Meri, contenta de saber que Alain se autocontrola con ella

telecinco.es 10/11/2016 09:50

Meri ya no está tan disgustada como después de sus primeros besos y meneos varios bajo el edredón. Ayer estaba hasta contenta, supongo que considerando un triunfo parcial que Alain le hiciera una confesión inesperada: se autocontrola con ella. Parece más creíble esto que lo de Rodri con Bea, que llevan ya semanas de besitos, pero sin arrimarse demasiado. Si entre los dos hubiera auténtica atracción mutua el autocontrol de Rodri sería digno de estudio. Otra opción es que su relación responda a la teoría del pato, que tanto me gusta. Es decir, si parece un paripé, tiene pinta de paripé y los dos se comportan como si fuera un paripé, es que es un paripé. ¡Cuac!

Las comparaciones son odiosas, pero ya que estamos puestos diríamos que Rodri carece de ese “fuego” que dice Alain tener. Es una cuestión de pura pirotecnia. Rodri está sin pólvora y Alain a punto de explotar. Tanto es así que anoche volvió a haber arrime bajo las sábanas. Ver no vimos nada de nada, pero las miradas de Clara y Noelia lo decían todo. También Miguel estuvo atento a lo que sucedía en el extremo de la ele donde duermen Meri y Alain. Dos indicadores hacen que no tenga ninguna duda de que algo hubo. Primero las caras de auténtica sorpresa de esos compañeros. Segundo que lo siguiente fue el plano del logotipo del programa, justo igual que pasó la madrugada anterior. Razón tenía Meri para no estar tan preocupada. La mecha prendió de nuevo anoche.

Seguimos sin tener la versión de Alain directamente. La conversación que tuvo con Meri la conocemos por lo que esta contó a las dos únicas personas que hasta anoche tenían conocimiento de lo sucedido hace un par de noches: Bea y Adara. También he de decir que ahora es menos importante lo que haya de decir Alain, aunque sigo teniendo gran curiosidad por comprobar hasta qué punto la versión de Meri es fiel a la realidad. Sucede que Alain ha evitado la lapidación en plaza pública de una manera que este gato pasmado no contemplaba ayer. Las dos consignas primeras pasan a ser papel mojado. O papel quemado por el fuego del francés. Puede que Alain haya sido incapaz de mantener su decisión primera. Eso o no supimos interpretar lo de “no se lo cuentes a nadie” y “no te quiero hacer daño”.

Con los retazos de realidad que tenemos podemos componer nuestro propio puzle, probablemente equivocado. Alain se salva de ser considerado ese tipo cruel que abusa de lo enamorada que está la pobre niña inocente y después de unos meneos le dice si te he visto no me acuerdo. Hombre, personalmente tampoco me hacía falta escuchar su versión para considerar injusto el simplismo de ese planteamiento. Por eso cuando ayer anunciaba lo mucho que podía perjudicarle todo esto a Alain en el concurso solo estaba interpretando lo que sería el sentir de muchos. No olvidemos el perfil masivamente mayoritario de la audiencia de este programa, y más particularmente de la audiencia votante. Mujeres muy jóvenes votan más que nadie, o eso supongo yo. Es igual que cuando digo que Clara está sentenciada si se mete en medio de esta relación. No seré yo quien dicte sentencia, sino aquellos a quien corresponde hacerlo.

Ante lo de ayer, y dando por buena la versión que contó Meri, en caso de que tuvieran un meneo sería cosa de los dos. De acuerdo que Alain sabe lo que Meri siente por él o puede imaginarlo. También ella es consciente de que Alain siempre ha descartado que vayan a tener nada más de lo que han tenido hasta ahora. Por tanto, es igualmente consciente de que si se mete en ese jardín es con unas determinadas condiciones, por lo que no podrá después reclamar mucho. Digamos que visitar el jardín no otorga un certificado de propiedad. Se entra y sale del jardín a placer, nunca mejor dicho, pero eso no te hace dueño del mismo. Alain no le está prometiendo nada a Meri liándose con ella. Es de suponer que la premura y las ganas de más hacen a la de Cornellà pintar un escenario desastroso demasiado pronto. Sin conocer lo sucedido anoche, solo que durmieran muy pegados (cosa que sí llegué a ver) hace pensar que no era para tanto la cosa.

