No le pidamos a Alain que sea un caballero

telecinco.es 21/11/2016 09:47

No le pidamos a Alain que sea caballero si queremos evitar la decepción posterior al ver los resultados de nuestros ruegos. Forjarse una imagen de tipo serio y responsable vale de poco si al final se demuestra que era solo una fachada. El Alain que calla por no pecar ha pasado a la historia. Diría que ya hace tiempo de esto, aunque de forma clara y definitiva desde el pasado viernes. Tenían fiesta francesa en la casa, ¿qué mejor ocasión? Le hacían preguntas impertinentes al francés.

Miguel disparaba con torpeza y mal tino preguntando si estaba enamorado de alguna chica de la casa. Rodrigo centraba el punto de mira, porque disparar en falso era poner demasiado fácil la respuesta. “¿Sientes algo especial por alguna de las chicas?”, preguntó. Podían haber sido menos crípticos y preguntar directamente si sentía algo por Meri, pero la presencia de Simona hacía especialmente pertinente la ambigüedad. La respuesta de Alain fue categórica: No.

Tanta arista viva suponía un peligro. Estaba en riesgo de salir dañado quien siguiera tirando de ese hilo. Adara, que es una kamikaze maravillosa, aceptó el reto y, con evidente esfuerzo, formuló la siguiente pregunta. Dando vueltas al mismo risco, Adara disparaba con bala de gran calibre. No es que las anteriores fueran balas de fogueo, pero nada comparable. Por ejemplo, Simona tocaba las narices también a Alain, por no perder la costumbre. Le preguntó por qué no se mojaba nunca, aunque lo suyo sonó más a afirmación, con trazas de reproche resentido. Tras un par de intentos, Adara centraba el tiro preguntando a Alain por qué había salvado de la nominación a una concursante si no siente nada especial por ella. ¡Bum!

La pregunta de Adara era un tiro al aire, pero su peligro estaba en la metralla. Alain estaba ya suficientemente tocado como para dar una respuesta contundente. “Porque es mi amiga”, acertaba a decir un Alain al que la metralla había alcanzado. No le faltaba mucho para revolverse como un animal herido. Sería entonces cuando nos confirmó que no podíamos pedirle que mantuviese su inmaculada imagen de tipo correcto, casi un santo. Lo cierto es que nada tiene que ver salvar a un compañero subiendo uno mismo a la palestra con tener una relación sentimental o no. Si así fuera, podría decirse de todos aquellos que decidieron salvar a otro condenándose ellos mismos. Pero todos sabemos que no es así. Los motivos son otros, y no le salió tan mal la maniobra a Alain ya que no recibió ni un 1 % de los votos.

El peligro de salvarse con tan ínfimo porcentaje es no saber encajar tan aplastante victoria. Alain está muriendo de éxito desde el jueves, considerando que la audiencia está validando su actuación. Nada más lejos de la realidad. Un análisis tan equivocado puede ser mortal. No hay arma que pueda hacer tanto daño a un concursante como interpretar mal las señales que se le presentan. Ni el sicario más eficaz podría asestar un tiro de gracia tan definitivo. El propio concursante es su principal verdugo. Clara se cegó al pensar que la audiencia podría considerarla el verdugo de Adara si esta era vista como una víctima. Miguel le toma prestado el argumento del verdugo y lo utiliza también. Los dos se equivocan. Cada error es un disparo al pie.

Pretender que cale la idea de que Adara se está vendiendo como víctima es una torpeza porque no es verdad. Doblemente torpe que lo haga quien no ha parado de repetir la triste letanía de una vida difícil en la que lo ha pasado mal incluso por ser tan guapa. Pero eso son las circunstancias dadas, que a nadie deben interesar. Bien es cierto que no deja de resultar contradictorio repetir algo que luego no estás en disposición de contar. Siendo un poco mal pensado puede colegirse que es incierto. No basta hablar de torpeza si miramos a Miguel, quien lleva ahora el estandarte del verdugo. Lo suyo es ausencia de recato y pura obscenidad.

No puedo evitar sentir sofocos de alipori al escuchar cómo Miguel acusa a Adara de falsa víctima. Precisamente él, que ha estado durante meses vendiendo la horrible realidad de su pelo, aunque bien reconoció que no tiene alopecia, ni calvicie, ni nada. Solo un poco de entradas. Pero persigue cumplir todos los cánones de belleza porque es modelo internacional. Modelo de Carrefour, debe ser. Y basta con mirarle para volver a considerar una infamia escandalosa lo de los cánones. ¡Por la memoria de Leonardo! Nada que ver, señor mío. Miguel dice que la sociedad margina a los calvos, y hace un drama de eso. Claro está, en prime time y con la máxima difusión. ¿Quién se está haciendo aquí la víctima?

