La resistencia

telecinco.es 24/10/2017 09:09

“Vosotros sois la resistencia”, dijo Carlos Lozano. Delante tenía a Hugo, Rubén y Maico. Que el mejor exconcursante VIP te diga eso significa mucho. Principalmente que se identifica con el concurso de estos tres, porque en su edición la resistencia fue él mismo. Menos de un día ha tardado en mostrar tan importante adhesión. Antes ha hablado con todos y se ha hecho una composición de lugar más fidedigna de la que ya llevaba. A veces una mirada o una energía pueden hacer cambiar la idea preconcebida, algo a lo que los espectadores no tenemos acceso nunca. Tras esa primera toma de contacto, creo que Lozano se ha reafirmado en sus impresiones previas. Y no lo ha podido expresar de forma más inequívoca y carismática.

“Sois la resistencia”, les dijo. “En mi edición la resistencia era yo”, aclaró después, por si no les estaba llegando el mensaje. La sonrisa se dibujó en los tres, luego Hugo y Rubén, la auténtica carpeta de esta edición, cruzaron una de sus miradas cómplices. Esto fue definitivo para que evitaran pasar por reventados, como pasó la semana pasada con los que les tocó ser sirvientes. Muchos de ellos lo siguen siendo, y su mosqueo ha ido en aumento. Gabaldón está cerca de entrar en combustión espontánea. No ha llegado a superar que esta semana tampoco le eligieran para ser señor. Lo que no puede ser, no puede ser, y además es imposible.

Ser etiquetados como “la resistencia” por Carlos Lozano también tiene sus peligros. Y no lo digo solo porque pueda recordar aquella escena de la película cómica ‘Top secret’ en la que los miembros de la resistencia tienen nombres muy franceses (croissant, tour Eiffel, c’est la vie, cancan, soufflé o crêperie). Lozano debió ganar su Gran Hermano VIP, pero no lo hizo. Si ser “la resistencia” es eso, quiere decir que el triunfo está reservado para uno de los otros. Todavía es pronto para hablar de ganadores. En este concurso la audiencia ejerce de castigadora. Se vota en negativo y eso hace que cualquier fallo penalice mucho. Que se lo digan a Miriam. Subirse al carro en contra de Yangyang y hacer un alegato muy equivocado la puso de patitas en la calle fuera de todo pronóstico. Creer que Hugo ya ha ganado esto es absurdo, cualquier error suyo puede suponer el fin de su romance con la audiencia.

La charla en la que Lozano ponía la etiqueta de “la resistencia” tuvo lugar en la recepción del hotel, ante Hugo, Rubén y Maico. Una conversación que retomó muy avanzada la madrugada, solo con Hugo en esta ocasión. Los dos hablaron del concurso y experiencias vitales de diversa índole. Con conversaciones como esa uno solo puede rendir pleitesía ante ambos. Lozano le da el relevo a Hugo con una larga conversación para ser disfrutada por los más fieles al programa. Son muy distintos, pero tienen ambos la vitola de gran concursante de Gran Hermano.

El día de ayer fue bastante desastroso en el Hotel 1818. No lo puso fácil alguno de los nuevos huéspedes, como es el caso de Alyson. Entró a la cocina varias veces, lo cual está vedado a los clientes. Ella siempre va por libre y no es fácilmente controlable. Solo una de sus visitas a la cocina fue justificable, aunque precisamente en esa Carlos no la dejó pasar de la puerta. Se había encontrado un regalo en su panecillo del desayuno. Más bien dos regalos. A saber, un pedazo de cristal puntiagudo y, a su lado, un pelo. Lo del cristal tiene un enorme peligro, aunque también es grave lo del pelo. Tan grave como previsible, porque ni el chef Carlos ni los pinches (esta semana sigue siendo Cristian, además de Pilar, que hace de ayudante de cocina y camarera) se han puesto nunca gorro. Un cocinero sin gorro todo el santo día en la cocina. Eso es Carlos.

