Julián rechaza que se hable de si cuenta sus cosas en algunos sitios

telecinco.es 18/02/2016 09:25

Hay una parte de la casa que sigue dolida porque algunos de los visitantes les llamasen “muebles” o Carlos pusiera la puntilla diciendo que son aburridos y tristes, entre otras cosas. Tanto es así que el efecto colateral ha sido demoledor. Anoche hacían guardia en el salón como nunca antes lo habían hecho. Todos juntos a altas horas de la madrugada, malinterpretando la idea de que Gran Hermano se gana de noche. Durante más de cuarenta días Julián y Laura se han estado acostando más bien pronto, salvo cuando había una fiesta o lo hacía imposible una prueba. Incluso en algunas fiestas hemos visto a alguno o a los dos pronto en la cama. Tampoco es que fueran a dormir tan temprano. Era el rato preferido para coger carrete y aguja para ponerse a hacer trajes a diestro y siniestro.

Anoche no se atrevían a irse a la cama, como si una maldición pudiera caer sobre ellos si lo hacían. No solo en eso se ha notado el efecto de la semana en la que la casa se convirtió en un balneario, aunque algunos de ellos llevan viviendo ahí como si de un balneario se tratara desde el 7 de enero. Por la mañana, Rosa no paraba de cantar, esforzándose por parecer alegre y contenta. Todo el día presumiendo ser del visillo, aunque en algún momento ha renegado de ello porque ella es más de estores. A Rappel le veo de paneles japoneses, y con una enorme estatua de Buda delante. Cada uno con lo suyo.

Carlos se levantaba el primero ayer, aunque comenzaron a desayunar antes Raquel, Rosa y Laura. Aparecía después Carlos por la cocina y daba los buenos días. Solo le contestó Laura. Así está la cosa, negando el saludo sin ningún tipo de pudor. Tampoco podíamos esperar otra cosa, pero llama la atención igualmente. Ahí Laura estuvo mejor que las señoras Sálvame, tal vez porque no le conviene demasiado un enfrentamiento, menos estando nominada. Cuando reprochan a Carlos que colabore poco en las labores de la casa demuestran tener un rostro más duro que el hormigón armado. Empezando por Laura, precisamente, a la que he visto hacer menos que a Carlos. Por no hablar de Sema, que hace menos que nada.

Es una discusión baldía, entre otras cosas porque nunca ha ganado el que más friega o se afana más en limpiar espejos. Y, además, porque es algo en lo que es fácil mentir. Un concursante haciendo labores del hogar se hace transparente para el espectador. No nos fijamos lo suficiente, por eso nos pueden decir lo que sea sin que sea fácil saber si dicen o no la verdad. Es como cuando acusan a un concursante de oler mal. ¿Cómo saberlo? La televisión no transmite olor, por suerte o por desgracia. ¿Recuerdan a Dayron (GH 7)? De ese concursante dijeron infinidad de veces tal felonía. Solo el hecho de que también le llamasen cosas tan reprobables como “chico de la selva” nos podía dar idea de que mentían.

La preocupación por ser muebles y aburridos es común y afecta a un amplio grupo de concursantes. Otra preocupación acucia ahora solamente a Julián. Aunque parezca curioso, piensa que el episodio del ‘ginebragate’, nunca cerrado del todo, le puede perjudicar hasta el punto de ser responsable de su salida de la casa. A decir verdad, creo que le puede venir bien y todo. Así tiene una excusa cuando salga. A pesar de ser un dechado de virtudes y bondad infinita, pese a su florido verbo y fina pluma, la audiencia será capaz de expulsar a Julián. ¿Cómo es posible tal cosa? Pues muy fácil, dirá él, por aquello de la “trampa para ratones”, para lo cual lleva semanas urdiendo excusas.

Ayer Julián volvía a decir que su sospecha era sobre Carmen, aunque ayer ya desmonté esa excusa de nueva ola. Ignoro qué será lo próximo en inventar. Le vi temeroso, aunque crecido en su discusión con Carlos. Una conversación que fue subiendo de tono y terminó siendo más bronca de lo que aparentaba. La cosa se puso fea cuando Julián se levantaba y extendía su dedo amenazante. “No vayas por ahí. Por ahí no”, decía, ufano y convencido de poder controlar lo que habla el otro. Carlos tiene mucha calle y las tablas suficientes para no dejarse amedrentar. Tampoco se le pilla en un renuncio y puso en evidencia la preocupación excesiva de un Julián timorato de quien ya conocemos su talón de Aquiles. Y todo gracias a Carlos.

