Quique y Suso, dos líderes con pies de barro

telecinco.es 28/09/2015 09:09

Los últimos días han sido vitales para la conformación de grupos en la casa. También para terminar de conocer a más de un personaje. Hemos asistido a sesiones interminables de cuchicheos. Unos analizando a otros y empezando a tener motivos, más o menos serios, para desear nominarse. Esto ha valido para comenzar a formarse dos grandes grupos, enfrentados en el juego y con más rencores mutuos de lo que parece lógico llevando justo dos semanas de encierro. Todo esto se ha cerrado en falso con una gran discusión, que se iba aventurando durante toda la madrugada del sábado y la mañana del domingo. La tensa calma se rompió a mediodía de ayer y la bronca duró varias horas. Agotadoras horas en las que fui apuntando daños. En este tipo de discusiones, cuyo trasfondo es generalmente lo de menos, más que ganadores suele haber perdedores. Bueno, pues ayer los hubo, ya lo creo que sí.

Esto que he contado no es ni más ni menos que algo absolutamente previsible. Si en un arranque de Gran Hermano no se están formando dos grandes grupos al cabo de dos semanas es que estamos ante una edición descafeinada. Todo lo que hemos vivido este fin de semana tiene un intenso perfume a Gran Hermano. Es Gran Hermano en su salsa. Puro Gran Hermano. ¿Una guerra absurda porque no ha pasado nada para que todos se pongan en un bando u otro y se ataquen entre sí? Claro, es lo de siempre. ¿O es que acaso nadie ha visto esto antes? Muchas veces, además. Otra cosa es que se estén equivocando más o menos en las estrategias, pero no hemos visto nada que no entre dentro del guion habitual. Cada grupo tiene un líder, y en ambos casos el líder utiliza a aquellos que tiene de su parte para que vayan batiéndose el cobre, mientras ellos observan a cierta distancia. Parecida actitud que, sin embargo, se diferencia en muchas cosas.

Los dos líderes son Quique y Suso, aunque hablar de un Suso líder es un auténtico oxímoron. Tan grande le viene el papel que más bien parece una caricatura, pura bufonada que más que hacer reír se convierte en auténtico hazmerreír. Aunque dentro de la casa pueden tener todavía la sensación de estar ante un auténtico Maquiavelo, buena parte de la audiencia sabe ya que no pasa de chufletero.

La gran diferencia entre ambos líderes es bien clara. Quique parece haber optado por la filosofía de Emiliano Zapata, líder de la Revolución mexicana, que decía aquello de: “Siéntate a la puerta de tu casa y espera a ver pasar el cadáver de tu enemigo”. Lo resumió él mismo con esta frase: “Lo único que hay que hacer es no hacer nada”. Aparentemente ambos se mantienen a distancia de semejante manera, pero lo de Suso es pura cobardía. El sábado azuzó a Raquel para que fuera ella la que encendiese la mecha, lo cual sucedió ayer mismo. No parece capaz de ser él quien adopte la responsabilidad de provocar la confrontación. Necesita un hombre de paja, mejor si es una mujer, aunque él lo confunde con un ‘caballo de Troya’. Debe ser que sus libros de autoayuda no lo dejaban bien claro.

No quitaré importancia a los motivos de este primer gran enfrentamiento entre los grupos que se han venido configurando y que la noche anterior parecían apreciarse con relativa claridad. Como también es habitual, son motivos bastante endebles. Pequeñas cosas que se han ido enquistando y ayer terminaron de estallar. La espoleta fue algo que Suso le contó a Raquel la noche del sábado, y ella dejó en espera hasta encontrar mejor momento. Ese momento no fue otro que ayer, justo antes de comer.

