Laura niega que haya hablado de Makoke en la casa

telecinco.es 10/02/2016 10:03

Quiero comenzar asegurando (y certificando, si hace falta) que en este escrito no voy a hablar de Liz y sus gusanos. Tengo empacho de gusanos, así que prometido queda. Anoche se vivió en la casa VIP la mayor bronca de la presente edición. Makoke tiene la culpa, así a bote pronto. Esta conclusión tan desenfocada y parcial seguramente complacería a Laura. Aclaro que Makoke es madre de Javier Tudela, por si hay algún despistado por ahí. En el Límite de anoche eran los defensores de los tres nominados quienes se hacían cargo de los alegatos. A favor, por supuesto. Así lo hicieron el amigo cubano de Charlotte, el padre de Alejandro y Makoke.

No le sentó demasiado bien a Laura ver la imagen de su bestia negra, esa a la que llamó “abeja guarra” en la semana de panales y abejas bebé en la prueba. Eso decía Laura mientras Julián y Julius le reían la gracia. Anoche, sin embargo, esta concursante tenía el valor de repetir en varias ocasiones que no ha hablado de Makoke en las casi cinco semanas que llevan ahí encerrados. Ni siquiera defendió la idea de no haber hablado mal, lo cual ya sería de por sí ridículo. Fue todavía más allá, dice que no ha hablado de la madre de Javier. Ni bien ni mal.

A Laura le molestó que Makoke dijera que Javier está pasando una prueba dura, que en realidad lo es para todos por la condición de aislamiento y echar en falta tantas cosas. Posiblemente se refería también al permanente machaque de Laura, que lo ha despreciado como concursante desde el minuto uno, preguntando por qué está ahí y empleando todo tipo de argumentos para desacreditar su figura pública. Lo de Laura con Javier es un acoso permanente y cobarde, porque nunca le ha dicho las cosas a él directamente sino en comentarios a otros compañeros, incluso sabiendo que estaba delante o podía escuchar. La estampa de Laura echando pestes sobre Javier en el cuarto de baño, consciente de que la estaba escuchando desde la cabina del retrete se ha repetido en varias ocasiones, sin ir más lejos anoche mismo. Cuando Javier sale ella calla y mira hacia otro lado.

Normal que una madre defienda a su hijo, entre otras cosas eso es lo que tocaba anoche. La prueba para Javier está teniendo una dificultad añadida. Nadie más en la casa tiene a otro concursante vaciando insistentemente su odio inmenso hacia él, intentando desprestigiarle a él y a su madre de forma machacona y repetitiva. Eso lo ha visto Makoke y todo el mundo. Que Laura lo niegue solo se explica como una muestra de desfachatez inmensa. La otra opción es que realmente tenga un problema de distorsión de la realidad realmente preocupante.

“Me encantaría estar nominada solo por ver a Diego”, decía Laura después de que vieran en la casa el alegato de Makoke. Envidiar incluso lo malo (estar nominado, en este caso) es otra muestra preocupante de la intrincada mentalidad de esta concursante. Mientras los demás se alegraban de la alegría de Javier y andaban pensando en lo que depararían los siguientes alegatos, como la frustrada posibilidad de conocer al hermano de Charlotte, Laura daba vueltas en su mente a las palabras de ánimo de una madre a un concursante. “Como si le hiciésemos la vida imposible aquí”, comentaba. No dijo eso en ningún momento Makoke, pero fue la idea que quedó colgando de la mente de Laura.

“Pero vamos, te digo una cosa, Javi. No porque sea tu madre. Porque aquí ninguno te estamos haciendo la vida difícil, y lo ha dejado caer bien alto”, decía en voz alta y para todo el grupo Laura. “También puede ser lo que se está viendo fuera”, respondía Javier, siempre evitando mayor enfrentamiento con la hija de Kiko Matamoros. Mientras Carlos le pedía árnica (“Laurita, ya está bien”, decía), Laura seguía en sus trece: “Aquí nadie ha ido a putear a Javier”. Ese fue el momento que, con gran oportunidad, decidió intervenir Alejandro. “Por ejemplo tú”, le dijo, proporcionando a Laura un ‘zasca’ de proporciones cósmicas.

Fue la gran noche de Alejandro. Estuvo bien de principio a fin. Valiente y sensato, diciendo las cosas sin reparo alguno. Sus enormes temores a quedar nominado parecen olvidados. Ahora las prioridades comienzan a ser otras, y en el cambio ha ganado mucho este concursante, que hoy por hoy se me antoja imprescindible en esa casa. Con sus torpezas, con ese extraño concepto suyo de la fidelidad a sus amigos, Alejandro ha sido el único dispuesto anoche a desenmascarar la desfachatez y las mentiras de Laura. La discusión con Alejandro alcanzó su momento álgido cuando Laura le mandó a tomar por culo (sic) y este le contestó con el mismo improperio. Julián recriminaba a Alejandro por ello y, cuando Javier y Raquel le hacían ver que antes había dicho lo mismo Laura, argumentaba que esta es mujer y el míster un hombre. ¡Acabáramos! Así que el mediopensionista justifica los improperios de la señorita Laura con argumentos sexistas. Era demasiado tarde para Julián, que a esas horas gusta de estar metidito en su cama.

