Laura intenta vetar que nomine la audiencia

telecinco.es 19/02/2016 09:20

Tenía intención de hacerme unos macarrones con tomate antes de que empezase la gala de anoche, pero se me echó el tiempo encima. Ya sé que habiendo espaguetis hacer macarrones parece responder a una manía extraña. Julián diría que es un fetiche. Aceptemos fetiche entonces. Pero es que me apetecía. Solamente eso. Así que deje el lector tranquilo a este gato cronista y cocinillas, que me están desviando de lo mío. El caso es que la gala comenzó sin que hubiera apagado la luz de la cocina. Y es que era todo pura ambrosía televisiva, manjar de aficionados a Gran Hermano.

Así me lo pareció después de estar sufriendo tantos días porque los concursantes pudieran estar confundiendo el Lexatín con golosinas de verdad. Tras eso, me deleité viendo bien tranquilo el pormenorizado resumen de la discusión del jueves, seguida del momentazo “por ahí no” de Julián señalando con dos dedos a Carlos. Lo mejor es que Carlos estaba a punto de descojonarse vivo, mientras Julián parecía haber recibido una descarga de energía. Bendito Carlos que logró resucitar a Julián, aunque fuera a costa de que adoptase la postura de la ardilla, señalando con los deditos. “No me señales con el dedo”, le decía bien tranquilo Carlos. “Te señalo con los dos”, contestaba Julián. A poco estuvo de decir “bota, rebota y en tu culo explota”.

No me extraña que Carlos se aguantase la risa, sobre todo cuando este mago del humor absurdo llamado Julián Contreras decía: “Me has amargado lo que me queda de concurso”. De forma que no había estado amargado hasta ahora, ¿no? Esto sería digno de estudio, porque hubiera jurado que lleva así desde el principio. El principio de los tiempos, me refiero. Mejor no imaginar cómo va a ser a partir de ahora. De momento, anoche antes de empezar la gala ya parecía dormitar en el sofá. No sé si serán los nervios, pero las galas le dan un sopor de muerte. Puede ser el primer concursante que se duerma en medio de una gala, como la madre de Rebeca ‘Durodepelar’ en una gala de Supervivientes. Ya lo dijo Javier: “Prefiero quedarme en la cama 20 minutos más por las mañanas y no dormirme en las galas”.

Los dos contendientes del miércoles fueron meramente prácticos anoche. Carlos no se despidió de Julián antes de la expulsión, pero sí le saludó al volver. Si se hubiera ido habrían evitado un innecesario acercamiento. Ya viendo que seguirá ahí dentro mejor limar asperezas, o “limpiar asperezas”, como le gusta decir a Carlos. Es lo que tienen las broncas en la casa de Guadalix, que se superan con pasmosa rapidez. Tampoco es Carlos un enemigo fácil. Igual te lanza un hachazo que se preocupa por tu estado de ánimo ofreciéndote su apoyo desinteresado. Otra de las cosas del señor “quintaesencia” que nos tiene subyugados a algunos aquí fuera.

Algo como esto que cuento pasó en el cara a cara con Rappel que tuvo lugar en la sala de expulsiones. La sucesión de imágenes mostraba un Carlos bastante delicado con Rappel, aparte del mote “rabbit”, que tampoco es para hacerse el ofendido. No soy muy amigo de los motes, pero en algunos entornos es toda una tradición. Por el contrario, Rappel aparecía soltando sapos y culebras. Pura bilis, y sin poner las cartas de por medio en esta ocasión. A pesar de todo, Carlos le tranquilizaba y terminaban abrazándose. “Pensé que no me ibas a dar tan fuerte”, decía Carlos. Rappel se escudaba en la tensión vivida. Supongo que excusa válida también para la colección de barbaridades que ha dicho sobre otros concursantes, desde Alejandro hasta Sema, pasando por Charlotte, Javier o algunos otros.

Rappel hizo un poco como los amantes infieles cuando son sorprendidos: lo negó todo. “No he dicho que estés acabado”, decía. No, claro, claro. Vino a pintarle como un muerto de hambre que no tiene ni para asistenta que vaya a su casa “aunque sea los domingos”. Rappel no solamente falla en sus predicciones, tampoco lleva bien la cuenta de los votos que le han dado en las cinco nominaciones que llevamos. Esta semana se tiró las cartas él mismo y si salía el naipe azul quería decir que sería el expulsado. Salió esa carta. En otra tirada a Laura esta pensó que lo negativo se refería a que sería ella la que hubiera de abandonar la casa. Aunque la predicción definitiva ponía a Carlos en la calle. Apuesto a que en otra ocasión debió decir que se iría Liz. Así no hay quien falle.

