La intolerable reacción de Omar a la provocación de Luis podría haber sido más grave

telecinco.es 03/11/2014 09:22

Que Omar bromee sobre si Luis y Paula pasan mucho tiempo juntos y separados del resto es una muestra de que sigue teniendo el resquemor típico tras producirse la ruptura de una relación. Llamémosle celos, pelusilla o como sea. No es agradable en ningún caso, menos si se tiene que seguir viviendo en la misma casa. En caso de que esto hubiera quedado así, no hablaría de provocación, pero me lo pareció desde que Omar se acerca a Luis y Paula, que andan discutiendo sobre si esta última debe responder a los comentarios de Omar o no, y les ofrece un cuchillo de palo por si les hace falta para lo suyo. Eso sí me parece pura provocación, algo innecesario que me hace pensar en la posibilidad de que también lo fuera la broma anterior.

No hacía falta que Luis y Paula le mostrasen que sus bromas no eran bienvenidas, tendría que haberlo imaginado. Justificarse en que están en medio de una fiesta y hay que pasarlo bien no deja de ser un modo de recular. Las reacciones de Paula y Luis son bien distintas. Paula se deja llevar por su instinto y necesita responder a Omar. Lo hace de forma pasional, y es Luis quien la cohíbe de hacer lo que le pide el cuerpo. Sin embargo, quien coarta la libertad de Paula intentando imponer el comportamiento que a él le parece sin respetar los deseos de ella, se plantea en ese momento pasar al ataque aprovechando la coyuntura. Frente a la respuesta espontánea de Paula la meditada e interesada de Luis.

Luis está nominado por primera vez y tiene razones para estar convencido de que la popularidad de Omar está bajo mínimos, sea o no así. El caso es que en la casa han visto marcharse a Lucía y Alfredo uno detrás del otro, y no han seguido saliendo más miembros o adláteres del clan de Carabanchel porque dejaron de salir a la palestra a partir de las nominaciones en positivo. Luis debe pensar que poner contra las cuerdas a Omar le va a resultar rentable, probablemente sin valorar la posibilidad de que se va a enfrentar a un tipo más listo que él.

Hasta aquí, tenemos a Luis intentando decidir por Paula y condicionando los actos de esta concursante, que ha decidido responder a la provocación de Omar con la suya propia. Mal por lo primero y lícito lo segundo. En el manual del buen concursante de Gran Hermano no dice nada sobre si se puede o no provocar. Una estrategia absolutamente respetable sería aquella que consistiera en ir eliminando rivales a base de provocarles hasta conseguir que llegasen a la agresión física, momento en que deberían ser expulsados de forma inmediata. No veo el problema por ningún lado. A menudo olvidamos que esto es un juego. La provocación puede formar parte del juego mientras se haga respetando sus reglas. ¿Las respetó Luis? ¿Y Omar? Pues está claro que Omar no. El contacto físico es intolerable, también intentar domeñar al otro con amenazas del tipo “te espero fuera”. Nada hay peor que infundir terror. Luis llama maltratador psicológico a Omar. Es tan excesivo como inexacto. Con todo, creo que va un mundo entre una cosa y otra, demasiada diferencia para ser castigado de igual manera.

Luis se equivoca en considerarse superior. También en comenzar su provocación de forma tan evidente. No es nada amable responder con un “no me voy a poner a tu altura”, que lleva implícita una descalificación. Lo malo es que siendo un poco más listo, Luis podría haber dejado que Omar fuera quedando mal, rematadamente mal, sin forzarlo mucho. “Por esta cara has llorado”, le dice Omar a Paula, después de haber puesto su palma extendida casi en su cara para mandarla callar. A la pobre Paula la quiere proteger Luis mandándola callar y Omar la ningunea de igual modo. Parece como si Omar estuviera satisfecho de haber hecho llorar a Paula, y se pone de igual a igual con Luis intentando evitar que esta conteste. La cosa iba bien encaminada, pero Luis naufraga a partir de ahí durante buena parte de la conversación, primero en el baño y después en el inevitable vestidor.

