No hay fórmulas mágicas

telecinco.es 09/07/2009 08:06

No existen fórmulas mágicas para conseguir ser concursante de Gran Hermano. Esta es una idea clave para quienes se encuentran en estos momentos en la tesitura de esperar si van pasando pruebas de selección y pueden llegar a convertirse en uno de los afortunados habitantes de esa casa en la décimo primera edición.

Intentaré hacer alguna reflexión sobre los castings de nuestro programa, para lo cual me ayudaré de las realizadas por Enrique García Huete, histórico jefe de psicólogos del mismo. Antes de ello, quisiera avisaros de lo que sucederá hoy en esta misma casa.

El equipo del casting estará a vuestra disposición hoy por la mañana para responder dudas, preguntas e inquietudes sobre este apasionante proceso. En las últimas anotaciones de este blog he podido leer como algunos amigos me preguntaban la razón por la que no habían accedido a formulario alguno, dando solamente sus datos personales sin más. Es un ejemplo de las cosas que ese equipo, cuya responsabilidad es inmensa y definitiva para el ulterior buen desarrollo del programa, pueden respondernos hoy.

Poco después del mediodía (a las 12.30 horas), habrá una rueda de prensa de la que tendremos buena cuenta en esta web. Luego, como una hora más tarde, y tras las preguntas de los periodistas representantes de los medios, vuestras preguntas tomarán el protagonismo de este encuentro digital único y exclusivo. Es una novedad nunca antes ensayada en la historia de este programa, que ayudará a crear algo de hype mediático. Por algo la próxima edición tendrá mucho de especial, además de conmemorativa. El día 16 de septiembre el programa cumplirá diez años, los que han transcurrido desde el estreno del primer Big Brother en un pequeño canal de televisión holandés. Más o menos por esas fechas calculo que conoceremos a los elegidos en los castings que tienen lugar estos días.

De lo que esté sucediendo nos hablarán los que de esto saben dentro de un rato, y seguro que Mercedes Milá aparecerá en su bolo para contarnos algo, aunque la clave del tema es el secreto y la absoluta confidencialidad, sin la cual no sería posible presentar a una docena larga (o casi una veintena) de nuevos valientes a punto de engrosar la lista de 'grandes hermanos'. Líneas atrás hablaba de la responsabilidad que comporta ese proceso de selección, porque en este programa los concursantes lo son todo, por lo cual estamos en manos del acierto de quienes les eligen. ¿Qué habría sido de GH 10 si mi querida Mafer no hubiera descubierto a Iván Madrazo? Hace de eso un año, poco más o menos.

¿Cómo se logra convencer a los psicólogos y redactores del programa? Es una pregunta sin respuesta, por extraño que parezca. Si no recuerdo mal, recomendé aquí el verano pasado a los aspirantes que fueran ellos mismos. Es lo único que se me ocurre decirles, porque no hay un patrón fijo de comportamiento. Por tanto, solo vale confiar en uno mismo, aparte de encomendarse a la fortuna, encarnada en aquello que cada uno prefiera. No en vano, este es un proceso absolutamente personal, realizado por seres humanos con sus preferencias y debilidades. También con una idea clara: de su labor depende el éxito final de la edición en ciernes. Si dejáramos esta labor en manos de un robot, o un proceso sistematizado atendiendo a determinados patrones, el resultado podría igualmente sorprendernos con cierta apariencia de aleatoriedad. Aunque bien es cierto que en ese caso sería posible establecer un perfil más ajustado del aspirante a concursante. Pero esto no sucede de tal modo.

Cuando alguien pone en boca de García Huete la frase de que los concursantes de Gran Hermano tienen un cociente intelectual (suelen decir coeficiente) se está quedando en el titular, sin llegar siquiera a completar la frase. Lo dicho por este profesor de psicología clínica es que "la capacidad del individuo de adaptarse a situaciones nuevas (está) diez puntos por encima de la media nacional y se trata, además, de personas con un elevado índice de búsqueda de riesgo". Hasta ahí todo en orden. Otra cosa es cuando nos cuentan que la personalidad del finalista de las pruebas de selección "tiende a la extroversión, es emocionalmente independiente y bastante estable, positivo, optimista y abierto de miras". O que "los seleccionados son altamente resistentes a la depresión, emocionalmente duros y buscadores de riesgos y sensaciones nuevas". Hombre, pues mire usted, no siempre.

