Inocentes castigos en la casa que son votos fuera

telecinco.es 31/10/2016 09:23

Desde El Club han optado por la discutible estrategia de imponer inocentes castigos a sus enemigos, que fuera no hacen sino darles votos. Siguen sin darse cuenta de que utilizar el poder de forma revanchista y con espíritu sancionador no gusta. Aunque lo más importante es que le están dando todo el protagonismo a las víctimas del castigo. Anoche tuvieron que repartir tres castigos. A uno de sus compañeros le debía caer sangre fresca, una especie de engrudo hechos con vísceras de pescado a otro, mientras al tercero le tirarían gusanos vivos. Era una ocasión perfecta para hacer protagonistas a sus amigos, pero prefirieron darle ese regalo (indudablemente desagradable, pero regalo al fin y al cabo) a sus principales oponentes.

Hablo de oponentes y no hay duda de que lo son Bárbara y Pol, pero no tanto Meri. La torpeza es tanta que esto también es significativo, y un mensaje claro para esta concursante. Alain sabe ya desde el jueves pasado que es el amigo menos apreciado, y parecida conclusión puede haber sacado Meri anoche. Por algo será que luego Rodrigo se mostraba preocupado porque Meri pueda pasar al otro grupo. Por cierto, hablan de grupos aquellos que siempre los negaron. Algo parecido le pasa a Noelia, solo que esta ha decidido hacer de la dificultad virtud, pasando al contrataque al presentarse como la más íntegra y moral de los que llevan todo el concurso haciéndose pasar por íntegros y morales. Noelia presume de no discutir, además de no acostumbrar a decir una palabra más alta que otra. En definitiva, ella es un dechado de virtudes y no está dispuesta a que esto pase inadvertido a sus compañeros y, por extensión, entre la audiencia.

Al final de la noche, Pol seguía oliendo a pescado, Bárbara tenía todavía la cara ensangrentada y a Meri no le había salido el escalofrío del cuerpo después de haberlo tenido invadido por gusanos. Con semejante guisa, bailaban alegres y despreocupados, víctimas de un castigo inocente que les aporta chorros de votos. Mientras tanto, el resto de la casa permanecía mustio viendo la vida pasar desde un sofá, con Rodrigo deslizándose peligrosamente hacia la posición horizontal, su pose más habitual. Y los verdugos de El Club seguían riendo. Las risas de hoy se convertirán en lágrimas mañana, solo sea en sentido figurado.

Pocas imágenes más dañinas para un concursante que riendo del sufrimiento ajeno. Meri revolviéndose de asco y miedo visceral por los gusanos mientras Miguel, Clara y Bea reían sin reparo es una de esas imágenes. El inocente castigo de los miembros de El Club revierte en fuerte y despiadado castigo de la audiencia hacia ellos. No son más torpes porque no entrenan. La secuencia de anoche en la que Meri y Bárbara corren una detrás de la otra alrededor del sofá del ‘confe’, temerosas de enfrentarse a los gusanos de aquella, se ha convertido en el momento más hilarante de esta edición, mucho más que toda la pasada gala de Halloween. Solo faltó la música de Benny Hill de fondo. El premio se lo hubieran tenido que agradecer a Miguel, Clara y Bea de no ser porque su intención era otra bien distinta.

Después de los castigos, tan desagradables como dulces, Clara y Miguel se afanaban en la tarea de reformatear la realidad una vez más durante los posicionamientos. Noelia aprovechó el momento para pintarse como una santa en vida marchándose a llorar al cuarto de lavado. Cómo será la cosa que nadie echó en falta a Noelia hasta que el ‘súper’ la reclamó. Finalmente, se posicionó en contra de Alain, que estaba solo hasta ese momento. Contra Bárbara se pusieron Rodri y Bea, los amantes secretos, aunque particularmente prefiero llamarles montajistas, lo cual canta La Traviata. Contra Adara se posicionaron Clara, Miguel y Meri. Y (¡oh, sorpresa!) nadie en contra de Pol. ¿Pero no había dado Clara su nominación directa a Pol? Sin embargo, ¿no quiere que se vaya? Esto sí que es cantoso.