Lo contado por Suso es tan dudoso para la audiencia como para los propios concursantes. La versión del sábado era que Quique había pedido disculpas en el cuarto de baño ante un grupo de siete personas la primera noche de nominaciones por haberse equivocado con Raquel, a quien habría llamado “falsa”. No recuerdo haber visto esa escena. Quiero decir que estoy seguro de no haberlo visto, lo cual significa algo diferente a que no haya sucedido. Lo más definitivo para pensar si pasó o no es que ayer solamente Muti decía haberlo escuchado. Los siete presentes en la escena se reducían a cinco. A no ser que se cuente a Itto, Juan y los fantasmas de Carolina, parece que fallan las cuentas. La explicación de Suso era que nadie más confesaba haberlo escuchado porque son unos cobardes.

Dice cobardes el tipo que necesitó a Raquel para sacar este tema y provocar a Quique, en lugar de tomar él esa responsabilidad. El objetivo declarado de Suso es desestabilizar al grupo que él llama “los de la biblioteca”, en particular a Quique, al que llama “enfermero” con el claro fin de molestar. Hasta ahí puede hasta estar gracioso, además de efectivo. A Quique le molesta lo de “enfermero”, lo cual es razón para que se lo sigan diciendo. Pero Quique seguramente no esperaba la reacción de Raquel ayer.

Raquel no tuvo en cuenta que, salvo Muti, nadie más dijo haber escuchado lo que dice Suso. Es más, bastantes fueron negando haberlo oído, por lo cual bien podríamos haber ido descontando concursantes hasta que ni siquiera la cifra de cinco testigos fuera posible. Ella siguió creyendo a Suso, aunque pasada la larga bronca fue a buscarle y le inquirió si la había engañado o no. De cara a la galería daba por supuesto algo que a ella también le generó serias dudas. La respuesta de un Quique pausado, pero nervioso, se limitó a negar haber dicho tal cosa. Apenas intervino más, salvo para contraatacar directamente a Suso con algo de enorme efectividad. “Todavía estamos esperando que salga la persona que te dijo que Ivy pensaba nominarte”, le soltó. El señorito ha cantado línea, seguimos para bingo.

El resto de la discusión la continuaron Raquel, que la había provocado, con Marta, Marina y algunos otros. Fue interesante observar cómo Amanda se mantenía en silencio todo el rato, interviniendo solamente al final y porque fue mencionada explícitamente. Amanda, como mejor amiga de Raquel, es realmente patética. El jueves pasado no defiende salvarla de la nominación, y ayer no hace intento alguno de ayudarla y ponerse de su lado. Porque Raquel lidió con todo esto sola, con apoyos puntuales de Suso y Muti, que seguían la discusión a distancia, incluso físicamente.

El tema se habría quedado en la palabra de un líder contra la del otro, de no ser porque Aritz no pudo dejar pasar una discusión tan artificial como hipócrita, en la que Raquel no paraba de poner todo el énfasis en lo injusto que ve el trato que le han dado por algo tan poco importante. Y eso es cierto. Raquel no ha hecho nada extraordinariamente grave. Pero tampoco lo sería que Quique la hubiera llamado falsa. Raquel dramatiza una cosa y le resta importancia a la otra. Más bien, niega la parte que le toca. Es en eso en lo que se equivoca. Y ahí lleva su penitencia.

La víspera de la primera noche de nominaciones, Raquel intentaba ante un numeroso grupo que sancionaran la estrategia por ella propuesta. Su objetivo era salvarse ella misma de la nominación. De acuerdo que todos tienen derecho a mirar por sí mismos, pero cuando pactas una estrategia común con un grupo (o lo intentas) el objetivo jamás puede ser individual, en beneficio de una sola persona. Y si lo es, desde luego habrá de ser por iniciativa de un tercero, no del propio interesado. No tiene más importancia que esta. Tampoco es necesario que sea algo tan importante para que algunos de los presentes decidieran nominar precisamente a Raquel, descontentos con su egoísta planteamiento.

