Las 1.000 y una

telecinco.es 03/04/2017 10:24

A una semana de la final, las concursantes finalistas no se dieron cuenta anoche de las pistas que les dieron para saber que esto no acaba el jueves. Primero les hicieron posicionarse sobre quién no debe llegar a la final. Ergo, si alguien no va a llegar a la final es que habrá una semifinal previa. Imagino que pensaron en la posibilidad de una salida temprana al principio de la gala final, pero la concursante que saliera en esa circunstancia ya habría llegado a la final.

La segunda pista que tuvieron fue que el ‘súper’ al que Elettra utiliza para vender su enamoramiento le dijo ayer a la italiana que no volvería hasta el viernes. Si vuelve el viernes es que la casa estará habitada. No hace falta una extraordinaria capacidad deductiva para darse cuenta de esto. El agotamiento de las cinco finalistas se nota también en esto. Les dieron un par de pistas importantes para que descarten el jueves como día de la final, algo de lo que están muy convencidas, y no las supieron aprovechar.

Estando las cosas como están, obligarlas al posicionamiento en negativo solo podía beneficiar a Daniela. Todos contra uno es mal, aunque esa regla establecida en Gran Hermano se contravino esta temporada varias veces. Los aislamientos de Toño, Alejandro o Aída no les garantizaron la permanencia en el concurso. Muy al contrario, fueron expulsados sin miramientos, dos veces en el caso de Aída. Por tanto, la regla está en entredicho ahora mismo.

Atendiendo a lo conocido, y aunque no haya tenido confirmación en este VIP, Daniela aprovecha su situación de soledad, con todas las demás haciendo fila detrás del cartel que lleva su nombre, para presentarse como víctima de la situación. Cualquiera haría lo mismo, en la convicción de que eso puede acercar el maletín. Aunque tal vez equivoque un poco su estrategia porque deriva en los demás el protagonismo.

El concurso de Daniela está ahora mismo en manos de Aly y Elettra. Sin ellas dos tendría que cambiar el paso, lo cual no sucede con esas dos oponentes. Estas preferirían que Daniela no hubiera llegado a la final junto a ellas, mientras que esta necesita de su presencia para presentarse ante la audiencia como la inocente a la que Aly ha machacado con insultos y comentarios despreciativos durante todo el concurso, y Elettra la está acusando injustamente de haberla utilizado, lo cual daña su imagen y mancilla su honor. Quiero decir que la presencia de Daniela es incómoda para Aly y Elettra, mientras que la de estas dos se le hace necesaria a ella.

Coincido con Daniela en que Elettra es injusta con su acusación, que anoche repitió. Sigue diciendo que Daniela la ha utilizado al tontear con ella. Como si ella no hubiera jugado con esto hasta que quiso. Si se siente así desde que se enteró de que Daniela tenía novio es porque no acepta la posibilidad de que cada uno vive las relaciones personales de una forma distinta. No contempla la posibilidad de que su compañera de piso abrace el poliamor, o tenga una relación suficientemente abierta o liberal con su amor.

Es cierto que Daniela ha jugado con la posibilidad de tener una relación con Elettra, lo cual no es una actitud censurable. Como baza dentro del concurso es válida. Solo que se ha encontrado con un pequeño problema insalvable, y es que Elettra se ha negado a darle bola. Por tanto, esta estrategia de Daniela ha fracasado. El fallo es no haber conseguido que Elettra siguiera mucho tiempo el tonteo, pero no el haberlo intentado. Lo que me parece absurdo es que ahora niegue que tenga novio fuera, como han hecho sus seguidores desde hace semanas.

Tras el Debate de anoche Daniela echaba un buen rapapolvo a Elettra por haber dicho en antena el nombre de su supuesto novio. Dice que ella nunca ha dado ese nombre, pero recuerdo la noche que lo escribió en el jardín y Elettra le preguntaba: “¿Quién es Andrés?”. Daniela respondía: “Es mi nene. Mi chico fuera”. Decir ahora que ella nunca ha dado ese nombre es absurdo porque todos sabemos que no es así y está grabado, como suelen decir los concursantes. Luego ha querido evitar dar más el nombre recurriendo a claves como “X”, el número 3 o las que sean. Pero si sabemos de Andrés es porque ella misma dijo y escribió su nombre.