Se le vio el plumero a Clara, que quería castigar a Adara nominando a Pol. Toda la semana intentando convencer, sin éxito, a sus afines de que si no nominaban a Pol estaban tirando votos a la basura, para luego descubrir ella misma su juego sin esfuerzo aparente. Es una estrategia legítima, como casi todas en este juego, pero de nuevo torpe y equivocada. Al menos podría haber mantenido las apariencias posicionándose detrás de Pol, aunque se muera de ganas de quitarse de encima a su némesis en el concurso. Sobre todo, teniendo en cuenta su convencimiento de que la expulsión se disputará entre Alain y Pol. Tengamos en cuenta que los de El Club ya habían visto los porcentajes ciegos. Así estaban anoche: 45,7 %, 38,7 %, 10,0 % y 5,6 %. Según su propia teoría, Bárbara y Adara se reparten apenas un 16 % de los votos. Imposible que Adara sea la expulsada ¿Qué necesidad tenía Clara de evidenciar así su contradicción?

La teoría de que los porcentajes más altos sean de Alain y Pol, en el orden que fuera, parece bastante verosímil. El expulsado ha estado teniendo las últimas semanas porcentajes ciegos en torno al 80 %. Los dos porcentajes mayores suman algo menos que el 85 %, por lo que es fácil entender que se ha dividido el voto entre dos opciones al ser cuatro los nominados de esta semana. Después de contribuir a incrementar el voto a Pol, sus familiares y defensores en plató recularon anoche. Entiendo que su madre vea todo lo bueno en Pol y nada de lo malo, es común y explicable en todas las madres. Otra cosa es que cambie de discurso intentando ahora vendernos otra moto diferente. Y todo porque han visto las orejas al lobo, después de que la familia de Adara reclamase públicamente el voto para Pol. ¿Diferencia entre unos y otros? Muy simple, los de Adara no han cambiado de opinión.

Así las cosas, nadie en la casa considera prioritaria la expulsión de Pol, ni siquiera Clara, su verdugo el pasado jueves. Ella y Miguel concentraron ayer sus esfuerzos en atacar a Adara, concursante a la que ven más como enemiga a batir. Miguel decía en aquellas demoledoras imágenes de su casting que le gusta retorcer parejas. Ya sabemos que también la realidad. “Me gusta llevar a la gente al límite”, decía también Miguel, y de esto no cabe duda ninguna. Anoche lo intentaron una vez más con Adara, igual que el pasado sábado en la radio. Aquí el que no corre vuela, y todos son un poco provocadores. Lo llamativo es que Clara y Miguel provocan a Adara para acto seguido acusarla de provocadora. Es un reformateo de la realidad muy desconcertante.

Algo parecido a esto que digo pasa en muchas otras situaciones. Hacer una cosa y acusar a los otros de eso mismo parece un recurso tan usado por Clara que hasta diría que lo suyo es vicio auténtico. Con las tareas de la casa lo estamos viendo de forma descarada. En su día protestó porque la pusieran en la limpieza del cuarto de baño, y ahora ella pone a Bárbara como venganza. Hasta ahí vale, pero no paso por el aro cuando nos intenta convencer de que ella no actúa por venganza. De otro lado, acusa a sus enemigos de no esforzarse en sus tareas, cuando ella no hizo la limpieza del cuarto de baño ni un solo día la semana que le tocó. Clara tiene espíritu de capataz exigente con el trabajo de los demás, a la que no se le puede hablar del propio.

Me recuerda esto a una historia real, sucedida en una empresa que obviaré especificar. Solo diré que se trata de una de las empresas cementeras más importantes del país. En dicha empresa los vehículos solo podían surtir de gasolina desde la una hasta la una y media de la tarde, es decir, durante treinta minutos, debido a reglamentaciones de la superintendencia de la mina. Todos, sin excepción, debían llenar el tanque en ese lapso de tiempo o se quedaban sin gasolina. No obstante, algunos estaban tan ocupados que pedían la gasolina a otras horas. El jefe del almacén se había quejado de la falta de orden, pero también fue acusado de ser demasiado condescendiente. Esto provocó que el superintendente mandase un comunicado exigiendo que no se saliesen de la norma.

Días después de recibir el mencionado comunicado, regresaba el jefe de almacén caminando desde el tanque cuando el superintendente le paraba con su coche necesitado de combustible. El jefe de almacén se negaba a proveerlo y tenían entonces una tensa conversación. “¿Cómo va el almacén?”, preguntaba el superintendente. “Todo muy bien, doctor”, respondía el jefe de almacén. Preguntó después aquel si todos estaban cumpliendo las normas, respondiendo este afirmativamente de forma escueta. Dudoso, volvía a preguntar el doctor, recibiendo la siguiente respuesta: “Incumplir no. De pronto uno que otro se atrasa, pero eso no es un problema”.