Aunque, como digo, también falla en lo evidente. Carlos le dijo en broma: “Tres puntos”, en respuesta a sus demoledoras críticas, que ponían al presentador de envidioso, imbécil y otras lindezas semejantes. “Bueno, dámelos”, decía Rappel refiriéndose a los puntos nominatorios, y añadía: “Ya me los has dado varias veces”. Carlos lo negó, pero Rappel seguía insistiendo en que al menos una vez le había dado los tres puntazos. Pues bien, para eso tengo mi observatorio de nominaciones, que hoy no tenía pensado abrir por razones evidentes. Veamos lo que ha nominado Carlos desde el principio:

Nominaciones 1 > No nomina

Nominaciones 2 > Rosa (3), Raquel (2) y Sema (1)

Nominaciones 3 > Raquel (3), Laura (2) y Rosa (1)

Nominaciones 4 > Sema (3), Rappel (2) y Charlotte (1)

Nominaciones 5 > Laura (3), Rappel (2) y Julián (1)

¡Visto! Tampoco en esto acierta Rappel. Dos y dos puntos en las últimas nominaciones. Por cierto, los tres puntos de Carlos han ido a cuatro concursantes diferentes, y a ninguno le ha dado en total más de 5 votos (es el caso solo de Raquel). Los votos de Carlos en las nominaciones están como algunos números de la Lotería de Navidad: muy repartidos.

A todo esto, el agua para los macarrones debe estar haciendo burbujitas, y no por estar hirviendo precisamente. Todavía no he puesto el fuego porque cuando me levanté la última vez tocaba ver los porcentajes ciegos por segunda vez en la gala. Ya sé que entremedias han puesto publicidad y algunas pausas dan para eso y mucho más, pero es que uno también tiene que hacer pis. No se libra nadie de eso. A ver si aprovecho y en un rato voy a ello, que la espera me está haciendo desear poner un poco de albahaca al tomate y añadir unas gotas de salsa de chile habanero.

Los porcentajes ciegos me hicieron reflexionar sobre los nombres que habría tras los colores de cada uno de los porcentajes. Resulta que entre los primeros porcentajes, justo al comenzar la gala, y estos segundos había alguna diferencia importante. Acabábamos de ver el enfrentamiento entre Rappel y Carlos. El propio adivino reconoció después que había salido peor librado él de ese cara a cara. Su excusa fue que en el vídeo no habían sido equitativos y frente a un Carlos haciendo bromas se le veía a él destilando veneno. Algo así explicaba al terminar la gala, molesto con la selección de imágenes. Todo un clásico que viene a ser como echar las culpas al empedrado. Si observamos ambos resultados, tenemos primero los siguientes porcentajes: 46,7 %, 34,0 %, 16,0 % y 3,3 %. Tras el primer cara a cara de la noche conocimos el segundo y último avance de porcentajes, que quedaba así: 42,5 %, 32,6 %, 21,1 % y 3,8 %. De forma que los dos más votados bajan ligeramente, sube medio punto el menor y experimenta un importante incremento el que queda, sumando algo más de cinco puntos.

Los resultados muestran un posible efecto negativo de las imágenes mostradas, así como el modo en que Rappel y Carlos habían sabido abordar el pretendido enfrentamiento. Si así fuera, sus porcentajes debían ser los dos menores, justamente los únicos que habían subido. Y si Rappel había sido el menos favorecido, parece lógico pensar que los cinco puntos se sumaron a su bolsa de votos. Por tanto, Rappel podría ser el tercero de la lista, y Carlos el de más bajo porcentaje. De otra parte, me apuntaba anoche @verachik algo que del mismo modo podría ponernos sobre la pista o confundirnos de medio a medio. Se trata del orden en que los nominados eran llamados, que fue el siguiente: Carlos, Rappel, Laura y Liz. Podría ser el orden inverso de votos.

A todo esto, había conseguido abrir el paquete de macarrones y ligar la salsa deseada. Aproveché el vídeo de los malditos gusanos, que no me iban a arruinar la cena otra vez. Pero tuve que dejarlo ahí. Y es que la expulsión se escenificaba anoche en dos estancias. La sala de expulsión seguía teniendo en espera a Carlos y Rappel. Como había llegado el primero, Carlos se pasó anoche unas dos horas ahí metido. En la sala de confesiones libraban su personal batalla Liz y Laura. Tan diferente era a la otra que aquí Liz llegó a decir que se “esperaba más”. No sé si eso gustó o pudo decepcionar a Laura. La próxima vez igual pega más duro, ya si eso.

Sema fue quien más sintió la expulsión de Liz, aunque su afección me pareció un poco sobreactuada. No obstante, creo que se va a sentir solo muchos ratos, no solo cuando eche en falta a su compañera de hacer vídeos nocturnos. Los visitantes del hotel balneario GH VIP han hablado bien de Sema, diría que mejor de lo que cabía esperar. Gran diferencia respecto a lo que vimos anoche entre los habitantes de la casa. El ‘clan del visillo’ son a veces la Santa Inquisición. Concursantes castradores molestos porque Sema lo pase bien en las fiestas y desbarre un poco. De acuerdo que simula la borrachera con solo media copa, pero cada uno se lo pasa bien a su manera.