Meri pensaba que no habría más besos y meneos. Y los besos crean dependencia. Ayer le decía a Bea: “Tampoco se puede estar con un sí, con un no”. Para Bea es cosa de semana y media, supongo que se refiere a que estén liados del todo. A Adara también le destacó el tema del autocontrol. “Me dice que a veces se autocontrola mucho, pero que a veces no puede porque él no puede controlar su parte que es de… fuego, para no mojarse hablando”. De nuevo el botánico convertido en pirotécnico. Por no decir incendiario. Me da la impresión de que el Alain controlador, el contenido, el capaz de permanecer callado semanas, mide mucho sus palabras y es demasiado sensato como para andar quemando montes así a lo loco.

Si es cierto que después de prevenir sobre su fuego estuvo tonteando con Meri a fuerza de conversaciones subiditas de tono se confirma mi teoría de que el pirotécnico sabe bien cuando soltar mecha. Lo que ya me deja ojiplático perdido es la supuesta conversación sobre el pelo, que Meri le contó a Bea y no sé si ella entendió a la primera o no le importó nada quedarse in albis. Ya me trajo más de un disgusto aquello de Tarifa y Nueva York, como para aventurarme a interpretar claves de conversaciones imposibles. Pero lo mío es como el chiste del escorpión… es mi carácter.

Imposible resistirme a traducir la clave del pelo de Alain. Preguntó Meri si le hacía gracia lo de ayer, obteniendo una respuesta negativa. “Pero, ¿qué quieres que haga?”, añadió Alain, poco antes de volver a pasear su fuego. “A veces no me puedo autocontrolar porque soy una persona que tengo mucho fuego”. No descartaría que Alain dijera lo del fuego una vez y al escucharlo repetido por Meri parezca que hay incendio donde solo está prendiendo una cerilla. Pero lo bueno, según Meri, aquello a lo que merece estar atento (¡ya lo creo!) es lo del pelo.

“Me ha empezado a hacer preguntas insinuando. Insinuaciones, y yo soy tonta y le he seguido el rollo”, dice Meri, e intenta transmitir alguna clave a Bea que no quiere decir en alto porque así lo vamos a entender todos. ¿Pero esto qué es? ¿Acaso no merecemos entenderlo todo? Si al menos hubiera tenido el detalle de medio meterse en un armario con Bea después para aclarar las claves, pero ni siquiera. Ahora yo revelo mi teoría sobre la metáfora del pelo y seguro que no soy el primer en pensarlo. La mala suerte hará que alguien lo haya puesto antes por escrito en algún sitio y quiera reclamar autoría después, intentando (y casi consiguiendo) dejarme al pie de los caballos. Tarifa y Nueva York son una mierda de clave al lado del pelo de Alain, ya os lo digo yo.

La conversación insinuante, a la que también se refería Meri hablando con Adara, viene a ser algo así:

Alain: ¿Tú me cortarías el pelo?

Meri: Sí.

Alain: Es que el pelo lo necesito para vivir para siempre.

Meri: En fin, tu pelo deja mucho que desear.

Alain: Ah, ¿sí? ¿Qué le pasa a mi pelo?

El concursante antes conocido como botánico y del que recientemente hemos descubierto su afición a la pirotecnia, ahora resulta que también es peluquero. Si tenemos en cuenta que en la vida real ha sido barman e instructor de gimnasia, si no recuerdo mal, a Alain no se le resiste ninguna profesión. Ya en serio, no sé si alguien coincidirá conmigo, pero yo interpreto que Alain quiere saber si Meri está tan enfadada como para querer cortarle la coleta. Es decir, dejarle sin mecha para los restos. Lo que vendría a ser arrancarle el capullo. O sea.

