos momentazos, imposible de borrar de nuestras retinas, indeleble en nuestras conciencias. Así era percibido también por el resto de concursantes, que asistieron al momento en la sala de expulsión y recibieron la noticia de forma respetuosa. Luego hacían cola para despedirse de Pol, que seguía abrazado a Adara. Era la imagen de un duelo, solo que en lugar de dar el pésame a la viuda estaban saludando al propio muerto. Así lo sentía Adara, según contó después. Era como si realmente Pol hubiera muerto. Es ese extraño sentimiento que ya conocemos. La muerte virtual, ese moderno tánatos que tanto tiene en común con un fallecimiento real.

No dudo que en parte actuasen guiados por el deseo de quedar bien ante la audiencia, objetivo perpetuo de todos los concursantes, buenos o malos. Aun teniendo esto en cuenta, creo que fueron sinceros con Adara casi todos. Vi a Bea empática, abrazándola con cariño. Incluso a Clara, aunque menos cariñosa. Meri estuvo pegada casi todo el rato a Adara, como una auténtica amiga. Aunque fue, una vez más, Bárbara la única capaz de levantarla del suelo, llevándola en volandas al mundo de los vivos, tan solo con unas sencillas palabras y todo su cariño. Solo ella fue capaz de sacar a Adara una sonrisa y lograr que dejase de llorar. Una amiga así es un tesoro, auténtica joya que desearía tener cualquiera. La estampa de Adara en el cuarto de baño, acompañada de Bárbara y Meri tiene un simbolismo peculiar. Son tres mujeres, y las mujeres han sido lo mejor de esta edición. Lo están siendo, realmente. Además, ellas estuvieron juntas desde la segunda semana de concurso, aunque luego Meri haya pasado épocas de menor afinidad a las otras dos. No voy a negar que, hoy por hoy, son mis finalistas.

Pol pasó por tres fases en plató, sentado frente a Jorge Javier. Primero recitó casi de memoria lo que tenía preparado. Aquello de “yo soy querido u odiado, sin término medio alguno”, que ya le habíamos escuchado en la casa. Es más, una vez se comparó por esto mismo a Carlos Lozano. Pero el lector coincidirá conmigo en que entre ambos concursantes hay un abismo, aquel que separa un concursante mediocre con uno de los mejores. En la segunda fase, Pol tuvo que enfrentarse a una realidad que en alguna medida le iba sorprendiendo, a pesar de lo cual siguió manteniendo su propio criterio, poco crítico y demasiado complaciente con sus actos. A pesar de esto, reconoció fugazmente que igual había sido expulsado por no defender demasiado a Adara en ciertas ocasiones. Al menos es consciente de ello, lo cual no es excusa, más bien le deja en peor lugar. La tercera y última fase fue presa de las opiniones de sus defensores en plató, que le hicieron cambiar por completo el discurso, desmarcándose de Adara con enorme celeridad y casi descartando cualquier posibilidad de continuar la relación fuera.

Después de la montaña rusa vivida en el corto espacio de su entrevista, Pol se enfrentaba a su despedida de sus compañeros en conexión con la casa. Se notó que estaba muy afectado por la tercera fase a la que me he referido. Ni un simple “te quiero” a Adara, lo cual ella hubo de notar. Terminada la gala, Adara expresaba sus dudas y temores. Notó a Pol una cara rara, como de cierta preocupación. Ya sabemos que a Adara no se le escapa una. Es enormemente sensitiva e intuye perfectamente el estado de ánimo en los demás. No lo verbalizó, pero estoy seguro de que también le debió doler la frialdad de Pol al despedirse. Estuvo bien aconsejándole que se apoye en Bárbara y sigan las dos juntas, porque si se separan las comerán. Pero faltó una palabra de amor, algo de sentimiento, apenas unas briznas de toda esa pasión expresada por Pol dentro de la casa. No le costaba tanto un “te quiero”. Ese mal gesto reparó la mala conciencia en los partidarios de Adara, los mismos que decidieron poner a Pol en la calle y viendo lo hundida que se quedaba podían estar arrepentidos. Pol confirmó en su despedida de Adara que no se habían equivocado.

Una vez resuelta la primera duda de la noche faltaba conocer el nombre del repescado. Candelas se descolgó al principio de la gala, quedando la lucha entre Pablo y Fer. Ni así fue posible que volviese Pablo, a quien deberían haber ido los votos de Candelas. Como dije al principio, la audiencia votante es a veces juguetona y ha querido ver a Fer de nuevo en la casa. Ni siquiera su inexplicable risa hablando del suicidio de su primo gay le condenó, posiblemente al ser interpretada por algunos como una risa nerviosa, sin más. Fer vuelve a estar a tiro, y no sería de extrañar que durase solo una semana, aunque puede que ni eso. También se podría repetir el caso de Raquel y Amanda el año pasado, que una semana después de volver repescada la primera esta era expulsada por la audiencia. Podría ser que estuviéramos ante los últimos días de Clara en la casa.

Digo que Fer puede salir antes de que pase ni siquiera una semana porque anoche fue una metralleta contando información del exterior. Alguna intrascendente, como que le han pedido autógrafos en un centro comercial, otra sensible para el juego, cosas que conoce porque ha estado fuera. Desde contarle a Rodri lo que piensa su madre de su relación con Bea hasta que si lo de la lata de atún hizo gracia a la audiencia. Son tan solo dos retazos de lo mucho que contó y otro tanto que sugería mediante consejos personales con toda la intención. No son consejos de cualquiera sino de un repescado. “No voy a poder decir nada, pero los consejos que os dé tomadlos con la intención que lo digo”, advertía Fer. Anoche mismo aconsejaba a Alain que se apartase de Meri, rechazando sus caricias. “Más importante que las palabras son los gestos”, le decía, poniendo su propio ejemplo con Clara. No tengo ninguna duda de que el programa tomará las medidas anunciadas y este domingo puede que Fer vuelva a decir adiós al concurso.

