Omar se emociona viendo el vídeo de presentación de Paula

telecinco.es 19/11/2014 09:36

Anoche les pusieron los vídeos de presentación de los que aún siguen en la casa y, como suele pasar, lo disfrutaron más que viendo la mejor de las películas. Estaban convencidos de que tendrían velada cinematográfica puesto que les habían prometido que sería la noche del martes cuando podrían probar las palomitas de maíz que protagonizan la prueba semanal, pero en lugar de asistir a un estreno se vieron a ellos mismos tal cual les vimos la primera noche, hace exactamente dos meses. Sesenta días que se han pasado volando y tras los cuales agrada comprobar que esos concursantes, desconocidos entonces para todos, aparecían de forma tan identificable.

Es todo un mérito para el equipo del programa que recordados los vídeos pasado todo este tiempo no haya nada que chirríe. Paula aparecía ya como la alocada soñadora que es, Omar como el chico de barrio con ínfulas, Azahara era la ‘magobio’ comprometida y singular, Hugo anodino, las primas alegres y criticonas hasta con ellas mismas, Fran presuntuoso, Luis un señorito con secretos, o los primos perfectos protagonistas de la película ‘Dos tontos muy tontos’, como les representamos en una de esas ya clásicas carteleras cinematográficas que a modo de viñetas humorísticas acompañan con frecuencia estas líneas.

Todos disfrutaron viendo su vídeo y el de los demás. Hubo alegría y, sobre todo, mucha emoción, durante el visionado y los posteriores minutos. Apenas escuché quejas, por el contrario, todos disfrutaron el momento sin ganas de aguar la fiesta a nadie. No me extrañó ni el histrionismo de Paula viendo cada vídeo ni lo crítica que se mostraba Azahara con ella misma. Solo hubo un rostro que me llamó la atención, y no fue viendo su vídeo sino el de Paula. Era Omar, al que el realizador acertó haciendo un par de primerísimos planos.

Omar sonreía, tragaba saliva y se emocionaba viendo el vídeo de presentación de Paula. En un momento disimuló mirando a su derecha, donde tenía a Jonathan, pero volvió a dirigir su mirada al plasma para no perder ripio. Su rostro era complaciente, con una ligera sonrisa dibujada en su boca y unos ojos que decían más que millones de palabras. Porque Omar anoche sonreía con sus ojos, algo que a veces se ve con más facilidad de lo que parece. Pero, sobre todo, un brillo muy especial iluminaba su mirada.

El domingo vimos llorar a Omar por primera vez, aunque ya el viernes sus ojos se humedecieron tras ver que Vitín no regresaba de la sala de expulsiones. Pensé entonces que había lamentado más la expulsión de su amigo que la de Lucía. Anoche no pude evitar fabular imaginando su rostro viendo el vídeo de su novia, comparado con esa expresión y el brillo de sus ojos al ver el de Paula. Ya sé que Lucía no tuvo vídeo, pero la imaginación es libre, como libre soy de pensar que su rostro no hubiera sido tan puñeteramente expresivo como con el de Paula.

Dije antes que nadie parecía con ganas de aguar la fiesta a los demás mientras veían los vídeos, aunque no fue así cuando la velada de cine y palomitas ya había terminado. Alejandra se pegó a Paula y Luis, lo cual no podía terminar muy bien. Como cabía esperar, Paula y Alejandra terminaron tarifando. No quisiera ser mal pensado, pero creo que ese era el objetivo de Alejandra. O por lo menos, su reacción respondía a un cierto resquemor al ver que celebraban más el vídeo de Paula que el suyo y de su prima. “Qué catetas somos”, se oyó decir a Yoli. El contraste entre ambos vídeos es más que evidente.

Alejandra y Paula se acusaron de maliciosas mutuamente. Supongo que ninguna de las dos sabe interpretar con generosidad a su oponente, midiendo sus actos con un rasero equivocado. Dijo Albert Einstein: "Si juzgas a un pez por su capacidad para trepar un árbol, pasará toda su vida creyendo que es un estúpido". Algo así les pasa a estos dos, juzgan al otro mirándose a sí mismas, presuponiendo que todos tenemos las mismas capacidades o nuestras emociones responden a similares impulsos. Es un error presuponer que Paula hace un papelón ridículo porque llore como una niña viendo el vídeo de los primos. Esto hace Alejandra porque ella reacciona de forma bien distinta, por eso se equivoca al pensar que su reacción debe ser la de los demás.