Vuelvo a lo de Alain, verdugo de sí mismo que el viernes tuvo la fuerza suficiente para decir lo que había callado hasta entonces. Puedo equivocarme, pero mi tesis es que le dio esa fuerza el ridículo porcentaje con el que se había salvado de la expulsión el día anterior. Tras las preguntas de los demás, Meri tomaba la palabra. Lo suyo no fue una pregunta sino un torrente de reproches. “Te piensas que a lo mejor toda la casa no sabe que tú y yo nos hemos besado. Todo el mundo en la casa lo sabe. ¿Te piensas sinceramente que me vas a besar una noche, me dices a la mañana siguiente que todo ha sido un error, la noche siguiente se repite, la segunda noche también se repite, y yo voy a hacer como si nada en esta casa? Como pregunta es larga y desordenada. Meri siempre habla así, con un desorden que enmascara su mensaje.

Sin pretenderlo, Meri daba la gran clave justo después de esa interminable pregunta, que posiblemente no tiene fácil respuesta. Sigue diciendo Meri: “Sabes que hay sentimientos por mi parte hacia ti porque te los he dicho la primera mañana tras lo que sucedió. Y a la tercera mañana que sucede, me dices que yo no te he dicho que me gustas”. Igual esta realidad también hizo suficiente presión a Alain. Habíamos estado entretenidos pensando si era cierto aquello de que Alain no sabía que le gustaba a Meri. Lo creamos o no, habíamos pensado que no en todas partes “me haces gracia” tiene el mismo significado que en Cataluña, Valencia u otras partes. Meri nos demostró que era una vulgar excusa, porque si no lo había pillado antes (complicado que nadie piense esto) tuvo todas las evidencias del mundo a la primera mañana, como dice Meri.

Alain volvía a repetir su excusa pasado el mano a mano con Meri, donde ambos se decían la verdad a calzón quitado, con más contundencia que nunca a pesar de estar hablando en voz alta delante de todos sus compañeros. Hay que ser muy tardo para no darse cuenta de que ya le habíamos pillado. No vale decir que Meri le ocultó que sintiera algo por él, cuando después de la primera noche de meneo bajo las sábanas ella se lo dejó bien claro. Alain estaba a punto de rematar su mala actuación de la noche. “¿Tú tienes sentimientos hacia mí?”, sigue preguntando Alain con cinismo. Y continúa: “Nos hemos acercado muchísimo los últimos días, las últimas semanas. Tanto que pasaron dos o tres días que estuve pensando ‘a lo mejor… tal…’ Pero no. Tuve una duda, una duda de tres días en los que pasó un acercamiento. Pero me di cuenta de que no siento más que amistad por ti y no va a pasar más”.

Cuando Meri le reprocha que a la mañana siguiente hiciera como si no hubiera pasado nada, Alain se crece: “¿Alguna vez en la vida te he dicho que quería algo contigo? Se te va la cabeza. Recapacita y piensa lo que estás diciendo. Tú buscaste eso, tú provocaste eso. Tú provocaste eso, Meritxell. No vayas de víctima ahora. No me digas que solo te hago gracia, dime la verdad”. Alain acusa a Meri de mentirosa: “¡Venga! ¿Sabes qué? Eres una mentirosa. ¡Punto! Mientes”. Y ya va cuesta abajo y sin frenos: “Tú sabiendo que un chico al que no le gustas, estás durmiendo al lado de él, y le estás metiendo mano. ¡Y punto! Pues no lo hagas. No le metas mano. ¡Y punto!”.

La metralla de Meri había sido una fruslería al lado de esta granada de mano que le explotó y quemó hasta las pestañas a Alain. “Que a mí no me gustas, Meritxell. Tuve una duda durante tres días. Pero es que a mí no me gustas. Me buscaste, me buscaste. ¿Ahora tengo que ser tu novio? ¿Tengo que casarme contigo?”. Bien hace Alain en dejar bien claro que no le gusta Meri. Las dudas de tres días son complicadas de defender, pero le doy un pase también por eso. Ahora bien, menudo personaje capaz de dejar a Meri de buscona. Sobra que insista en que le buscó y provocó todo. Sobra que la llame mentirosa. Sobra que acuse a Meri de haberle metido mano sabiendo que no le gusta ella. Sobra esa hipérbole sobre el noviazgo y casamiento. Innecesarias ofensas todas ellas. Pedir que sea un caballero es demasiado. Esperar que se comporte como tal un infructuoso deseo. Ahora bien, no me esperaba tal comportamiento.