Tampoco lo puso fácil ayer Pilar, que por la mañana se fue a dormir antes de que hubiera terminado su turno de trabajo y luego pasó más tiempo junto a los señores que entre el servicio. Con la sudadera de Kiko Rivera puesta, después de que este se la regalase tirándosela a la cara, y sin parar de abrazar alternativamente a este huésped y a Lozano. Así pasó el día Pilar, amenazando con no superar la prueba de esta semana, si de nuevo les puntúa esto del hotel. Ya me pareció generoso que se la dieran por superada el domingo, pero si vuelven a tener presupuesto para la compra será realmente asombroso. Al menos por lo visto en el primer día, veremos si logran corregirlo hoy, como pretendía el director Hugo charlando con Laura, la otra directora, esta madrugada. Por cierto, Carlos ayer se pasó horas haciendo la compra en el portátil. ¡Horas!

No sé cómo le va a sentar a Pilar no poder abrazar a Kiko Rivera. “La Pantoja es mi vida”, decía ayer, en una evidente exageración. Esta concursante parece muchas veces que no haya cumplido más de 12 años. Su comportamiento infantil se está notando en particular cuando tendría que cumplir con unas obligaciones como trabajadora de ese hotel, algo que parece no estar muy dispuesta a hacer. Mientras ejercía de señora todo fue bien, pero ahora es otra cosa. Tampoco he llegado a entender que siendo servicio no haya sustituido a uno de los ganaderos encargados de los animales, lo cual hubiera querido hacer cuando fue elegida por Hugo como señora.

Las palabras de Lozano a los miembros de “la resistencia” han logrado evitar que terminasen tan reventados como algunos de sus enemigos. Durante buena parte del día vi a Hugo preocupado porque esta semana estén teniendo ventaja los señores al compartir mucho tiempo con los huéspedes famosos. Eso hizo despertar su envidia, además de un temor infundado. Kiko ha ido a hacer publicidad de su nuevo trabajo discográfico. Aly a su bola, como siempre. Y Carlos Lozano está hablando con todos, lanzando un práctico mensaje que pretende hacerlos despertar un poco. Tanta corrección es tan dañina como el enfrentamiento continuo y sin cuartel. De la guerra fría deberían pasar a algo un poco más pasional, que termine de desatar tanta tensión entre el grupo resistente y el mayoritario.

La diferencia entre los señores de la primera semana y los actuales es que estos están demasiado pendientes de lo que hace el servicio. Es curioso comprobar como la semana pasada las críticas eran del servicio a la actitud de unos clientes bastante poco molestos, y esta semana cambia la crítica de lado y va de los señores al servicio. Están todo el rato analizando lo que hacen o dejan de hacer, algo que no sucedió en ningún momento entre los primeros clientes del hotel. Lo que pretenden fue explicado anoche con toda claridad por Carlota a Miguel, en una conversación para la que se llevó al ganadero al jardín y los dos se olvidaron del tratamiento que deben mantener entre servicio y clientela. Carlota le reconocía a Miguel que pretende sacar de quicio a Hugo. Me temo que no lo va a conseguir. Tampoco parecen muy adultos sus procedimientos. Gabaldón lleva desde hace una semana con ese mismo objetivo declarado. “Le voy a estar todo el día preguntando al señor qué tal está”, decía Gabaldón la semana pasada. Un método lento para desquiciar a alguien. Es como la tortura del gota a gota, pero todavía más ineficiente.

No sé si llamarlo inconformismo, pero los nuevos señores no paran de criticar que Hugo hable con sus amigos en la prueba. No se han parado a pensar que los tres miembros de “la resistencia” son servicio esta semana, por lo que nada les impide hablar entre ellos. Lo que puede hacer peligrar el éxito en la prueba es que Carlota esté de charla con Miguel sin respetar sus roles, o que Pilar pase largos ratos sentada entre los señores después de haber estado llorando apenada por no poder pasar ratos con ellos. Por otra parte, su inconformismo parece afectar también a los huéspedes famosos.