Algunos concursantes se han mostrado durante su paso por la casa de Gran Hermano no tan extrovertidos ni estables emocionalmente. Ignoro cuál fue su experiencia con los psicólogos pero no fue eso lo que a muchos nos transmitieron algunos como Mimi (GH 8), Bea (GH 6), Karen (GH 9), Raquel Lo (GH 7), o incluso ese Rafa (GH 4) a quien tan mal sentó que este gato parlanchín contase aquí lo que va diciendo (negro sobre blanco) por ahí. No quiero decir con eso que los mencionados no dieran juego ninguno, muy al contrario. Para explicarme un poco mejor diré que Mimi me pareció cualquier cosa menos extrovertida, y la legionaria Bea no dio la impresión de ser precisamente un ejemplo de estabilidad emocional.

Si tienen una inteligencia media tan buena, ¿por qué no hay más concursantes diplomados universitarios? Me llamó la atención ver en la última edición del Grande Fratello italiano varios estudiantes universitarios, un perito agrario, una farmacéutica, y hasta un arquitecto. Dada la crisis en el sector de la construcción no sería extraño ver cada vez más ingenieros y arquitectos presentándose a estos castings. Dejando a un lado las boutades, a la primera impresión causada por los concursantes italianos le siguió el análisis más pausado, según el cual había una mayoría de estudiantes, camareros, windsurfistas y hasta una modelo. O sea, más o menos como aquí.

La explicación de García Huete sobre las ocupaciones de los concursantes es esta: "Lo que pasa es que no se presenta gente con inquietudes culturales. Básicamente, los concursantes de Gran Hermano son buscadores de sensaciones y experiencias y se mueven en el mundo de la noche. Tienen inteligencia para buscarse la vida". Personalmente añadiría que la mayoría han venido manteniendo la esperanza (vana, la mayor parte de las veces) de un cambio de vida, convertirse en personajes conocidos y poder vivir de ello. Es una aspiración lícita, tanto como una garantía de fracaso. Muy pocos son los que meses después de vivir esta experiencia siguen vinculados de un modo u otro al (digamos) mundo de la fama.

La razón fundamental por la que no podríamos establecer un estándar de concursante es que se buscan personalidades complementarias y variadas con el fin de formar un grupo de concursantes dinámico. A los perfiles más previsibles, si es que alguno lo es, se le unen otros cuyo principal atractivo es representar a una parte de nuestra sociedad. Un transexual, la ciega o esa pequeña gran mujer que tanto nos hizo sonreír hace unos meses, son buena prueba de ello. Según García Huete: "Que existan personalidades variadas es fundamental para la aceptación del formato ya que, según los datos de seguimiento, el éxito se debe en parte a que el programa lo ve toda la familia junta".

Esa familia que ve el programa en compañía quedaría así distribuida. Los niños de entre 10 y 14 años lo ven porque se imaginaban en un futuro dentro de la casa; de 14 a 22 años por la identificación que les une con alguno de los concursantes; de 25 a 38 años comprende un sector de la audiencia motivada por la idea de competición; las personas de 45 a 55 años lo siguen porque perciben en los concursantes un fiel reflejo de sus hijos y, finalmente, es significativo el hecho de que las personas mayores solas o con minusvalías físicas se enganchan porque se sienten acompañados por la "familia de Gran Hermano". Solo por este último grupo merece la pena el esfuerzo de todos.

Resumiendo, el perfil del candidato tipo corresponde a una persona extrovertida, estable y positiva, inteligente, con personalidad fuerte, además de muy resistente a la depresión. Pese a todo lo cual, con frecuencia hemos visto concursantes que en poco o nada parecían responder a este perfil. Por tanto, más vale que si estás ante el reto de convertirte en candidato a concursante, llegando a la fase final del proceso (recordemos que quedan tantos finalistas reservas como concursantes entrando en la casa), no olvides ser tú mismo. Nada como eso te hará un ser especial, justo lo que ellos buscan.

Recuerda, puedes hacer tus preguntas para el encuentro digital de esta mañana. Ahí estaremos.