Omar censura a Luis por pretender dar lecciones de vida e ir diciendo a la gente cómo ha de comportarse. Y tiene toda la razón. Lo curioso es que a renglón seguido se mete en si Luis duerme con o sin calzoncillos junto a Paula. De nuevo le puede el resquemor, por lo cual está haciendo lo mismo que critica. ¿Qué narices le importa cómo y con quién duerme su oponente? Es como si un boxeador dejase de dar puñetazos al otro para criticar su pantalón o llamarle mariquita. Por cierto, también hizo Omar esto último. Entre mandoble y mandoble, Omar hace lo mismo que censura, intentar decir al otro lo que debe hacer, particularmente en la cama. “No me creo que seáis solo amigos”, dice Omar. ¿Y a él qué le importa? Cierto que puede opinar sobre ello, como habitante de esa casa que es, pero insisto en su contradicción.

Que a partir de ahí la conversación se extendiera girando entre quien está más nervioso, o si yo soy león y tú gacela no puede sorprender. Sucede porque no están discutiendo en realidad sobre nada en concreto. Omar provocó primero dejándose llevar por su resquemor hacia Paula y que esté rozándose con Luis varias horas al día, dice él que dieciocho, ocho para Luis. Este responde a la provocación elevándola al cubo, con el único objetivo de ganar puntos de cara a la audiencia al enfrentarse al machito de Omar, aquel que hizo sufrir a Paula gestionando muy mal sus asuntos amorosos entre ella y Lucía. El argumento es endeble y obsoleto. Aun así, le podía haber salido bien, pero no fue el caso.

Omar podía haber salido muy victorioso de este enfrentamiento, colaborando en poner a Luis en evidencia y mostrando que realmente le está ayudando la lectura del libro de Pedro García Aguado. Pero lo tira todo por tierra a partir del momento que cae en la provocación, primero de palabra y luego con el contacto físico. Es intolerable utilizar la violencia, ya sea verbal o física. Incluso el insulto, es decir, la ofensa directa con la palabra. Hay que distinguir entre hacer un comentario del tipo “la arrastro por los pelos” y otro que dijese “te voy a arrastrar de los pelos”. De igual manera que no es igual ver a Omar diciendo a un tercero que Luis tiene pluma que si se lo dice directamente al interesado, con clara intención de ofender. Es la diferencia entre lo que es insulto o no. Diferente es decir en petit comité, estando entre familia en casa, "mi jefe es un cabrón", que entrar en el despacho del jefe y decirle "eres un cabrón".

No recuperaré el análisis del ‘putanesca gate’, pero es revelador de esto que estoy diciendo. Aparte del empleo de la ironía y el sentido figurativo, Paula no le dice a Lucía ‘putanesca’ en su cara, a diferencia de lo que hace Omar. Este va a ofender de palabra, y utiliza dos términos igualmente despreciables: “puta borracha”. La broma de “yo también soy una puta” está muy bien, pero no se acompañó de un “yo también soy un borracho” porque no puede ser y además es imposible. El programa toleró lo que en mi opinión es intolerable. Y de aquellos polvos vienen estos lodos. A Omar, y si me apuran también a Luis, les ha dado alas que quedasen impunes comportamientos como este.

Puestos a poner en orden de importancia la pretendida ofensa de llamar a Omar maltratador, la de este a Luis diciendo que tiene pluma o esa velada amenaza de “cuando vayamos fuera te lo explico de otra forma, ni con esto ni con esto” (señalando alternativamente su boca y su corazón), no tengo duda de que esto es lo peor. ¿Dónde vamos a parar con un concursante que intenta aterrorizar a sus compañeros mediante amenazas? Decidido el primer lugar, está claro que lo de la pluma es una nimiedad al lado de llamar a alguien maltratador.

