El pacto de los chinos

telecinco.es 11/01/2017 09:36

Toño y Alejandro se ven atrapados y en peligro. Los van a nominar muchos de sus compañeros mañana. No tienen ninguna duda. Saben que como aquellos hombres de ‘El Álamo’, no tienen escapatoria. Están fuera del círculo, son el grupo de los marginales, casi diría que unos apestados para muchos de sus compañeros de encierro. Solo Tutto está con ellos. Tutto no se entera de nada, lo cual le convierte en un compañero de viaje útil, pero no cómodo. Por suerte para ellos, anoche Tutto empezó a despertar. Estos tres concursantes piensan que todavía tienen alguna posibilidad de no sufrir un Pearl Harbor, como dice Toño.

Les inquieta la indefinición de dos de sus compañeros de dormitorio. Portugal e Italia, es decir, los dos flancos de sus camas, a derecha e izquierda de Toño y Alejandro. Les pongo nombres: Alonso y Marco. A Sergio se le ve más interesado en pelar la pava que en cualquier otra cosa. Es buen chico, no tiene maldad, pero no se va a convertir en un apoyo. Tampoco pueden contar con Aless. ¿Cómo se van a ganar a Aless? “Es hiperactivo, yo no puedo con su ritmo”, decía Alejandro. Lo mejor es que todo lo planteaban abiertamente, sin ocultarle nada a la audiencia. Esta madrugada nos han hecho cómplices de su desgracia, de la que fueron conscientes en la formación de grupos para la prueba. Y, sobre todas las cosas, se lo toman con humor. Anoche reían y me hacían reír. Y eso no tiene precio.

Si Toño y Alejandro se convierten en los apestados de esta edición, si nos los quieren presentar como los malotes, muchos estaremos a su lado. Es ley de Gran Hermano, lo hicimos con los naranjas (GH 8) y lo haremos ahora si se da el caso. Y ya digo yo que posiblemente va a ser así. La visita por tiempo indefinido de Terelu es una ayuda importante. Anoche no pudo ni quiso evitar la cara de asco cada vez que hablaba de ellos. Le molestaban hasta sus risas. “Alejandro y Toño se comunican con gestos. Veo a Toño con miedo y algo oscuro en Alejandro”, decía Terelu en el ‘confe’. El repaso al resto de habitantes de la casa fue amable, en algunos casos casi llegando a provocar la náusea. La excepción: ellos dos. Son morralla, chusma, quincalla, desecho. Los marginales, una especie a extinguir. La operación limpieza está en marcha, amigos.

En defensa propia se puso anoche en marcha el pacto de los chinos. Frente a la operación limpieza, Toño y Alejandro tenían que hacer algo. Si su preocupación es cohesionar al grupo que es núcleo de su dormitorio nada mejor que ponerse a jugar a los chinos a las dos de la madrugada. Ven al grupo dispersarse y necesitan algún apoyo para tener opción a subir al menos a un nominado. Para Toño lo ideal sería salir uno de ellos (él tiene muchas papeletas, en definitiva a Alejandro no lo ven rival y Tutto es todo almíbar, mantequilla dulce de Andorra), junto a Irma o Emma y cualquier otro. No anda demasiado despistado. Creo que con Irma acierta porque no es de las que mejor cae. Su artificio permanente, su fingido y discutible humor, las conversaciones consigo misma en soledad (copia de Carlos Lozano) y las charlas por teléfono con su madre contribuyen a que tras solo dos días de encierro algunos estemos deseando perderla de vista cuanto antes.

El pacto de los chinos no fue tal porque se quedó solo en el intento. Fue un modo de sondear si “Alon”, como llama Toño a Caparrós, está o no con ellos. Alejandro piensa que nominará con el corazón, lo cual nadie puede ver con malos ojos, tampoco ellos. En realidad, anoche reconocían no tener nada en contra de nadie. Les va a costar nominar, como a muchos otros. Pero la estrategia es la estrategia, y en este caso es una obligación de buen concursante intentar protegerse, no caer en el primer asalto. O por lo menos tener opción de levantarse cuando escuchen la campanilla y antes de que el árbitro del combate termine la cuenta atrás. Jugaban a los chinos para convencerse de que no serán noqueados y casi terminaron con más dudas que al principio.

El resultado fue que Marco, un novato en el juego al que tuvieron que explicar sus sencillas normas, se desmarcó pronto tras dar una considerable paliza a los demás. La suerte del novato, debe ser. Fue reacio a participar y ya adelantó que haría solo unas pocas rondas. Alonso también lo dejó pronto. Quedaron los que son, los mismos que recurrieron a los chinos para ver si pueden salvar los muebles. Alonso puede terminar alineándose con ellos, pero veo tarea imposible lo de Marco. Es un caso perdido. Jugará sus cartas sin ninguna atadura.

Creo que sería más fácil que fueran por Sergio, siempre y cuando no vayan a plantear la nominación de Elettra o Aly. No sabe por cuál de las dos ir, aunque anoche en el jacuzzi parecía decantarse por la italiana. Le gusta que es más femenina, aunque valora en Aly poder hacer deporte con ella. Tendrá que decidirse por una de las dos. A un lado la princesita sin oficio ni beneficio que lleva 100.000 euros en pendientes taladrando cada una de sus orejas. Al otro lado la chica ruda criada en una aldea de 500 habitantes en la América profunda que compra botas en el chino y trabaja de reportera.