El superintendente se mostraba contrariado: “¿Cómo que no es un problema? Así no vamos a llegar nunca a cumplir con el proceso de certificación de calidad. Usted es el que debe ayudar a la compañía a ser mejor”. “Pues sí, doctor”, respondía. “¡No, no lo acepto! ¡Mándeme ya la lista de quiénes son los que no han cumplido! La quiero hoy mismo”, decía enérgico el superintendente. “No, doctor, la lista es de uno solo. No vale la pena…”, terciaba su subordinado, recibiendo la respuesta siguiente: “¿Que qué? Mándemela de todos modos. O mejor, ¡dígame ya quién es el que está incumpliendo mi comunicado! ¿Quién es?”. El otro, ruborizado y sin mirar la cara del superintendente, respondía: “¡Es usted, doctor Escobar!”.

Clara es la superintendente, esto está bien claro. Nunca he estado de acuerdo cuando la han llamado “guardaespaldas” porque ella es quien los ha necesitado y utilizado siempre. Tampoco es que le vaya bien a Miguel, poco amigo de todo lo que sea trabajo. Lo digo tan solo porque también cuadra con el relato de la cementera. La superintendente acusa a los demás de no trabajar, pero ella pasa de su tarea la semana pasada y jamás le ha dicho nada a Miguel. Prometo que no le he visto trabajar en las tareas domésticas más que a Pol o Adara. Miguel ha utilizado su sexualidad como una de sus tramas en el concurso. Está en su derecho de hacerlo, lo cual no quita para que los demás se lo hagan notar. Entró diciendo que no había salido del armario, manteniendo en secreto su opción sexual ante familia y amigos. Ahora bien, en su casting hablaba del temor de sus amigas ante la posibilidad de que les quitase el novio. Mentía entonces o lo hace ahora. No descarto que ambas veces.

No hay nada más dañino para la normalización de todas las opciones sexuales que utilizar la propia como estrategia en el juego y para arrojar en la cara de otros alegremente la acusación de homofobia. Da pavor la demagogia de Miguel en este asunto. Solo él ha metido en el juego su sexualidad. Miente cuando da a entender que Adara le acusó de ser gay cuando lo único que hizo fue verbalizar algo de lo que se había dado cuenta. Igual que nos habíamos dado cuenta todos, no seamos hipócritas. Y lo dijo porque siendo Miguel gay cambiaba su percepción de ciertos gestos entre él y Pol. Esto tan simple es retorcido por el señor al que le gusta retorcer parejas y dice que no se le resiste nunca un chico. Fastidiado debe andar porque Pol no ha caído en sus redes y tampoco ha podido retorcer su pareja con Adara. Más bien diría que al convertirlos en dos de los nominados de esta semana no han hecho otra cosa que afianzar más su unión.

Moleskine del gato

Montse salió del apartamento anoche, abandonando su lucha por la repesca. Demasiado me pareció que tuviera un 4 % de los votos. Volvió a Guadalix hecha una furia, supongo que intentando corregir sus errores anteriores, pero ya es tarde. La repesca es un fenomenal recurso para volver a ver a un concursante que perdimos con excesiva premura y reconocimos después las ganas de verlo más. Por eso, Montse y Fer no pueden aportar nada que no conozcamos ya. Solo irán a repetir tramas conocidas que ya nos tienen hartos. Sin embargo, Pablo y Candelas sí son ideales candidatos a repescados. Los tres que continúan en el apartamento se repartían antes de salir Montse estos otros porcentajes: 40 %, 31 % y 25 %.

Insólito me parecería que el porcentaje más alto fuera de Fer, un tipo que no solo lo ha mostrado todo ya en el concurso, sino que lleva acumulado mayor número de insensateces de lo que parece tolerable. El otro día negaba haber llamado “octogenaria” a Bárbara, pero todos vimos como decía “peliteñida octogenaria”. Hubiera estado bien verlo en contraste con su negativa. Si alguien quiere ese vídeo puede ponerse en contacto conmigo y le facilitaré el enlace correspondiente.

También hay disponible enlace al vídeo de unas palabras pronunciadas por Fer que no sería capaz de calificar, o tal vez es que no me atrevería a hacerlo. Hablaba Fer de que tiene un primo gay, rectificando de inmediato: “Bueno, tenía”. Cuando Pablo le preguntaba por lo que había pasado con su primo, Fer respondía: “Se suicidó”, acompañando tan trágica información con una risotada. Ni pongo ni quito. Tampoco tengo la culpa de lo que diga o haga un concursante. Tan solo soy notario de una realidad que protagonizan otros.