“Tú, Julián, ¿en qué mundo vives?, hermano. Si a ti te apetece y te callas, allá tú. Que tú también vas a sitios y hablas y cuentas tus cosas”, decía Carlos. Fue esa la espoleta que hizo revolverse a Julián y activó su yo más enérgico. Tantos días viendo que no se inmuta ni aunque le caigan sapos y culebras del cielo (es casi textual) y fue ayer cuando supimos con que revivirlo. El jueves pasado se me escapó un detalle que estoy seguro debieron apreciar muchos atentos lectores. Cuando Jordi González se dirigía a cada concursante para decirle si estaba o no nominado, y llegaba a Julián, se escuchaba de fondo a Javier, presente junto a Jordi, decir: “¡Despierta!” Es una maldad muy oportuna, porque, especialmente en las galas, Julián no para de bostezar. Pues bien, sugiero que hoy a eso de las diez de la noche alguien le diga que va a sitios a contar sus cosas. Mano de santo, oiga.

“Cuidado, tssss, cuidado. Por ahí no, eh, por ahí no”, decía Julián según iba elevando el tono de voz y se calentaba hasta casi bullir. Incluso se levantaba y, como relataba antes, extendía el dedo índice de forma desafiante. Seguía Julián repitiendo su letanía: “Por ahí no, por-a-hí-no”, cada vez más silabeado y enérgico. “Por ahí no, ¿yo voy a los sitios hablando cosas? Por ahí no. Por ahí no paso. ¿Qué yo voy a los sitios contando cosas? Cuidado, Carlos, eh. ¡Cuidado!”, seguía diciendo Julián en bucle.

Entonces llegó el efecto Lubitsch, que tantas veces he explicado, y el plano cambió a dentro del salón, con las figuras de los dos contendientes dibujándose tras la cristalera. Charlotte y Belén permanecían atentas, en la primera fila de las banquetas de la radio. Sutilmente, el objetivo de la cámara se iba alejando cada vez más, siendo el siguiente plano de Raquel también atenta en un sofá y finalmente Rappel haciendo una cama. La última imagen que vimos de Julián seguía dedo en ristre, señalando como una admonición.

Será que Carlos decía alguna mentira. Las palabras son interpretables, y está claro que Julián había entendido en este caso lo mismo que este gato suspicaz. Con efectos contrarios, es evidente. A Julián le revolvió, sacándolo de su letargo. Personalmente, solo puedo dar fe de las palabras de Carlos. Porque así es Julián el digno, el enemigo del conflicto, el que no estaba dispuesto a entrar en Gran Hermano si no le daban garantías de que aquello sería un remanso de paz (porque “yo si entro en una habitación y veo que hay una discusión me voy a otra habitación”). Es el mismo que con frecuencia se hace un Deluxe poniendo como chupa de dómine a quien haga falta, particularmente a miembros de su propia familia, incluso a sus propios hermanos. Ese también es Julián, aunque parece que reniega de ello, o al menos pretende impedir que se diga. Pero es tan verdad como que hace frío y seguimos con un gobierno en funciones.

Habría que decir más, aunque igual ni merece la pena. Decir, por ejemplo, que quien iba con la chupa raída en realidad era él. Dar pena siempre renta. Tenía razón Fran cuando decía que Julián sacó billete de AVE para volver la misma tarde que asistía a la boda de un hermano porque esa misma noche iba al Deluxe para hablar mal de sus hermanos. No lo hizo hasta una semana después, pero su primera intención era esa. ¿Qué diablos quiere vender? Le ofende que se saquen cosas de fuera en las conversaciones, pero solo si lo hacen unos. Cuando son Rosa o Raquel mantiene un silencio cómplice. Julián es un enemigo de las discusiones que escucha tras las puertas. No sé si lo hace para confirmar su aversión al conflicto o para realimentar su inquina.

Lo de que escucha tras las puertas se puede comprobar en el resumen diario de ayer mismo. Tiene más delito que lo haga tras la puerta de la sala de confesiones, estancia protegida por el secreto de confesión. ¿Qué pretendía pescar? Seguro que no buscaba elogios a su persona. Es como un alérgico al polen comiendo flores, solo que en lugar de aparentar ser hippy parece un cotilla en busca de combustible para alimentar el conflicto.