La mayoría parecen incómodos con la presencia de Lozano, Rivera y Eckmann. Tanto que parecen estar deseando que se marchen. Lo decía Carlota así ayer: “Por mí que se vayan el martes, porque el pescado después de dos días huele”. Bonita muestra de hospitalidad. No solo les desprecian los otros clientes, sino también parte del servicio. José María decía ayer que eran “tres famosos de mierda”, aunque algo después decía que Alyson no es nadie al lado de Kiko Rivera, que es un grande. Grande en hechuras, si acaso, aunque cada día menos. Cuando José María salga y se entere de que su apodo aquí fuera es “Whose María” tal vez rectifique sus poco amables palabras hacia una ganadora de Gran Hermano VIP y el gran Carlos Lozano.

Lo del grupo mayoritario supera el dicho ese de que el hombre es el único que tropieza dos veces en la misma piedra. En realidad, lo suyo es un bucle continuo, como en aquella historia del monje tibetano Rimpoché, que recoge Jorge Bucay en uno de sus libros de cuentos cortos. Dice algo así: “Me levanto por la mañana. Salgo de mi casa. Hay un socavón en la acera. No lo veo y me caigo en él. Al día siguiente salgo de mi casa, me olvido de que hay un socavón en la acera, y me vuelvo a caer en él. Al tercer día salgo de mi casa tratando de acordarme de que hay un socavón en la acera. Sin embargo, no lo recuerdo y caigo en él. Al cuarto día salgo de mi casa tratando de acordarme del socavón en la acera. Lo recuerdo y, a pesar de eso, no veo el pozo y caigo en él”.

El mismo error se repite varios días más: “Al quinto día salgo de mi casa. Recuerdo que tengo que tener presente el socavón en la acera y camino mirando al suelo. Y lo veo y, a pesar de verlo, caigo en él. Al sexto día salgo de mi casa. Recuerdo el socavón en la acera. Voy buscándolo con la mirada. Lo veo, intento saltarlo, pero caigo en él. Al séptimo día salgo de mi casa. Veo el socavón. Tomo carrerilla, salto, rozo con la punta de mis pies el borde del otro lado, pero no es suficiente y caigo en él. Al octavo día, salgo de mi casa, veo el socavón, tomo carrerilla, salto, ¡llego al otro lado! Me siento tan orgulloso de haberlo conseguido que lo celebro dando saltos de alegría… Y, al hacerlo, caigo otra vez en el pozo”.

Creo que estamos en este punto. Lo que me ofrece duda es si el final será como en nuestra historia: “Al noveno día, salgo de mi casa, veo el socavón, tomo carrerilla, lo salto y sigo mi camino. Al décimo día, justo hoy, me doy cuenta de que es más cómodo caminar… por la acera de enfrente”. Llámenme incrédulo, pero dudo mucho de que algunos estén dispuestos a cambiar de acera, por así decirlo.

Parecidos razonables

Hoy traigo el parecido razonable entre Cristian F. y Maluma. Como cantante Cristian me recuerda más a Miguel Bosé, pero su físico puede coincidir más con el cantante colombiano. Se admiten reclamaciones y sugerencias varias.

Moleskine del gato

Se hace necesario algún cambio en las nominaciones esta semana. Este gato es un simple cronista y no está entre mis atribuciones decir a nadie lo que debe hacer, menos a la organización del programa que comento desde hace ya 15 años. No sé si el cambio debe ser que nominen en la soledad de la sala de confesiones, que sean nominaciones a la cara, o cualquier otro cambio de mayor trascendencia. Es algo que se hace necesario cada vez que existe el peligro de que un grupo mayoritario aniquile a otro más pequeño. Se puede pensar que si sale Maico (claramente el lado más débil de “la resistencia”) esta semana o la próxima queda vía libre para que vaya saliendo quien quede nominado junto a Hugo y Rubén. Lo malo es que ese peligro se haga patente en la casa, lo cual incrementa el aislamiento de este grupo. ¿Quién se va a acercar a ellos si la consecuencia puede ser el riesgo inminente, casi asegurado, de la expulsión?

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