Es muy sencillo: contar cosas del exterior, cualquier cosa de la cual los habitantes no puedan tener conocimiento debido a su encierro, debería ser motivo de expulsión “automáticamente”. De momento, esto no se ha producido, incluso cuando Fer ha contado cosas que pueden darles ciertas claves para interpretar el concurso, lo cual parece de especial trascendencia. Esta experiencia se basa en la condición de aislamiento a la que se les somete, solamente rota en ocasiones contadas (como las galas de sorpresas de familiares), donde se les filtra cierta información del exterior, aunque en este caso a todos por igual, o al menos en igualdad de condiciones. También se rompe el aislamiento cuando les va a visitar fugazmente un cantante, con el que apenas pueden hablar y cuya presencia se limita al espectáculo de ofrecerles una canción en directo y en prime time.

El hecho de que no puedan tener conocimiento de lo que sucede en el exterior puede calificarse de caprichoso, pero no es casual, sino que forma parte de la esencia de Gran Hermano. Esto comporta que no puedan leer la prensa, ni tener conocimiento de la actualidad. Su paso por la casa de Guadalix supone un parón en su conocimiento de lo que sucede en el mundo exterior. Si esto se quiebra, y aún más si se hace de forma repetida, estamos ante otra experiencia que puede resultar igualmente interesante pero que no es Gran Hermano. No quisiera parecer un purista del formato, ni tampoco resultar repetitivo en mis argumentos, pero si fuera invitado a explicar mi denuncia al repescado Fer esta sería mi base argumental.

Con mínimos cambios, los dos últimos párrafos no han sido escritos hoy por este gato sino que corresponden a un escrito publicado la víspera de nochevieja del año 2008, justo horas antes de que Ana Toro fuera expulsada por revelar información del exterior tras volver repescada. Contó hasta que Obama había ganado las elecciones en EE. UU. Un flujo enorme de información, en alguna medida más sutil de lo que vi anoche a Fer, aunque el mismo resorte que cambia de plano cada vez que Clara empieza a ‘clarear’ anoche funcionó para Fer cada vez que empezaba a soltar información prohibida. Hace ocho años explicaba en este mismo blog de esta bendita casa lo mismo que debo repetir hoy, y que completaba como sigue.

El problema es que tanto en aquel caso como en el que nos ocupa ahora, se ha producido una violación casi constante de las condiciones de la vuelta al juego del concursante. Está claro que es completamente imposible no filtrar alguna información del exterior cuando se entra en la casa tras permanecer unos días fuera, igual que se produce cuando un concursante entra más tarde, en esta edición fue el caso de Rebeca y Michelle. Pero una cosa es contar con esa pequeña o gran ventaja que supone disponer de una información vedada a los demás, y otra muy distinta distribuirla a placer. Es una nueva y diferente versión de la información distribuida tantas veces referida por este insistente gato.

Apenas me ha bastado cambiar un par de nombres y el mismo texto sigue siendo válido hoy. En este caso creo que debemos descartar que Fer pueda meterse bajo el edredón con Clara, como hizo Ana con Julito en aquella pasada edición, no para darse el lote sino por tener un modo realmente sencillo de transferir información prohibida. No lo hará porque Fer vuelve después de que su novia le haya leído la cartilla, por lo que parece. Tanto es así que Clara se dio cuenta del cambio anoche mismo y en el jardín le decía a Bea que tendrá una relación cordial con Fer, pero nada más. Estaba molesta. Y preocupada. Una preocupación delatora, pues con medias palabras reconocía que hubo bajo el edredón más que palabras. “Se ha visto todo”, le decía a Noelia, claramente contrariada. Blanco y en botella. O brik.

Moleskine del gato

Estaría mucho rato más contando mis impresiones de una gala tan intensa como entretenida. Pero reservo espacio en mi moleskine para aprovechar y contar que están todos nominados. Esa fue la sanción del programa ante las tensiones vividas, que parecen no tener fin. Esas comunidades de usuarios de las que hablaba al principio han decidido polarizar el voto en Clara y Bárbara, lo cual presenta una semana de lucha sin cuartel. Se abre la almoneda del voto, con todo tipo de regalías. Algún día podremos olvidar esta pequeña corrupción del voto dando opción de hacerlo sin coste usando las redes sociales, como sucede en otros países de nuestro entorno. Personalmente, hubiera preferido que fueran a por Noelia o Rodri, los más prescindibles de siempre, aunque tampoco me atrevería a llamarlos “muebles”.

También se cierra durante una semana El Club. Y se abre un supermercado del que podrán sacar artículos (comida y también tinte del pelo) sin límite, aunque no podrán almacenarlo en la casa sino que deben hacerlo por unidades, siempre y cuando lo hayan consumido antes. La condición para abrir el supermercado fue que sacasen toda la comida que tenían escondida. O no salió todo o era menos de lo esperado. Muy significativo, de todos modos, que solo tuvieran escondida comida Bea, Rodri y Clara. Los defensores de la moral y la rectitud tenían comida escondida. Bárbara y Adara no. Cuando Clara decía “Yo nunca he robado comida” se estaba dejando la segunda parte de la frase, que diría algo así como “Porque me la guardo”.

El súper explicó en pocas palabras lo que yo torpemente quiero decir cuando defiendo que no roban comida. La frase exacta fue esta: “Como bien sabéis, los alimentos no tienen nombre, son para todos”. Pues eso.