Para mayor infortunio, Raquel proponía que intentasen nominar a Suso, junto a Maite y Sofía. Precisamente el mismo Suso que estaba utilizando a Raquel como chivo expiatorio, para provocar una bronca que él pensaba podía venirle bien para lo suyo. Ítem mas, una vez descartado Suso porque Amanda no estaba de acuerdo en darle ni un voto, Raquel sacó a relucir el nombre de Nied. Repito que toda estrategia es válida y esta concursante hizo algo parecido a lo que hacen todos los demás. El problema surge cuando Raquel intenta utilizar el voto de los demás en beneficio exclusivamente suyo, y se agrava por no ser capaz de reconocer su error.

¿Merece un juicio sumarísimo Raquel por todo lo dicho anteriormente? No, está claro que no. Pero es que tampoco lo ha tenido. La respuesta recibida ha sido la que debe ser en este concurso: algunos la han nominado. Aparte de esto, no he visto que hayan crucificado a Raquel, ni le han colgado un sambenito. Ni siquiera ha sido protagonista de la mayoría de cuchicheos, aparte de algún comentario suelto de Quique con el núcleo duro de su grupo, que está formado claramente por Marina y Carolina. La misma pregunta nos podemos hacer sobre Quique. ¿Es tan grave lo suyo? Pues tampoco.

Si todo el pecado de Quique es haber llamado “falsa” a Raquel, pido un recuento de cuántas veces ha salido de ella esa misma palabra. Estoy seguro de que un montón de veces, y referido a varios de sus compañeros. Ayer mismo decía de forma histriónica, casi Pantojil: “Señores, la falsa no soy yo, el falso es este señor”, mientras señalaba a un impasible Quique. El caso es que aquí todos están jugando a lo mismo. Lo decía Carolina el sábado por la noche: “Si ellos juegan, nosotros también”. Seguro que del otro lado pensaron algo parecido.

La discusión hubiera terminado sin utilidad alguna, de no ser porque Aritz decidía intervenir. Me creo que no fue capaz de resistirse, aunque luego se lamentaba por ello. Su intervención fue proverbial y le apunta como un posible futuro líder, con la particularidad de que este no tiene los pies de barro. Hasta su entrada en juego era una de esas discusiones sin ningún objetivo. Todo se reducía, como dije antes, a la palabra de uno contra la del otro. Solamente eso. Aritz le dio otro cariz al asunto porque desde su enorme sentido común y sin decir nada gratuito ni, por supuesto, falso. Aritz hizo que Raquel y Suso tuvieran la información que nadie les había dado hasta el momento. La intervención del tipo del sombrero se convertía así en un misil en la línea de flotación de Suso y Raquel.

Gracias a Aritz, Suso supo que la maniobra de Raquel en las primeras nominaciones era para subirle a él como tercer nominado. A su vez, Nied conoció que ella fue la segunda opción. Raquel negó haber propuesto a Nied como nominada, pero está grabado, como suelen decir ellos. No solo lo escuchamos muchos, sino que ahí queda registrado para mostrárselo a ambas cuando salgan. La intervención de Aritz fue aún más efectiva porque no paró de repartir zascas por todas partes. Por ejemplo, puso en evidencia a Suso al observar públicamente que nadie, salvo su amigo Muti, escuchó lo de Quique. Aritz se movió en el sólido terreno del sentido común y la realidad fotografiada en su memoria. Y la memoria del vasco es muy buena porque repitió frases con absoluta textualidad.

Toca hacer balance de daños, según la óptica de este gato observador. Algunos que podían seguir confiando en Suso vieron endeble su acusación y se pusieron automáticamente del lado de Quique. Raquel fue descubierta por Suso y Nied, desconocedores de algo que podría no haberse descubierto. Es más, hasta el momento, nadie se lo había contado. Por tanto, no habrá tanta intención de perjudicar a Raquel. Carlos, que la noche anterior se había comprometido en apoyar a Suso, decidió dejarle vendido finalmente, con lo cual podría ser un apoyo perdido para ese grupo.