Evito los calificativos porque me pierdo. No hace falta poner nombre a algo que todos entendemos. Unos más a regañadientes que otros, pero todos lo entendemos y sabemos de lo que estoy hablando. Lo sorprendente es que después de esto Meri haya logrado recomponer su relación con Alain y aparenten llevar la buena relación de siempre. Diría que mejor incluso porque desde el viernes no encuentro al Alain que se queja del olor de pies de Meri o la censura por decir “palabrotas”. Ninguno de los dos estuvo fino y delicado en ese enfrentamiento durante la fiesta del viernes, en otra madrugada épica de esta edición (y van). La diferencia entre Alain y Meri era la mirada de cada uno. Meri dejaba su mirada fija en el francés, sin importarle ya el resto de compañeros. Sin embargo, Alain no paraba de mirar a los otros, buscando su aprobación. He de decir que en este caso no la obtuvo de nadie.

Nadie se puso del lado de Alain. Ninguno de sus compañeros pareció entenderle. Resulta imposible empatizar con alguien que intenta hacer creer su ignorancia sobre algo que todos en la casa sabían. Se lo dijo Rodri, especialmente acertado esa noche. “Yo pensé que tú lo sabías. Estaba claro, hay cosas que se notan y yo me di cuenta hace mucho que a Meri le gustabas mucho”, decía Rodri ante un contrariado Alain. Visto su escaso éxito buscó restañar las heridas. Fue a hablar con Adara, supongo que porque sabe quién en esa casa habla siempre con claridad y evitando innecesarios rodeos. Luego quiso hablar con Meri y Simona a la vez, pero era Adara quién les hacía ver que no era el momento. Meri lloraba camino del ‘confe’. Finalmente habló con Meri. Su fascinación por el francés y la necesidad de convivir con él todavía un tiempo deben ser factores decisivos para que nada de lo dicho el viernes parezca haber afectado a la relación entre ambos. Ahora llamen inmadura y caprichosa a Meri. Realidades paralelas una vez más.

Sin haber hecho compra y ante la perspectiva de poder superar o no la prueba de esta semana parece poco sensato gastar varios huevos para desayunar, aparte de atún, tostadas y demás. Es lo que están haciendo Rodrigo y Alain desde hace días, y alguien tenía que decírselo. Ayer fueron primero Bea y un poco más tarde se sumaba a la queja Adara. Mientras que Rodri respondía de malos modos a Bea, adivinen lo que hizo Alain. Pues sí, se mantuvo con la boca cerrada cuando habló Bea y saltó en cuanto Adara entraba en la conversación. Cual Fer reencarnado quiso enseñarle la despensa para que viera lo mucho que sobra la comida. No seré yo quien diga lo que deben hacer, pero siguiendo la misma teoría de Alain en otras ocasiones, si sobra comida debe repartirse a todos por igual. Además, conviene guardar por si acaso vienen mal dadas. ¿Ley del embudo de los señoritingos de la casa? ¿Se siguen creyendo dueños?

Moleskine del gato

Nada nuevo en los posicionamientos ante la próxima expulsión. Como era previsible, todos los chicos queriendo que se marche Adara. Solo Bea se posicionó en contra de Simona. Luego caras de ansiedad al ver los porcentajes ciegos, esperando que se cumplan sus deseos y algún día el más abultado corresponda a su bestia negra. En el fondo son pura ternurita: no pueden vivir sin Adara. Anoche los porcentajes estaban así: 56,7 %, 25,9 % y 17,4 %.

Demasiada escasa la diferencia del mayor respecto a los otros dos. Porque otra opción no considero que se vaya a marchar Simona. En condiciones normales (por no decir en otros tiempos) Simona saldría con cerca del 80 %, si no más. Eso con justicia y equidad. Solo sus comentarios machistas sobre que a las mujeres les debe importar más la limpieza de la casa la pondrían en el disparadero y saldría de la casa impulsada como una mujer bala. Pero no va a ser. Así estamos, amigos.

Clara fue protagonista del Debate. Dejé de prestar atención cuando llamó bajito a un colaborador. Increíble la paciencia y señorío de Miguel Frigenti. Lamentable que, con la excepción de Carmen Alcayde, nadie censurase la mala educación y falta de compostura de la exconcursante. Pensé que reventaría antes o después. Capaz de hacerlo durante el Debate. Si es que de dónde no hay…