Liz ha sido una buena concursante, que ha pecado de protegerse demasiado temiendo ser nominada. Si Liz llega a explotar en algunas situaciones clave estoy seguro de que no habría sido expulsada ayer. Le habríamos perdonado que aprovechase su pretendido romance con Alejandro para verter lágrimas de cocodrilo en el ‘confe’. Es una concursante experimentada que se las sabe todas. Para bien y para mal. Aunque he de decir que su posicionamiento de estas últimas semanas hace que la mire con mejores ojos. Y anoche logró engañarme.

No le pido más a un concursante. Me importa tres pimientos si de verdad siente algo por el míster, solo quiero creerlo. Anoche Liz lo consiguió. Y también me tocó la fibra con sus emocionadas y agradecidas palabras hacia este programa. Solo por eso merecería seguir en la casa mucho más que muchos. En su despedida, Liz le dijo a Laura: “Tienes mucho rencor dentro y eso para ser tan joven es muy triste”. Al final contemporizó viendo que Laura estaba a un paso de entrar en brote. Y la dominicana practicó también entonces un deporte que puede ser homologado próximamente y que consiste en apuñalar con saña a Alejandro a la hora de las despedidas. “Cuando salgas hablaremos por WhatsApp”, le dijo. Lo que me maravilla es que Alejandro a estas alturas no se haya practicado todavía el harakiri.

No me atreví a encender el fuego, no fuera a pillarme en mal momento el de tener que escurrir la pasta. Esto se ponía más emocionante que nunca. Jordi González les planteaba la disyuntiva entre nominar o dejar tal labor en manos de la audiencia. Tras cada postura habría que analizar su motivación. Carlos y Alejandro defendían inequívocamente que nominase la audiencia. Hubo varias muestras de poco atrevimiento al no decantarse por una opción u otra, como hacían Rosa o Rappel. En un principio, solamente Laura se negaba a dejar la decisión en nuestras manos. Tal vez no valoró las consecuencias que podría tener para ella vetar a un colectivo considerablemente grande. Nada más y nada menos que la audiencia.

Ni siquiera es una afrenta para la audiencia votante, porque todos nos hubiéramos considerado vetados. Tanto los que votan como quienes no lo hacen normalmente. Algunas opiniones fueron variando. Laura levantaba su veto y entonces era Sema quien se negaba. Era evidente que Carlos defendería su propio guion, ¿quién si no lo iba a hacer? Este concursante tuvo la idea de que nominase la audiencia, lo cual le valió la dura censura de Rosa. Carlos no ocultó su justificación: así pensaba que podían no salir nominados los de siempre. Apuesto a que Alejandro estaba convencido de que se libraría, lo mismo que Rosa.

Cuando Jordi conectó para conocer la decisión definitiva del grupo, que tenía que producirse por unanimidad, ya que un solo veto daría al traste con este hito histórico consistente en que la audiencia decida la terna de nominados, Rosa defendía con vehemencia, y un poquito de demagogia, esta opción. Como digo, creo que habría apostado cinco contra uno a que no saldría nominada. Tengamos en cuenta que la audiencia decidió que ella cambiara de equipo en la prueba del baile ochentero, lo cual interpretó como una muestra de apoyo popular. “Me quieren, me quieren”, decía a la mañana siguiente. Y esa misma noche salía del ‘confe’ haciendo el avioncito, con un rostro de felicidad nada disimulado.

Lo contrario le pasaba a Raquel. Ella misma lo reconocía al final de la noche: pensaba que quedaría nominada ella y no Rosa. Por eso se mostraba reticente, aunque a la hora de la verdad, cuando Jordi preguntó dos o tres veces seguidas si alguien estaba en contra de que nominase la audiencia, nadie levantó la mano. Es posible que los abucheos de la audiencia hicieran recapacitar a Raquel. Las “cuñis” fueron de un lado a otro todo el rato. Como decía Carlos hace días: “Belén va al sol que más calienta”. Y Charlotte con ella. En definitiva, la audiencia iba a poder nominar. Los dados estaban rodando ya, y el ‘pensamiento casi mágico’ empujando la decisión hacia el lado que cada uno consideraba bueno. Reconozco que solo tuve un nombre en la cabeza: Rosa Benito.

Salieron nominados Alejandro, Laura y Rosa. Apuesto a que ese es también el orden inverso de votos, aunque esto es también puro ‘pensamiento casi mágico’. Rosa ha despreciado el programa del que forma parte de una manera que me repugna profundamente. Le dijo a Carlos el martes: “Qué pena que con lo que has sido tengamos que vernos aquí porque no te queda más remedio”. Pensando así lo mejor que puede hacer es salir lo antes posible de esa casa. No es digna de estar ahí si tiene tan mal concepto de Gran Hermano.

Moleskine del gato

Al final me preparé los macarrones a eso de las dos de la madrugada. Se me pasó la gala en un suspiro. Y mientras cenaba a tan tardía hora pensaba en lo bien que está hecho este programa. Muchas veces nos enfadamos y lo criticamos, porque así debe ser. Pero hay que estar muy ciegos para no reconocer que es un programa de endiablada complejidad, realizado por un equipo excelente y con sobresaliente nota. Ellos también hacen ‘casi magia’. Pero sin el casi.