Vera también se decantó hacia el otro lado, con lo que los cuatro fantásticos de una semana antes andan ya disgregados. Suso solo mantiene la fidelidad de Muti, a quien varios califican como su perrito faldero. Marta terció en la discusión para tener su momento de gloria, como siempre. En principio, se puso del lado de Quique, pero anoche mismo traicionaba ese grupo en confidencias con Suso, a quien proporcionaba munición utilizable contra ellos. Marta es una veleta con el eje roto, que gira sin ton ni son. Y luego llora. Siempre llora. A todas horas llora.

Tras el intenso fin de semana, Suso sigue contando con Muti y tiene en su órbita a Sofía y Raquel. Su objetivo ahora es sumar más efectivos, en la idea de que siendo minoría serán acribillados a nominaciones por los demás. Anoche, Suso, Muti y Sofia se repartían a Carolina, Amanda y Marta para proporcionarles ración de adulaciones e intentar captarles para su causa. Con Marta lo tienen complicado. Aunque ya digo que habló con Suso anoche, ella no sabe de órbitas. Y con lo de Carolina sencillamente lo han flipado. Todos los demás están ya cercanos al grupo nucleado en torno a Quique, que contaba hasta ahora con las fieles Marina y Carolina. Con todo esto, creo que Nied e Ivy se han puesto claramente de su lado. Donde están estas dos también ha de estar Vera. También parecen cercanos Aritz y Han, mientras Carlos anda jugando a dos bandas. El grupo es heterogéneo y demasiado grande. Este es ahora mismo su gran hándicap.

Los dos líderes se equivocan en cosas de sus respectivas estrategias, que coinciden en cosas como pretender ser mayoritarios. Este concurso se gana con dificultad solo, pero a menudo basta con un apoyo o dos para ello. Mucho más empieza a ser multitud, y si acaso puede servir para machacar al grupo minoritario y facilitar que la audiencia deposite en ellos todas sus simpatías. Si es verdad que Quique es el gran estudioso de Gran Hermano, debería saber esto. A Suso no le pido tanto porque su estrategia se limita a poner el ventilador delante de la mierda, ir dando palos de ciego y pelotear a diestro y siniestro. Eso sin contar su estomagante presunción con las mujeres, a las que supone babeando por él. No me puede dar más asco.

Ayer escuché algo que supone un atisbo de esperanza sobre el Quique estratega. Se trata de una reflexión sobre que tampoco es tan importante planificar lo que hacer en las nominaciones, porque luego les sorprenden con concursantes inmunes, nominados directamente o salvados de la nominación, y se va todo al garete. Y aquí quisiera yo aprovechar para enganchar una reflexión propia que llevo todo el fin de semana deseando hacer y no me resisto a apuntar, solo sea a grandes rasgos, pendiente de un mayor desarrollo.

Lectores, la teoría del 50 % ha muerto. Le tengo que dar el pésame a Belén Rodríguez, que con tanto encomio la defendió durante mucho tiempo, como autora de la misma. Siempre he pensado que lo peor de esa teoría era la manera de enunciarla. Más bien la llamaría teoría de los dos tercios, pero esto son fruslerías. Igual que firmo este día el acta de defunción de la teoría del 50 %, debo decir que tampoco vale hoy en día lo del balancín de Pepe Herrero, señor de los récords y bicampeón de la cosa. Lo siento, don José Antonio, pero lo suyo ya no vale.

Se estarán preguntando por qué me convierto hoy en funesto enterrador de grandes mitos de Gran Hermano. Pues lo voy a intentar explicar brevemente y con claridad. Cuando hay tres nominados y dos de ellos pertenecen a un grupo, el voto se disgrega en el caso de estos dos, concentrándose el de sus defensores en el tercero, que tendría las de perder. Es una explicación sencilla para la famosa teoría. Pues bien, esto deja de ser así cuando se cierran temporalmente los teléfonos, se salva al menos votado y continúa luego la votación durante media hora, una hora o el tiempo que fuera solamente entre los otros dos.

