Ni una mala palabra

telecinco.es 31/12/2008 08:48

La noche de ayer comenzó como algunos habíamos soñado. No le faltaba razón a Iván cuando decía la Nochebuena pasada que "Gran Hermano es una fábrica de hacer felices a las personas". Esta nueva máquina de los sueños, como se calificó a allá por los años cuarenta, nos dio también en esta ocasión aquello que deseábamos, aunque no siempre lo esperásemos. He decir que albergué siempre la esperanza de que así sería, quizá porque desde hace tiempo confío en ese equipo que tantas veces me podría haber defraudado y no lo ha hecho. No quiero vanagloriarme de nada, pero el lunes dejaba clara mi confianza en ese equipo con las siguientes palabras:

Pues bien, la gala comenzó con una seria Mercedes Milá, afectada por un fuerte resfriado y claramente molesta por este episodio, comunicándole a Ana Toro que estaba fuera del juego. Después, el texto trasladado por al resto de habitantes de la casa era tan preciso como impecable. Ni una palabra de más ni una de menos. Decía así:

Desde esta tribuna privilegiada de la que dispongo solamente puedo dar las gracias por mantener la ilusión y la confianza de muchos. Gracias por respetar tanto este formato como lo hacemos muchos de sus seguidores. Gracias por dar prioridad a la integridad o a la coherencia de los argumentos, y no a criterios puramente mercantiles. Gracias, en definitiva, una vez más por no defraudarnos.

Ana fuera de la casa estuvo tan aturdida como lo ha estado en su vuelta. Ignoro qué le ha pasado, aunque si hacemos un ejercicio de memoria pronto dejó de ser la Ana alegre y revoltosa que conocimos en los tres primeros días de convivencia. En seguida la vimos dependiendo de unos tapones de los oídos para sobreponerse a su insomnio, llorando en ocasiones sin razón aparente y con un carácter irascible que le hizo discutir fuertemente con Eva, Loli o Almudena en el espacio de apenas unos días. Ella se apropió del 'clan Mirentxu', que llamamos entonces, practicando en ocasiones el más intenso intento de lavado de cerebro que he visto nunca, cuando pretendía conseguir (y lo lograba) que la china Li nominase como ella quería.

Su regreso no contaba con ninguna halagüeña perspectiva, incluso durante la semana de encierro en la casa vieja mostró escaso entusiasmo ante la más que cierta posibilidad de ser la elegida. Debieron haber entrado Eva o Gema, lo cual demostraron las imágenes anoche, mostrándonos a esta última con los ojos llenos de lágrimas. Lamento profundamente que no hubiera sido ella la elegida, ya que hoy tengo la convicción de que hubiera llevado la alegría a esa casa, e incluso es muy probable que hubiera hecho a este tozudo gato cambiar su opinión sobre ella, llegando a conquistarme un poco. Por su parte, Ana no tuvo explicación alguna para su torpe actuación de estos días, tampoco para el poco entusiasmo mostrado desde el minuto uno.

Su oportunidad pasó, y no solamente celebro que así fuera sino que la escenografía elegida por el equipo del programa fue impecable. No dejaron que se despidiese de la casa ni de sus compañeros, ni siquiera hacer la maleta. Mercedes Milá le comunicó la noticia sin darle la palabra en ese momento, no hasta explicárselo a la audiencia a la vez que a los habitantes de la casa. Y la estupenda entrevista que le hizo Milá fue casi exclusivamente para intentar que se explicase ante la audiencia, cosa que no hizo. Un diez, sencillamente.

La noche empezaba con una sorpresa como esta, que lo fue absolutamente para los cinco compañeros que han convivido con ella durante esta semana, habiéndose portado mejor con la repescada que esta con ellos, sin excepción alguna. Pero no sería la última sorpresa, ya que la entrada de un precioso cachorro de leona llamada (como la hermana de Iván, por cierto), la expulsión de Palomares, el sistema elegido para las nominaciones, o el anuncio de una italiana visita para los próximos días, fueron otros momentos tan inesperados como intensos.