Si salen nominados Toño y Alejandro la audiencia tiene en su mano cargarse a este grupo discrepante, los únicos que hoy por hoy parecen dispuestos a dar carnaza, responsables de nuestro posible divertimento en las próximas semanas. También pueden salvarlos a los dos e ir a por el tercero de la terna, sea Tutto o quien sea. Si pierden a Tutto se les pondrá la cosa más complicada, pero entonces tienen un plan. De cabeza al jacuzzi, como anoche hacía media casa. Y si hace falta vestidos de cocodrilo, decían anoche, de nuevo entre risas.

El jacuzzi concitó a otra parte de la casa. Casi todos excepto el sector de más edad. Irma, Emma, Ivonne y Terelu evitaban mojarse mientras miraban de reojo y con recelo a los apestados. En remojo estaban Daniela, quien ya ha logrado que la llamen Alexandra (tendré que habituarme, todo a su tiempo) y que ni siquiera se puso ropa de baño, Elettra y Aless. Ellos fueron los primeros en entrar, y se unieron luego Aly, Sergio y Marco. Creo que no me dejo a nadie. Serían el pacto del remojo, o algo así. Porque también hablaron de nominaciones y, por supuesto, salieron los nombres de Toño y Tutto. De momento, omitieron a Alejandro. No arriesgo nada si pronostico que las dos tes (Toño y Tutto) se llevaran la mayoría de votos mañana. No tienen escapatoria.

La visita de Terelu empezó con la prueba de decorar muffins. Debo decir que salvó la prueba Alonso, con su muffin nave espacial con antena. Pero lo interesante venía después, cuando los jefes de equipo elegidos por Terelu elegían componentes. Toño y Alejandro quedaban los últimos. Sergio proponía que se jugasen a los chinos (o a piedra, papel o tijera) cuál de los dos se iba con él, como si eso fuera una suerte. El ‘súper’, con buen criterio, no lo permitió, y finalmente el concejal dijo el nombre de Toño. Irma se vio obligada a decir el de Alejandro cuando ya no quedaba otra opción. Una evidencia más, en este caso definitiva, para que los dos supieran que están en el objetivo nominatorio. Debieron sentirse como dos tuercebotas a los que nadie quiere en sus filas y que una vez sorteados los equipos son colocados en la defensa, por ponerles en algún lugar.

Luego vino el juicio sumarísimo de Terelu, no sin antes dar consejos al grupo como si fuera la voz de la conciencia, por encima del bien y del mal. No sé quién ha dado tal poder a la Campos, ni por qué. Su salida al encuentro de cada grupo de concursantes me pareció innecesariamente parsimoniosa, como si fuera una estrella emergente de Hollywood. De acuerdo que Terelu es una diva, pero ella debería haberse dado cuenta de que es diva de mercadillo y porra deglutida por la calle. La convertimos en diva por no haber tomado el autobús desde la noche de los tiempos y desconocer el límite diario recomendado de azúcar en las bebidas del desayuno. Y, sobre todo, la hace diva ser hija de María Teresa, la señora Campos, todos firmes, prietas las filas.

Su presencia estos días no afectará a ese tablero de juego donde las fichas en movimiento no son de su entorno. Terelu es íntima de Ivonne, según parece, e hizo migas en seguida con Irma, a pesar de alguna pullita de la chica Hermida. De presentadora a presentadora, así como si nada. Y a un lado Emma mirando con cara de sorpresa permanente, como un niño en su rincón de pensar. Emma es una niña grande que ha ido sin zapatillas y no repara en que si enseña el culo es para unos miles, bastante más gente que sus compañeros de piso. Todos los demás son contingentes, pero ella es necesaria, parafraseando la frase de ‘Amanece que no es poco’.

Moleskine del gato

El mosqueo de Aly con Toño, Alejandro y Tutto le puede servir para nominar a esta terna predestinada a sentarse al borde del barco, esperando a que uno sea arrojado a los tiburones. Pero lo cierto es que luego quedó explicado y casi pidió perdón la propia Aly más que ellos. Por la noche, en la radio, se reía de ella misma y su impetuosa reacción. Supongo que tiene clavada en el corazón esa espinita, una infancia y adolescencia poco ideal, de la que no se enorgullece. Esto sería suficiente para explicarlo todo, aunque resulte raro verla llorar la primera noche, apenas unas pocas horas después de iniciar el encierro. Dado que luego exculpó a Toño y compañía, haría bien en no utilizarlo mañana. Creo que no lo hará, y no me gustaría equivocarme.

Lo dije el primer día, la bollocarpeta entre Daniela Alexandra y Elettra Lambo estaría genial si no fuera porque viene inducida de fuera. Demasiado previsible. Si se fuera forjando poco a poco sería bonito, pero se ve tan preparado que no motiva en absoluto. Al menos a este gato escamado.

Laura Matamoros arremetía anoche contra Olvido Hormigos, contra Liz Emiliano y contra el mundo entero a su alrededor. No entiendo estos opinadores que en lugar de analizar el concurso prefieren hacer la guerra con otros compañeros que han ido allí a hacer lo mismo que ella. A ver, que Olvido no concursa esta vez. Luego afirmaba la Matamoros: “Yo estuve nominada siete semanas, como mínimo”. Pues no, fueron cuatro. Ella sí que no se entera de nada, ni siquiera de lo que pasó en su edición.

Y aquí lo dejo, que estoy a nada de quedarme sopa como Alonso.