Volvió a decir ese nombre en otras ocasiones. Por ejemplo, un día que Marco le estaba dando un masaje y se quejaba recordando el día que “Andrés casi me rompe la espalda”. Marco preguntó entonces: “¿Quién es Andrés?”. Daniela intentó en su respuesta esquiva evitar dar muchos datos. “El chico que… el chico”, dijo. Ahora Daniela quiere cargar el peso de la prueba en Elettra, intentando hacernos creer que sabemos ese nombre porque esta concursante lo pronunció anoche. No le debía preocupar tanto cuando escribía o pronunciaba ese nombre dentro de una casa repleta de cámaras. Estas incoherencias dan al traste con el intento de venderse como una víctima de la situación, perjudicada por el resto de sus compañeras.

El supuesto perjuicio puede venir para Daniela porque la insultan y menosprecian o porque dicen el nombre de su exnovio en antena, algo que ella no desea. Lo de negar que sea su novio es cosa suya. Ni siquiera entro en que no sea verdad o se trate de una verdad a medias. Aída lo explicó anoche perfectamente (lo dejaron un par de semanas antes de entrar en la casa, pero la víspera volvieron a verse y él llegó a pedirle matrimonio). Pero ni siquiera entro en ello. Sucede que la negativa de Daniela es contradictoria con lo que ella misma ha dicho en muchas ocasiones. Sin ir más lejos en la fiesta del pasado martes.

Marco pregunta en esa fiesta a Daniela si elegiría a Uri Sàbat o a su “nene” en caso de poder hacer una llamada de teléfono. Daniela contesta que este último. Entonces Marco se interesa por lo primero que le diría. La respuesta de Daniela demuestra que su concepto de lo que es un ex no coincide con el mío, porque dijo: “Le preguntaría cosas. Lo primero le diría: ‘¿Me amas?’”. Repito que me es indiferente la razón por la que Daniela niega que Andrés sea su novio. Igual que me parece absurdo quejarse porque Elettra diga ese nombre, creo que está en su derecho de negarlo aunque fuera cierto.

Es un canto a la coherencia. Para mentir hay que tener mucha memoria. El nombre de Andrés es introducido y dado a conocer en la casa por la propia Daniela, por lo que no debería quejarse amargamente como hizo anoche. Y si fuera su exnovio ella misma ha procurado hacernos entender otra cosa con infinidad de comentarios e historias que ha contado dentro de la casa. También es cierto que unas más creíbles que otras. Entre las menos creíbles está eso de los cactus que tanto sorprendió a Emma.

Dice Daniela que de pequeña se abrazaba a los cactus y luego su padre tenía que quitarle los pinchos clavados en su cuerpo. Irma interpreta que siempre ha querido llamar la atención y hacía tal cosa para que su padre estuviera pendiente de ella. Líbranos el destino de los psicólogos de barra de bar, especialmente de los que tienden a sacar las conclusiones más dañinas o disparatadas. La imagen del niño abrazado a un cactus, con los pinchos clavados después, es recurrente en la literatura infantil. Incluso ha sido utilizado para formular algunas teorías económicas. Su simbología está relacionada con la idea de que el amor nos lastima. Como el cactus.

Decir todo esto, igual que cuando el viernes recordé que Daniela también ha dicho cosas sobre Aly, sobre la que ha vertido en ocasiones volquetes de mierda, hace que algunos lectores interpreten equivocadamente mi apoyo a Aly. Nada más lejos, aunque debo decir que el viernes casi me derrito escuchándola cantar en la sesión de karaoke de la fiesta, solo salvada por ella. Pero no es Aly mi preferida, ni tampoco Daniela. Sí descarto a Elettra y, por supuesto, a Irma o Emma. La cosa estará entre Daniela y Aly, lo cual no me produce inquietud alguna porque creo que las dos lo merecen.

Por esto que digo me siento marciano cuando escucho o leo hablar de la maldad de Aly o que algunos consideren extraño ver a Daniela molesta por las críticas a su persona. No veo lo primero y entiendo lo segundo. Igual estoy siendo atacado por el virus de la empatía, pero sinceramente creo que las dos se han equivocado muchas veces, sin que pueda identificar en ellas ningún comportamiento que me sea ajeno. Solo veo reacciones humanas en las dos. Me sorprende ver a opinadores y gente en general que critica sin parar a Aly porque critica sin parar. Igual que considero lógico el disgusto de Daniela tras ver las imágenes que hubo de ver el jueves pasado.