El gato nomina

Esta noche Gran Hermano puede marcar un hito en su historia. En manos de los concursantes quedará la opción de decidir si es así o no. Si ellos dan su aprobación, por vez primera será la audiencia quien pueda componer la terna de nominados al completo. De acuerdo que en GH 14 elegimos a Sonia Walls para añadirla a la terna salida de las nominaciones de los concursantes. Esta vez va la cosa más allá. ¿Decidirán que sí o se arredrarán? Apuesto a que creerán que si se niegan a quedar expuestos de esa forma a la decisión popular se habrán granjeado unos pocos millones de enemigos, y a ningún concursante le conviene eso. Siendo así, dirán que sí, aunque les volverá a dar rabia que sea Carlos quien esté marcando el paso de esta edición VIP. Carlos habla de un balneario y toma hotel balneario VIP. Carlos propone que nomine la audiencia y ahí lo tienen, en sus propias manos. Solo los grandes concursantes se convierten en un guionista más.

Si ponen en nuestras manos la nominación tendremos una ocasión única. No conviene desperdiciarla. No sería deseable que la expulsión deje de estar también en nuestras manos. Pensar en que puedan expulsar los concursantes duele demasiado. Aun así, por lo que pudiera pasar, conviene sacar a la palestra a tres del ‘visillo team’, y así nos aseguramos el tiro. Propongo que sean Rosa, Raquel y Julián. Ya sé que ayer se me hacía cuesta arriba decidir entre una de las dos señoras de la erre. Pero es un problema menor.

El problema de este juego es que viene a ser como una partida de dados, lo cual he repetido varias veces estos últimos años. No me resisto a volver sobre esa reflexión en este día, en la confianza de que muchos amigos nuevos no conocerán esta personal teoría. En una partida de dados no todo es azar, ya que requiere la intervención del jugador, influye su suerte, la mano que demuestre tener tirando los dados, su resistencia, la astucia en la apuesta o el juego psicológico en el enfrentamiento con el contrario. Con todo, hay algo definitivo y por encima de todo, se trata de ese dado movido por una fuerza incontrolable y desconocida. Aquí es la audiencia votante quien mueve el dado, aunque tanto unos como otros desconocen cuál es el juego ganador. Es como si en esta partida de dados pudiera ganar la puntuación más alta o la más baja.

Aun conociendo la jugada del contrario y la propia, lo que no se sabe nunca es qué combinación será finalmente ganadora de la apuesta. Imaginemos una carrera de caballos en la que el apostante desconociera si ha de acertar el que llegará primero a la meta o aquel que la pase en último lugar. Las decisiones del jugador de Gran Hermano están en función de un estado de cosas que algunos denominan 'pensamiento casi mágico'. Massimo Piattelli-Palmarini dice esto en 'Los túneles de la mente':

"(…) lanza un dado con más fuerza si espera que salga un cinco o un seis, y que lo lanza con delicadeza si espera, en cambio, que salga un uno o un dos. La realidad de esta diferencia en la potencia de tirada de los dados ha sido demostrada experimentalmente con todos los requisitos. El jugador sabe perfectamente que la probabilidad de que salgan los números deseados no depende de la fuerza con que los tire, pero no puede dejar de 'intentarlo' igualmente. Sus mandos musculares obedecen secretamente a la casi magia de su psique subterránea".

Por todo lo dicho, recomiendo que esta noche pongamos corazón y toda la intención en nuestra jugada. Intentémoslo, y que el ‘pensamiento mágico’ actúe. Los dados se pondrán de nuestro lado.

Moleskine del gato

Las cartas de Rappel dicen que a Carlos le encanta Charlotte pero está acomplejado por si se acerca a ella y le pega un corte. No me digan que esto no es escudarse en las cartas para decir lo que le sale de la coleta. Nadie podrá acusarle por lo dicho: han hablado las cartas. Es como si este gato desempolva su tarot y tras una tirada lee en los naipes que Rappel vive de la buena fe de pobre gente que confía en sus poderes adivinatorios. No lo he dicho yo, viene escrito en las cartas.

Esta noche tenemos gala. Y, ¿por qué no decirlo? tenemos una fiesta. Pues sí, amigos, lo siento hoy más que nunca en este GH VIP. Jordi González será nuestro cicerone y hoy puede que seamos más protagonistas que nunca. Lo triste será que se irá un buen concursante. Lo ha sido Carlos, que es una especie de fusión providencial entre el recordman Pepe Herrero, el inagotable Iván Madrazo y el príncipe Pepe Flores. Pura esencia de Gran Hermano. Quintaesencia de concursante. Por su parte, Laura ha sido una de las grandes protagonistas de este mes y medio, lo cual no puede negarse. Rappel es una bomba que emerge tras las cartas. Y Liz tiene capacidad para generar más tramas de las que ella misma puede gestionar después. ¿No se puede reservar a estos cuatro y poner en la calle a Julián? Así, por decir.