Aunque fue Alejandro el único dispuesto a poner un espejo delante de Laura para intentar que se reconociera en sus actitudes, anoche esta concursante se ha puesto toda la casa en contra. Raquel volvía a intentar que entrase en razón con todo el sentido común del mundo. Lo hizo en el momento y más tarde en el cuarto de baño, pero Laura no parecía dispuesta a entrar en razón. Rosa, Rappel y el propio Julián reconocieron también que Laura no tenía razón. Julián llegó a decirle que parecía una psicópata, pidiéndole que se tranquilizara.

Una de las claves de la reacción de Laura anoche es su odio inmenso hacia Javier, posiblemente derivado del odio aún mayor hacia su madre. Pero otra clave igualmente importante es el ‘ombliguismo’ de Laura. Su tendencia a mirar su propio ombligo y considerarse centro del universo. Por eso cuando Makoke habla de lo mal que puede estar pasándolo Javier ella lo interpreta como un ataque personal. Se lo dijo Raquel y también esto lo negó. “Yo tengo la conciencia tranquila”, decía Rosa, consciente de que ella no ha hablado mal de Javier. Alejandro resumía con claridad meridiana: “¿Por qué salta ella? Porque se siente aludida”. De nuevo estuve a punto de levantarme a aplaudir y no sería la última vez en la madrugada.

Fue en este momento que Laura negaba haber hablado de Makoke. “Has hablado de Makoke”, le decía en voz baja Rosa, a lo que respondía: “No he hablado de ella”. Rosa no estaba presente o no recuerda cuando Laura ha hablado de la madre de Javier, pero sabe que lo ha hecho porque durante la discusión del pasado jueves Alejandro se lo dijo a Javier y todos lo pudieron escuchar. “Que me lo diga aquí quien sea qué he hablado de Makoke, porque he dicho que no quería hablar aquí de ella”, decía Laura. Un letrero advirtiendo de que cualquier parecido entre la realidad y las palabras de Laura es pura coincidencia debía haber aparecido sobreimpresionado en pantalla.

Creo que Belén fue la única que en ese momento le daba la razón a Laura, recriminando en voz baja a Alejandro que contase algo que Laura le había confiado. Pero es que ni siquiera lo ha contado, solamente advirtió a Javier, sin entrar en más detalles. La cerrazón de Laura se hace especialmente patente desde el momento que no considera la posibilidad de haberse equivocado cuando se lo están diciendo las personas que la han estado apoyando hasta ahora. Resultará muy complicado que conserve esos mismos apoyos después de su negación de la realidad y su cerrazón ante palabras amigas.

En el segundo plano que le corresponde, Julián hizo de torpe mediador, intentando callar a ambas partes, pero un poco más a Alejandro. Carlos puso cordura defendiendo el diálogo, que tanto parecía preocupar a Julián. En realidad, creo que lo que le preocupaba es venderse un poco más como el buen chico que evita discusiones, un rol que se está trabajando desde el principio, aunque luego en el petit comité del dormitorio hace trajes a diestro y siniestro y ríe cuando Laura llama “abeja guarra” a Makoke.

“Yo creo que si dos personas quieren discutir están en su pleno derecho de discutir y tú no puedes decir que no discutan. Yo no discuto porque no estoy en el ajo, pero si estoy en el ajo discuto porque me da la gana”, decía Carlos, que cada día se apuntala más como un concursante perfecto: inteligente, elegante y divertido. “¿Qué quieres? ¿Tapar todo? ¿Que esto sea la casa de la pradera?”, insistía Carlos. Julián le acusaba de querer convertir la casa en Vietnam (es de suponer que se refiere al del Viet Cong), y Carlos volvía a explicar lo obvio: “Si Laura se mete conmigo, que no es el caso y por eso estoy callado, le tendré que contestar”. Y remataba: “¿Para qué estamos aquí? Para que no lleguen a las manos, pero hablar y discutir… es que de eso se trata, de que se pongan de acuerdo”. Chapó por Carlos.

Alejandro daba en el clavo después de la bronca diciéndole a Javier que tiene sangre de horchata. Fue la última vez que debí aguantar el impulso de levantarme a aplaudir. Luego le convencieron las explicaciones de Javier sobre que no puede decir nada sobre algo que no ha escuchado directamente. Cuando pase por plató y le pongan las imágenes promete respuesta contundente. Veremos si es así. Antes de esto, Laura hablaba a solas con Alejandro en un tono bien distinto, aunque en una de esas conversaciones que no tienen objetivo ninguno, por lo que no resultan nada prácticas. Si acaso sirvió para que la relación entre ambos no se deteriore más. El pique entre Alejandro y Laura venía de los posicionamientos, de nuevo en contra de uno de los nominados. Laura se puso en la fila de Alejandro y respondiendo al ‘súper’ dijo que era poco humilde y estaba siempre tenso. Fue una cuchillada seca e inesperada, que influyó en todo lo que sucedió después.