Esta edición de Gran Hermano está siendo un sueño muy completo. Lo último es la entrada de una leona, que será también durante la próxima semana. Ella será, junto a otros animales menos agradables, parte importante de la prueba de esta semana. Esto se produce tras la salida de las ovejas y la burrita , que les ayudaron a superar la prueba del pesebre a pesar de lo mal que cantaron algunos, especialmente un Iván que debería indemnizarnos por haber destrozado nuestros tímpanos y amenazado nuestra sensibilidad musical. , así como los gusanos y demás, no serán mascotas para los concursantes, sino que estos harán de cuidadores, en una prueba que cuenta con la cuidadosa supervisión de especialistas. Es parte de una prueba, y pienso que un acierto al contribuir a que tomemos conciencia de la importancia de dedicar toda la atención del mundo a otros miembros del reino animal, tanto que de cómo lo hagan dependerá que tengan o no presupuesto en el comienzo de la cuesta de enero.

Sobre lo de la que vendrá de visita no sabemos nada más, aunque igual no tardamos mucho en enterarnos de algo. Esta noche ha venido tan cargada de emociones y puntos de interés que no hemos tenido apenas tiempo de pensar en esto. Por otra parte, las nominaciones plantearon de nuevo el juego de las tres puertas, como adelantábamos ayer, encarnadas anoche en representantes del pasado, presente y futuro. Esto quiere decir que quien eligiese la puerta (solo lo hizo Almudena) estaría obligado a elegir a un ex concursante para nominar en su nombre (eligió a Gisela, que a pesar de ser hostigada por Estefanía no nominó a Iván para ponerse en el lugar de Chiqui); aquellos que se decidiesen por la puerta (Iván, Orlando y Liz) nominarían normalmente sin más (aparte de los insectos que debían sortear para leer la tarjeta que explicaba cómo habían de nominar); y aquellos que se decantaran por la (Julito) tendrían la posibilidad de excluir a uno de los nominados, incluido él mismo en caso de estarlo.

Me sorprende que los concursantes mantengan tanta fidelidad a la hora de elegir la puerta, lo cual da una ventaja inmensa a quien plantea ese juego, ya que puede prever cómo acabará la cosa cada vez. Si yo fuera concursante intentaría variar mi elección, solo fuera por jugar un poco yo también. Todos menos Liz, y en alguna medida Orlando, nominaron como cabía esperar. El feriante dio un paso atrás en su apoyo a Iván por primera vez. Bien es cierto que le dio un solitario punto, pero es sospechoso que se volviera a escudar en aquella vez que Almudena le salvó para dejarla sin nominar. Creí que aquello estaba ya saldado, y realmente lo estaba, solo que probablemente prefirió jugar esta vez, evitando nominar a una frágil Chiqui a quien no ve como el peso pesado de Iván.

Liz es jugadora nata, una superviviente que habrá tenido que pasar por la vivencia humillante de ser negra en la , lo cual tengo el testimonio de que no es nada fácil ni cómodo. Ella tiene una actitud en la casa y otra bien distinta a la hora de nominar, lo cual plantea un juego tan lícito como llamativo. No seré yo quien se lo afee, sino más bien todo lo contrario. Si acaso me sobra la parte de actuación, que nomine con aparente esfuerzo, como si estuviera improvisando. Por lo demás no le pongo un pero, incluso es el factor sorpresa cada semana. Ayer le dio sus tres puntos a Iván, dos a Almudena y uno a Julito, si bien he de decir que Iván también le reservó sus dos puntos. Al final, Julito tenía ocho puntos, Liz siete y seis tanto Almudena como Iván. Orlando era, por tanto, el único que se salvaba en primera instancia de la nominación, con solamente tres puntos.