Sin embargo, Alejandra acusa a Paula de sus miradas. “Tú no has visto las miradas que sueltas. Miras con una malicia que flipas”, decía la manchega. Este es otro caso, consistente en ver la paja en el ojo ajeno y no ver la viga en propio. De ojos se trata la cosa, porque para miradas asesinas las de Alejandra. Quitaría lo de “malicia” por no presuponer, pero si hay alguien que mira con descaro esa es ella. Es otra constante en las primas acusar a Paula de aquello que ellas mismas hacen. Sin ir más lejos, la actitud de Yoli unos minutos después de esta pequeña bronca entre su prima y Paula no era muy distinta que la señalada por Alejandra en la hawaiana. Lo mismo en Paula es por ser una teatrera y en Yoli porque es un amor de niña. Las primas son jóvenes alegres y Paula una niñata. Las miradas de Paula, maliciosas y las de Alejandra, pura sinceridad.

Ni siquiera es indulgente Alejandra con su prima, a la que critica por haber dado un abrazo a Paula tras ver su vídeo. Tal vez estaba olvidando que ella también la había abrazado un rato antes del pase de los vídeos. Yoli tampoco soporta a Paula, pero piensa que no es mala chica. No le ciega la inquina que le tiene Alejandra, recíproca en su caso. No veo mucha diferencia entre la actitud de Alejandra con Paula y la de Paula con Alejandra. Si acaso, creo que Paula lleva semanas pasando de la de Albacete, mientras esta la sigue picando en cuanto encuentra la ocasión. Ya sea haciendo el comentario de que no confía en Luis para que decore su cuadro con palomitas como acercándose a hablar con ella y Luis sabiendo que no es bienvenida.

Esta discusión truncó el momento exaltación de la amistad que se vivía en la casa tras las proyecciones. Omar fue el más conciliador, acercándose a unos y otros con muy buen rollo. Tal vez lo que observan quienes dicen que Omar está evolucionando positivamente son momentos como este, que no debieran de contar si se producen estando nominado y a dos días de la noche de expulsión. “Me gustaría llevarme de aquí a todos, incluida a Paula”, decía Omar. Y lo hacía hablando con Fran como si no hubiera pasado nada. No sé si pesaba más la cercanía de la expulsión y nuevas nominaciones o que en su vídeo de presentación el apoderado aparecía con sus coches de lujo. Creo que de nuevo vi el fulgor de esos vehículos reflejado en la calva de Omar.

Omar incluso tuvo tiempo anoche para tranquilizar a Luis, preocupado porque Alfredo no le hubiera escrito nada en su cuadro. Para el de Carabanchel la razón más probable es que no le diera tiempo, aunque el torero piensa que igual ha influido la discusión del vestidor entre él y Omar. Me decanto por la opción B, sin ninguna duda. Sobre todo viendo la mala intención en su dedicatoria a Paula, que obligó a su borrado por parte del programa. Por cierto, las dudas que ayer expresé sobre el mensaje borrado de Xamy a Azahara han sido despejadas gracias a varios amables lectores que se han molestado a aclararme lo que decía. No era nada ofensivo en este caso, sino que simplemente hablaba de la madre y otros familiares de la concursante, lo cual el programa consideró que era demasiado personal.

Paula ha decorado el cuadro de Luis en la prueba semanal, y en lugar de ponerle una peluca de palomitas, como han hecho todos, ha compuesto un cuadro abstracto lleno de significado. Se lo explicaba ayer al interesado: “Quería hacer algo totalmente distinto, sin modificar tu cara, pero que tuviera que ver con tu interior”, decía Paula como un crítico de arte. Le tapó parcialmente el pelo porque le gusta, pero no del todo. Le dejó la boca destapada porque le encanta. Un ojo tapado porque está atrapado en un muro de ladrillo cuando pierde tanto tiempo en dormir.

No se puede negar la originalidad del cuadro realizado por Paula, y mucho menos de su explicación. Para Hugo es uno de los mejores cuadros. Para Alejandra una cosa abstracta horrible. Las primas son de ese tipo de personas que cuando ven un Picasso dicen algo así como: “Mi sobrino pequeño lo haría igual”. Es una cuestión de sensibilidades, también de tener o no tener el ojo acostumbrado a ver determinadas cosas. En todo caso, todo es válido, igual la composición abstracta de Paula en el cuadro de Luis, como la barba de Papá Noel que han puesto a Fran o Yoli convertida en una conejita, aunque a los primos no les importa nada que ella piense que es un gato.