De nuevo se posicionaron equilibrando las filas con el fin de que todos tuvieran el mismo número de enemigos. El tema consiste en que cada concursante diga quién quiere que sea expulsado, pero ellos lo convierten en un fraude y hacen la componenda que vimos de nuevo anoche. Tras Javier se pusieron Sema, Rappel y Julián. En la fila de Charlotte estaban Raquel, Carlos y Liz. Y teóricamente en contra de Alejandro se posicionaron Laura, Rosa y Belén. Tres en cada fila, desoyendo las indicaciones del ‘súper’ pidiendo que fueran sinceros. “Espero que el público no se sienta engañado”, decía el ‘súper’. Pues ya le digo yo que sí.

No superaron la prueba, como era previsible. Según el sobre abierto anoche solo podían tener cinco fallos. “En el fallo número diez dejé de contar”, decía el súper. De todos los fallos el más sangrante es aquel cometido durante la parte de la prueba sobre la fobia a que hablen mal de uno mismo. En lugar de hablar mal lo convirtieron en un ejercicio floral bastante estomagante. Otro fraude del que fueron conscientes. De hecho, ayer mismo Julián proponía que al ser el último día lo hicieran bien y en lugar de repartir jabón hicieran comentarios críticos, que es de lo que se trataba. No estaba nadie por la labor, y él mismo volvía a enjabonar de forma bochornosa al resto de compañeros, excepto los elegidos. Confieso que no pude aguantar tal sobredosis de edulcorante, tanta falsedad y tanta hipocresía. Opté por bajar el volumen y desintoxicarme durante un rato.

El que no hayan pasado la prueba significa que solo nominarán Carlos, Laura y Javier, aunque este último solo lo podrá hacer si no es expulsado. Si nos ponemos en el supuesto de que Javier sigue en la casa, él y Carlos podrían pactar para poner en la palestra a los tres concursantes que ellos quieran. Bastaría con que diesen los mismos nombres, reservando para uno los tres puntos de Carlos y uno de Javier, a otro ambos le darían dos puntos y lo contrario del primero al tercero. De esta forma subirían tres concursantes con cuatro puntos, y los votos de Laura no servirían para nada.

Por lo escuchado anoche, no están por la labor de pactar las nominaciones. Primero porque Carlos quiere nominar lo que le pide el cuerpo, sin pensar en si eso le beneficia o le perjudica. Segundo porque Javier mantiene su intención de no dar ni un solo punto a Laura, por mucho que Alejandro le hizo ver lo mucho que se está equivocando por ello. Sí coinciden en sus otros dos nombres, que son “conejito”, también conocido como “Rabbit” y más popularmente como Rappel; así como 'Abraham', nombre en clave de Julián. No es que me apasionen los motes, pero reconozco que con estos me he reído.

Moleskine del gato

Ya conocemos el nombre de dos de los tres visitantes del balneario GH VIP, que habitarán la casa entre el jueves y el viernes. Se trata de Kiko Matamoros, que no sé si pondrá paz o, por el contrario, la casa patas arriba; y Víctor Sandoval, uno de los artífices del éxito que tuvo el anterior GH VIP, tan añorado. El tercer nombre no fue dicho, pero Jordi nos ofreció las siguientes pistas: es mujer, fue concursante de esa misma edición de Sandoval y tiene cuentas pendientes con un par personas en la casa actual. Belén Esteban e Ylenia estaban anoche en plató y fueron descartadas, por lo que nos quedan Ángela Portero, Chari Lojo, Ares Teixidó, Laura Cuevas, Olvido Hormigos y mi apuesta personal: Aguasantas Vilches.

Cuando Laura le cuenta a Belén que Javier puso un veto a su hermano Diego, razón por la cual no entró, supongo que se refiere a que estaba previsto que entrase en su lugar, ¿no? O sea, no querrá decir que iban a entrar todos. Porque, a ver, solo falta el cirujano plástico de Kiko Matamoros. A este paso, que hagan otro formato tipo 'Los Osbourne'. Que hagan 'Los Matamoros' y dejen espacio libre en GH VIP.

Sorpasso en los porcentajes ciegos. El segundo más votado ha superado al que el domingo estaba en cabeza, sacando una distancia considerable. El anuncio de la visita de Kiko puede haber garantizado la permanencia de Javier, condenando a Charlotte. Lo siento por la argentina, pero creo que ahora mismo es lo que más conviene al espectáculo. Los porcentajes estaban anoche así: 36,4 %, 56,3 % y 7,3 %.