Pero recordemos que Julito tenía que excluir a uno de los cuatro nominados, pudiendo salvarse él mismo. La torpeza del que referido a sí mismo cambia su opinión aduciendo que "rectificar es de sabios" hizo al canario explicar que no se salvara él sino a Liz diciendo: "Tengo un corazón muy grande, Liz. Y ninguno de los de allí haría lo que yo he hecho", refiriéndose a los gritos en contra escuchados en plató. Como decía anoche Milá referida a otra historia "dime de qué presumes y te diré de qué careces". Pero, ¿cómo se puede uno mismo adular de esa manera? Sinceramente no lo entiendo. El papelón que ha venido desempeñando todos estos meses Julito tiene su culminación en ese momento estrella de la noche.

Pero ayer era la velada de Palomares, tras resolverse el práctico empate que mantuvo presumiblemente con Liz obteniendo un 42,5% de los votos para su expulsión. No está mal si tenemos en cuenta que el domingo los dos más votados tenían un 36,7% y un 38,4%. Como poco le cayeron otros cuatro puntos en su contra, si no casi seis. El título de este escrito hace referencia a la actuación firmada anoche por el de . Mercedes comenzó con una pregunta inmensa, tanto como las entrevistas que está haciendo la presente temporada: "¿Has pensado alguna vez que igual tienes un problema en el lacrimal?", haciendo referencia a su habilidad para llorar sin derramar ni una sola lágrima. No nos equivocamos al observarlo, ya que el propio protagonista lo confirmó. Vino a decir que no llora porque no le da la real gana, y ole sus huevos, con perdón. En realidad, debí titular "ni una palabra", porque resultó complicado sacarle algo más que una colección de muecas y sonrisas, pero de algún modo hago referencia a una apuesta que crucé al comenzar la entrevista. "Apuesto a que este no habla mal de nadie", dije, y así fue.

Palomares no dijo ni una sola palabra negativa sobre nadie, pasando de puntillas por encima de todos los asuntos que se le mostraron y plantearon, tal como hizo durante toda su estancia en la casa. Él mismo lo dijo este fin de semana: "no me he pronunciado en tres meses lo voy a hacer ahora". ¡Pero qué barbaridad! ¿Cómo se puede estar tres meses mordiéndose la lengua? Yo tendría ya lesiones graves, cuando no requeriría un implante con carácter de urgencia. Esto, que es el gran defecto de Javier Palomares, probablemente la razón por la que esta nochevieja la pasará en su casa, se me antoja que también puede ser su mayor atractivo.

Qué queréis que os diga, me gustó mucho ver a Palomares despedirse de todos con buenas y cariñosas palabras. Es eso lo que he echado de menos en todos los que le han precedido en ese mismo comprometido momento. Y además, en algunas ocasiones un silencio puede estar evitando ahondar en un enfrentamiento o le puede evitar opinar algo en contra de un amigo, como en la discusión a cuenta de lo desafortunado que había estado Julito con el loro, en la que Almudena tenía toda la razón, por más que la pueda perder por sus rudas maneras. Si Palomares hubiera dicho algo, probablemente Julito se habría sentido dolido y hasta traicionado. Dice un viejo adagio que "somos responsables de nuestras palabras y esclavos de nuestros silencios". Palomares se ha revelado, por tanto, como un gran siervo, cautivo, oprimido, entregado, sometido y tiranizado por él mismo.

Mañana no estaré aquí pero sí el próximo viernes, con mi primera anotación del 2009. Os deseo a todos una suave salida de año, con mis mejores deseos para el año entrante. a todos.

[Dejo vídeo del momento en que le comunican a Ana su obligada salida del programa, que podéis encontrar también en MiTele, desde donde se puede llevar a cualquier blog o web, así como enviarlo a un teléfono móvil. También os recuerdo que podéis votar a este blog o a cualquiera de los existentes en esta casa en la elección del mejor blog, cuyo ranking se puede consultar aquí.]