Dos bandos enfrentados, banderitas contra melocotoncitos, preguntándome con quién voy. Permítame el lector este comentario absolutamente personal. Después de tantos años encontrarme en esta situación, con seguidores de Daniela Blume y de Alyson Eckmann preguntándome por mi favorita, me llena totalmente de satisfacción. Lástima que esa alegría se vea empañada por mi perplejidad ante el tono de algunas críticas. Hablar de malas personas o de que merecen lo peor es más propio de fanáticos intolerantes que de seguidores de un programa de entretenimiento. Más grave cuando se trata de opinadores oficiales. Me cuesta entenderlo y no soy capaz de asumir que sean normales ciertas críticas. Tener un favorito (favorita, en este caso) es lo más lógico, pero eso no significa que se deba lapidar al resto.

Mil entradas en el blog

El título de este escrito no tiene nada que ver con aquel programa de Jordi González en el canal autonómico catalán. Como ya conté el viernes pasado ese día publiqué la entrada número 1.000 del blog desde que está alojado en esta web. Llegué aquí el 7 de agosto de 2008 después de unos meses de preparación en los que fui tomando contacto con esta realidad. Venía de mi página personal y me presentaba ese verano, previo al comienzo de la décima edición de este concurso. Prometí el viernes que dedicaría una entrada a esto, pero estamos en la recta final del VIP y no veo el momento. Por eso me contentaré con estas líneas casi al pie de la entrada de hoy.

Por encima de todo quiero decir que nada de esto hubiera sido posible de no ser gracias a Mercedes Milá. Ella fue mi embajadora, quien me dio visibilidad en este complicado mundo. Posiblemente también evitara que fuera visto como un enemigo peligroso. De no ser por Mercedes igual habría sido declarado por algunos como persona non grata, y con seguridad me habría retirado después de las primeras siete u ocho ediciones comentadas en el blog. Sus menciones en antena fueron siendo cada vez más y con mayor cariño, al tiempo que suponían un acicate que me terminaría trayendo a esta casa.

A la admiración que muchos le profesan a Mercedes se une en mi caso un agradecimiento que no creo pueda llegar a expresar. También fue mi embajadora ante esta casa ya que su principal responsable me encontró gracias a ella. Por suerte, nos habíamos conocido un tiempo antes y Ana Bueno le fue a preguntar a Mercedes si sabía quién era este gato. De esta forma llegué a conocer a la jefa, otra persona a la que debo tantísimo. Por eso, en esta hora de las celebraciones, casi lo único que no quiero dejar pasar es expresar mi agradecimiento a estas dos mujeres, igual que hago cada final de temporada con aquellas personas que me ayudan en mi trabajo y a tantos lectores que garantizan mi permanencia en este rinconcito porque sin su apoyo no seguiría aquí. Mi gratitud es proporcional a lo feliz que todos me habéis hecho durante estos años, empezando por mis queridas Milá y Bueno.

Pero no quiero que esto tenga olor a despedida. Cuando termina una temporada nunca sé si será la última, aunque en este caso me confieso suficientemente expectante ante lo que ha de venir. Una nueva generación de Gran Hermano tendrá que asomar antes o después. El formato ni está muerto ni herido gravemente, como algunos se encargan de pregonar. No es algo de ahora, lo llevan haciendo desde hace años. Gran Hermano está fuerte y todos quisieran tener un baluarte como este en su programación. Pero la evolución que siempre ha experimentado, especialmente desde GH 9, antes apuntada en GH 7, debe anunciar el nacimiento de una nueva generación.

Por eso me gustaría abrir el debate sobre lo que queremos para esa nueva generación que ha de venir. Atrás dejamos ediciones míticas en las que pedimos siempre algo distinto a la anterior. Al predominio del amor le seguía el imperio de la estrategia y luego la incorrección o el humor. Esto seguirá siendo así siempre, pero sería interesante convenir qué Gran Hermano queremos. Animo a participar en este debate a los seguidores de este blog. Espero que los comentarios vuelvan a funcionar para ayudar a ello. También se puede opinar en Twitter, la red más abierta, con el hashtag #GeneraciónGH.

Recogeré el guante y prometo escribir sobre esto basándome en lo que contéis, para lo que habré de olvidar bloqueos en Twitter y cosas así porque todas las opiniones valen. Mientras eso llega yo sigo celebrando mi suerte. Y siempre agradecido. Mil entradas me parece un sueño. Soy feliz.

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