Luis pierde los papeles con esa ofensa. Primero porque es algo demasiado serio para introducirlo como parte de su ataque. Segundo porque nada indica que se corresponda con la realidad. Omar puede tener un arrebato agresivo, incluso violento, pero nada más. Desde siempre he pensado que es un buen tío, un cordero con piel de lobo, que no ha limado el impulso a resolver las cosas de otra forma distinta a la palabra. Mucho mejor convencer que vencer. Estoy seguro de que lo aprenderá, y no creo que le falte mucho para ello. De momento, el viernes su reacción podría haber sido más grave de no ser porque el ‘súper’ interrumpió la bronca en su momento más álgido y peligroso, aunque no lo hemos podido llegar a ver.

El maltrato emocional, presuntamente aquel al que Luis se refiere cuando dice “maltrato psicológico”, implica que se ejerza la intimidación, culpabilización o desvalorización hacia una persona aprovechando el amor o cariño que esta siente hacia su agresor. Lo descartamos totalmente puesto que Paula, que también tiene su resquemor, está claro que no siente amor, ni siquiera cariño por Omar. Diría que cada vez menos. Falla en su diagnóstico el padre Luis, al que solo le faltaba el viernes llevar alzacuellos. Hasta su indumentaria era muy de sacristán. No solo falló acusando de algo no aplicable, sino porque aunque sí lo hubiera sido no debería traspasar la barrera de la ofensa verbal directa, según expliqué antes.

La actitud de Omar y Luis fue sancionada con una tarjeta amarilla por un árbitro muy permisivo. No tengo duda de que el programa siempre toma la mejor decisión posible, pensando en la audiencia, los concursantes y el propio programa. Lo digo porque lo creo de verdad. Ahora bien, como espectador de este partido, creo que el colegiado no está siendo equitativo. Además, como dije antes, creo que una tarjeta amarilla a tiempo hubiera podido evitar que el partido se le fuera de las manos al trencilla.

Si merece tal castigo que Luis acuse a Omar de maltrato emocional, también lo debió merecer el “puta borracha” del de Carabanchel a Paula. Cuando menos, la tarjeta de Omar ayer debió ser roja por acumulación. No deja de ser un oxímoron que el programa diga que no puede tolerar aquello que luego tolera resolviéndolo con una tarjeta amarilla. Si no toleras, no hay aviso, hay castigo. Si toleras, hay aviso. Ergo, toleras.

Las noches del viernes son fantásticas. Esta edición parece que se hubiera establecido que en la casa hay un Gran Hermano Deluxe, y cada viernes tenemos entretenimiento válido para varios días. Se me ocurren varios flecos para comentar mañana, aunque ya adelanto que el viernes pasado Paula estuvo de notable alto y tanto Omar como Luis de suspenso. Impide que Paula suba nota ese juego de voces que la hace tantas veces poco creíble, o lo estridente que resulta en otras ocasiones. Por lo demás, le contestó bien a Luis, con personalidad suficiente para no dejarse manejar. Cuando después de la bronca del vestidor, Luis salía a encontrarse con Paula en el jardín, esta no estaba dispuesta a aceptar sus imposiciones, y así se lo dijo con toda claridad.

La firme intención de Paula de no dejarse manipular solamente se quebró cuando Luis, con bastante discreción en este caso, venía a justificar su protección hacia ella porque piensa que dentro de unos días puede que no está en la casa. Me creo que Luis tema por lo que le pueda acarrear a Paula dejarse llevar por sus impulsos una vez que él no esté para atarla en corto. Es comprensible aunque un poco machista y, sobre todo, bastante irreal. Paula ha dado suficientes muestras de autocontrol. De nuevo la está infravalorando. También he de decir que veo en Luis y Paula dos personas que se quieren. Y se quieren mucho, probablemente.