Ayer pensé en estos dos meses y el que está por venir, e imaginé que dentro de otros treinta días estaremos a las puertas de las fiestas de Navidad. Me ayudó también que en el supermercado hayan puesto ya la decoración navideña y hubiera gente comprando turrones como si no hubiera un mañana. Entonces me vino a la cabeza que cada año, en diferentes momentos (unos más propios que otros) hago mi particular carta a los Reyes Magos, o a Papá Noel, que tanto da. Creo que hoy es el día menos pensado, ese del que siempre hablamos. Por tanto, ahí van mis deseos en forma de regalo:

Para Omar pido un bonsái que quite de su cabeza la mala idea de colgar a la gente de un árbol; un tinte de pelo para que él también sea una teñida por un día (a aplicar donde sea pertinente), y un manual de buenas maneras que le ayude a renunciar a la idea de amenazar a su oponente dialéctico, aprendiendo a disfrutar de poder vencer usando la razón y sin renunciar a las formas educadas.

Para Jonathan pido una personita de fuera que soporte su inocua levedad; una muñeca hinchable a la que mandar fuera de su cama cuando eche de menos a Yoli; y una orden de alejamiento por si el acoso continúa una vez acabado el concurso. Para Juanma un mono de repetición que haga el trabajo sucio y le evite repetir casi todas las frases dos o tres veces; un viaje alrededor del mundo que no haga parada en Tarifa ni en Nueva York, y unas zapatillas deportivas que incrementen una colección que haría palidecer de envidia a la mismísima Imelda Marcos.

Para Luis pido una linterna que arroje luz sobre su futuro y le ayude a ver si quiere ser torero, diseñador o folclórica; un palé de trankimazines para que se tranquilice y deje discutir a los demás, que no solo puede hacerlo él; y también otro apoderado. Para Fran el traje de folclórica, porque con él no dudo que esa es una de sus vocaciones; una radio para él solo, que tenga capada cualquier posibilidad de comunicación con el exterior, y una suscripción a Canal + para que ande los próximos meses entretenido viendo series mientras evita ver los vídeos de su paso por Gran Hermano.

Para Hugo el contrato que espera con una multinacional para comercializar internacionalmente las cacas de la cabra; y un contrato laboral para que en su segundo trabajo haga mejor papel que en el primero como concursante de este programa. Para Azahara una enciclopedia de nutrición para que aprenda lo que es eso; una tahona para que no le falte nunca pan, y un viaje alrededor del mundo que no haga parada en Tarifa ni en Nueva York, a ser posible en un tour operator distinto del de Juanma.

Para Yolanda un hombre al que achuchar que no sea un pelele y jamás la eche de su cama; un pelele también, para que si le falla el hombre no le falte a quien achuchar; y por si le fallan los dos anteriores una buena almohada, que siempre se deja abrazar. Para Alejandra otro concurso en el que tenga el protagonismo que merece y no ha podido tener en este; un pase directo a la final de este concurso porque se lo ha ganado, y unas gafas con espejo para que pueda mirar sus propias miradas.

Y, finalmente, para Paula pido un torero que entre a matar y la haga morir de amor de verdad; el antídoto para cuando lo anterior suceda, y que no salga mañana de esa casa… o mejor... puestos a pedir... que salga el último día y con un maletín entre sus manos.

Moleskine del gato

Esta noche he soñado que soñaba que Paula se salvaba mañana de la expulsión. No recuerdo si llegaba a ver quién era el expulsado. En el sueño que tuve soñando me despertaba decepcionado porque en realidad Paula sí había sido expulsada. La veía llorando a mares en la televisión, tanto que inundaba el plató hasta desbordar la televisión de mi salón y provocar un cortocircuito en mi casa. Me despertó la sirena de los bomberos, que en realidad se confundía con la alarma de mi despertador. La próxima vez que sueñe que sueño prefiero que sea algo malo para al despertar dentro del sueño poder descubrir que era mentira.

[Montaje fotográfico por @Tito_Soy]