Nunca he logrado saber cuántos votos se reciben, aunque sospecho que depende de los nominados. También creo que antes se votaba mucho más que ahora. Lo que siempre se ha contado es que es justo cuando se abren los teléfonos para votar y durante la propia gala de expulsión cuando más votos entran. Es decir, el resto de la semana sería de perfil bajo, hora valle de votos, mientras que el comienzo de la gala hasta el cierre de teléfonos parece crucial para que se decida el resultado de la votación. Siendo esto así, una vez que se quedan dos contendientes en la sala de expulsión podemos decir adiós a cualquier teoría de concentración o disgregación de votos. Bye, bye, teoría del 50 %.

Quedaría anulada también, por tanto, la teoría del balancín. Esta no deja de ser una aplicación práctica en el juego de la del 50 %, en la cual dos contendientes fuerzan sentarse a un lado del balancín, decidiendo que al otro lo haga el concursante con menos peso de entre todos los demás. La explicación creo que representa bien de forma gráfica por qué lo del balancín. El menos pesado sale impulsado, fuera de la casa en este caso. Si no hay teoría del 50 %, también habremos de enterrar el balancín de Pepe.

Esto obliga a replantear toda estrategia. Y a ello podemos unir lo que decía Quique ayer. De nada vale hacer cuentas cuando se desconocen las reglas del juego. Un juego que ha sido distinto en las dos semanas que llevamos. En la primera nadie consiguió la inmunidad porque no vieron lo que debían ver. Y los que acertaron secretos tuvieron más comida que el resto. Sin embargo, la segunda semana no hubo inmunidad sino nominación directa, y los acertantes pudieron salvar a uno de los nominados. Reglas cambiantes que no son anunciadas previamente a los concursantes y, en ocasiones, tampoco a la audiencia. Esto dificulta el juego. En palabras de Pepe, es poner piedrecitas en los ejes de las ruedas a los concursantes jugadores. Y, en mi opinión, supone en la práctica la anulación del propio juego.

Por supuesto que el programa es libre de hacer lo que considere. Siempre he defendido esto y no voy a cambiar ahora. De igual forma que me siento yo para hacer este tipo de observaciones. No es ni mejor ni peor el que se dificulte el juego hasta prácticamente anularlo. Sencillamente obliga a abandonar viejas teorías. Las cosas no son ahora igual que antes. Debemos asumirlo.

Moleskine del gato

Es de una torpeza sideral que Suso niegue a todos que hubiera nominado a Ivy (le dio un punto) y luego se jacte de ello en el ‘confe’. Con toda modestia, voy a explicar la diferencia entre compartir el juego propio con el espectador y ser tan mezquino como para pavonearse de ir repartiendo mentiras innecesarias. Esa es la diferencia.

Lo que más me hizo reír este fin de semana fue una ocurrencia de Sofía. Para confirmar la sospecha de que Carlos e Ivy son pareja, decidía decir el nombre de ambos, así como el de otros compañeros, delante de Itto. El perro ladeaba la cabeza de forma mucho más ostensible con el nombre de sus amos. Una idea tan buena como divertida.

La otra nota de humor la puso Han de forma inadvertida. Su innovación gastronómica, solo por él conocida, consistente en meter una lata de cerveza por el culo a los pollos y asarlos de esa guisa nos dejó a todos sorprendidos.

Estos son los porcentajes ciegos que conocimos anoche, bastante coincidentes con nuestra encuesta: 40 %, 25 %, 18 % y 17 %.

Y lo dejo por hoy, con decenas de notas en mi agenda que no podré desgranar hoy porque esto va ya suficientemente largo. Dejo primera cartelera de la temporada, con esos cuatro fantásticos que ni son tan fantásticos ni están hoy tan unidos.

[Cartel por Montse Juanilla]