El comentario de Omar, origen de todo, hizo replantearse a Luis si estaba llevando bien su relación con Paula. No digo que se planteara pisar el freno, pero creo que sí sintió la necesidad de volver a hacer algo para que Paula no se lleve a engaño. Por eso escribió una nota en su blog, y volvió a hablar de la chica que tiene fuera, a la que alguna vez ha calificado de “señora”, como si el resto de mujeres no se lo parecieran. Cuando Luis le contaba estas milongas, vi a Paula tragar saliva. Luis habla muchas veces lanzando mensajes, de acuerdo con quien los pueda recibir. Es revelador de que lo está haciendo el que tenga entonces el tic de mirar a todos lados, como esperando encontrar a un fantasma que escucha sus palabras. Lo hizo cuando el sábado hablaba en la cocina con Paula sobre su ex, o lo que sea

Saliendo ya del bucle Paula-Luis-Omar, los primos decidieron que fuera Jonathan quien se jugase la expulsión, rompiendo la tónica establecida de irse turnando. ¿Por qué hicieron tal cosa? Ambos creen que la historia de Jonathan con Yoli está partiendo con la pana aquí fuera. Es lo más de lo más, lo replus. Andamos todos atentos minuto a minuto para analizar si el tete toca teta o toto. Vamos, la locura. Podría tener gracia si no fuera porque no son niños de primaria, sino adultos comportándose como tales. Eso sí, el primo menos listo no pierde ocasión ahora que se sabe nominado.

Jonathan ha pasado del “no me toques” en el almacén a quitarse la camiseta a petición de Yoli. No hace ascos ahora a la presencia de la prima en su cama, incluso ha dejado de estar con ella decúbito prono y pasando ampliamente, incluso poniendo cara de asco, para compartir ahora mimos y caricias nocturnas. Lo que hace una nominación. Por parafrasear a su primo Juanma y esas conversaciones en clave cada vez menos interesantes que tiene con Azahara, si yo fuera Loli mandaría a Jonathan a las Islas Bermudas, a medio camino entre Tarifa y Nueva York. Empaquetado para regalo, si eso.

Ni siquiera podemos acusar a Loli del cambio repentino obrado en Jonathan. El sábado le leía las cartas y volvía a forzarle a estrechar lazos con Yoli. Pero sospecho que él ya lo tenía claro. Lo que está haciendo Loli es invocar a la ‘personitadefuera’ diciendo que probablemente ella estaría poniéndose hasta el culo de alcohol a esas horas, o que la veía lucrarse económicamente aprovechando la estancia de Jonathan en la casa de Guadalix.

La pobre quedó de borracha aprovechada, razón más que suficiente para presentarse en las puertas de la casa y pedir que la dejen entrar, solo fuera para decirle un par de cosas a la bruja Loli. Eso, o ponerle un par de velas negras. Lo de Loli es de traca, aunque la culpa es de los pardillos que se creen sus predicciones. Me dejó de hacer gracia hace tiempo, y ahora mismo preferiría que dejase de manipular y jugar con los sentimientos de sus compañeros. Todo tiene un límite.

Moleskine del gato

El primo Jonathan es tan interesante que solo tiene un 4,3 % de los votos. El resto se lo reparten entre el 64,6 % y 31,1 %. La presencia de Luis junto a Paula puede estar socavando algo la imagen de ella, pero hoy por hoy es de los pocos apoyos que tiene dentro de esa casa. En el momento que se vaya empezará a estar nominada cada semana, con el riesgo que eso comporta. Sin embargo, Loli seguirá manipulando a todos con sus falsas dotes adivinatorias. Y digo alegremente falsas porque no ha llegado el día que acierte algo. Por eso creo que debe marcharse Loli este jueves y que le vayan poniendo en una gala sus innumerables pifias como pitonisa.

Y dejo cartelera, con Loli en 'Scream', como siempre por Montse Juanilla.