Lo de Meri y Alain tiene pinta de ser el gran argumento sobre el que gire la gala de esta noche. Es una gran historia sobre la que hay muchas dudas. Lo del pelo es nada al lado de todo lo que tenemos pendiente descubrir. Por ejemplo, las conversaciones perdidas, especialmente esa de ayer, de la que solamente vimos una parte en la que Meri volvía a arremeter contra Clara. Miro a los ocho concursantes que quedan y tengo una sensación inequívoca de que no me sobra nadie. Pero al mismo tiempo creo que solamente tres tienen algo que decir en las semanas que restan hasta el final. Clara podría haber arañado algún argumento si Alain no hubiera prendido la mecha junto a Meri. Ahora ya se ha convertido definitivamente en espectadora que no pierde ripio ante lo que sucede al otro lado de la cama. Es esa espectadora protestona y malhumorada, que dice detestar el espectáculo al que no deja de asistir.

Clara se retroalimenta de aquello que critica, y lo peor es que sigue convencida de que los demás subsisten gracias a su infinita generosidad. “A ti no te ha faltado nunca en esta casa un plato de comida”, le decía ayer a Adara. Como si fuera ella la dueña de la despensa. Pasan los días y no cambia le película. Clara ya lo ha mostrado todo. Gustará más o menos, pero no parece que pueda ofrecer más. Miguel ya quemó todas sus naves y se ha quedado sin sitio en la casa. Ha hecho suficiente promoción de su prótesis, supongo que recompensada cuando salga por el fabricante de turno. Tanta impostura cansa al más pintado, y cuando escucho a Miguel equiparando los problemas que ante la sociedad plantea la transexualidad a los de la calvicie solo puedo pensar que se le está empezando a ir la cabeza.

La pareja Rodri y Bea no tienen mecha que prender, lo cual es respetable. Nada les obliga a pasar de los besos y las cosquillas en el brazo. Entiendo que puedan entender como una falta de respeto a sus familias profundizar un poco en su relación. Nada que objetar, solamente que su historia está estancada definitivamente. Es como si para ellos hubiera llegado la final un mes antes, y a partir de ahora estuvieran viviendo una agónica espera deseando que llegue la recta final. En este repaso me queda Noelia, que ha decidido asociar su destino en el concurso al de Bea y Rodri. No parece la mejor de las decisiones, aunque en su caso me da igual que me da lo mismo. Noelia me sobra desde hace semanas. Tal vez sea la única que me molesta de verdad.

Por tanto, me quedo con las perspectivas que se acaban de abrir entre Meri y Alain, los únicos capaces de introducir una nueva trama a estas alturas. Y, por supuesto, con esa Adara contra el mundo, voz discrepante y conciencia crítica de la casa. Solo ella me representa cuando le canta las cuarenta a unos y otros. Ayer repartió cera a Alain, Clara y Rodri. No estoy seguro, pero igual algo salpicó a Miguel. A Alain le volvió a reprochar su entreguismo al clarismo, que viene a ser el cuerpo de fuerzas de orden público en esa casa. Alain participó de las bromas que la otra noche enervaron a Clara porque no estaban dejando dormir a los demás, pero a la mañana siguiente pedía respeto. Le había abroncado Clara, y esa fue su manera de responder “sí, mi ama”.

Es una gozada ver a Adara mantenerse como conciencia crítica en la casa. Hemos perdido a Bárbara, pero todavía nos queda ella. Ya no es cuestión de simpatizar con unos u otros. Miro la casa y me planteo qué habría sido de estos últimos cuatro días sin Adara, Meri y Alain. Prefiero no pensarlo siquiera. Están todos nominados y puede salir cualquiera. Además, habrá juego de las bolas, se reabre El Club y siendo ocho da igual lo que nominen porque el poder omnímodo de sus miembros puede decidir sin mucho problema los tres próximos nominados. O ponen algún contrapeso a esta injusta situación o es muy posible que queden nominados Alain, Meri y Adara. Ahora sí que prefiero pensar en otra cosa.

Moleskine del gato

Esta noche tenemos una fiesta. He de confesar que hoy tengo más ganas de fiesta de lo normal. Los detalles sobre el ‘edredonazo’ y una expulsión que podría dejar fuera de la casa a un concursante nunca nominado por sus compañeros hacen que esta gala esté más rodeada de morbo que nunca. Jorge Javier Vázquez va a estar en su salsa y nosotros la vamos a disfrutar.