La empatía y sinceridad de Giuls, valores en peligro de extinción

telecinco.es 14/05/2013 09:51

Ayer fue un día de transición porque no se encontraron con ningún candidato a la repesca. Quedan Dodo e Igor, y este último pronosticaba entre bromas y veras ayer que seguramente entraría hoy por la noche, coincidiendo con el debate. De momento parece haberse tranquilizado la inquietud por al advenimiento del diablo con forma de concursante vasco, aunque a Raki le sigue dando vueltas la cabeza. Su fábrica de confetis de colores tiene la actividad parada hasta nueva orden.

Otros, como Álvaro, parecen haberse dado cuenta de quién pretende manejar los hilos de la casa, imponiendo reglas de convivencia (y conveniencia) que ellos mismos no están dispuestos a seguir. Creo que no le gusta nada ese plan, por eso empieza a decir las cosas a la cara y se atreve a hacer reflexiones a Sonia que poca gracia le harán. Sorprende agradablemente ver a Álvaro diciendo abiertamente a Sonia que si teme a Igor será porque sabe que algunos vídeos no la dejan en buen lugar.

Como buen observador, Álvaro se ha debido de dar cuenta de la doble vara de medir de Sonia y lo contradictorio que resulta todo. Ella puede llorar durante horas porque un compañero le ha dicho que ha sentido pena por cómo se ha comportado con él. Sin embargo, la alucina que Susana llore porque duda de su palabra cuando afirma no haber dicho nunca que se siente sola.

Por cierto, Susana se querría hacer la víctima si dijese sentirse sola, pero ella puede repetirlo una y otra vez en el ‘confe’ y hasta rubricarlo en el blog y para nada es por eso mismo. Lo gracioso es que Sonia diga que se siente sola en la casa cuando ha tenido a casi todos besando el suelo que pisa y contribuyendo a la demonización de Igor porque la señorita ha visto peligrar su imagen después de trabajarse tanto la buena relación con sus compañeros. Miles de pilas repartidas a primeras horas de la mañana para eso.

Sonia habla del peligro que suponen los mediocres y tristes porque uno de ellos se puede terminar llevando el maletín sin darse cuenta. Naturalmente, ella no está incluida en esa clasificación. Tampoco Kristian. Acto seguido, Somnia abre otro paquete de galletas y repite por enésima vez que por qué Igor no la deja en paz de una vez, como si fuera cada media hora a molestarla. Mientras tanto, Kris va a enseñarle el último insecto que ha cazado como diciendo: “Mira, mami, lo que he hecho”. Pero claro, ellos no son nada tristes ni mediocres.

Ayer decía que Sonia y Miriam se parecen en su afición por el drama. También les une idéntica tendencia a sancionar en los demás lo que ellas mismas hacen. Dice Miriam: “Si entro, voy a por Igor a muerte”. Recordemos que es la que alertaba a sus compañeros de que no todos entraban con malas intenciones. Porque ir “a por Igor a muerte” no son malas intenciones. Las intenciones son buenas o malas en orden a quien sea la víctima. Si es Sonia merece reprobación, si es Igor en absoluto.

Ante esta sobredosis de incoherencia no me extraña que estemos todos entregados y expectantes ante la aparición en escena de una Giuls a la que imaginé poco comprometida, en un mundo paralelo semejante al de Raki, pero de eso nada. Giuls juega, si hace falta, con los confetis de su amiga, pero a la hora de la verdad demuestra tener los pies en la tierra y ha sido para algunos una bofetada de realidad y sensatez muy gozosa desde el punto de vista del espectador. “Lo de Igor no es tan importante”, decía Sonia en su encuentro con Giuls, a lo que esta respondía: “Sí, pero tú lloras mucho”. ¡Zasca!

Giuls sí ha leído bien la situación y está haciendo lo que toca. Aparte de algunas cosas básicas que siempre demanda el espectador de Gran Hermano, lo normal es que reclamemos cosas distintas por contraste. Es decir, si todos resultan excesivamente bruscos por no maquillar nunca la realidad exponiéndola en bruto demandaremos un poco de diplomacia. Sin embargo, si la diplomacia es tanta que no hay ni un atisbo de realidad al descubierto estaremos pidiendo urgentemente alguien que sea capaz de desenmascararlos.

Por eso Giuls lo está haciendo bien. De buenas maneras está diciendo lo que el espectador quería oír. Ayer mantenía una interesante charla con Miriam en la que esta expresaba sus miedos ante las intenciones de Igor de desenmascarar a Sonia. Hombre, entiendo que temiera si Igor pretendiera presentar a Sonia como lo que no es. Pero si la pretensión es descubrir una realidad, no creo que esté justificado el miedo del que hablaba la náufraga titánica. “No voy a consentir que la machaque psicológicamente”, decía Miriam. Cuando menos es una suposición suya. ¿Quién le ha dicho que lo hará?

Que yo recuerde, Igor prometió desenmascarar a Sonia y a los gemelos, lo cual se supone que es ponerles ante su propia realidad, pero nunca pensé que eso fuera equivalente a ningún tipo de machaque psicológico. Giuls le daba a Miriam una nueva bofetada de realidad. Y van... “Esto es Gran Hermano y si tienen que discutir lo harán. Y ya está”, decía Giuls. Pues claro. ¿Dónde se creerá Miriam que están? “Él tendrá sus motivos y si quería desahogarse hay que entenderlo. Y ya está. A mí no me gusta ver a Sonia que lo pase mal y verla llorando, pero hay que entender también a Igor", añadía Giuls. Eso se llama empatía.

De forma que en el reparto de dones a Giuls le habría correspondido el de la empatía y la sinceridad. O, por lo menos, ha decidido poner en juego dos valores en alza dentro de esa casa por el déficit de ambos. Álvaro acompaña su sinceridad y empatía con una generosidad a la hora de ver a algunos de sus compañeros que ayer me dejó realmente tocado y emocionado. En la parte de la sinceridad decía este concursante que no entiende por qué sus compañeros dicen que no les gusta nominar, pero luego se esfuerzan en ganar un privilegio en las nominaciones.

Al igual que pasa con Giuls, esto que dice Álvaro no solo es apreciable por sincero sino que conecta de forma certera con lo que muchos pensamos siempre. Tras tantas ediciones, muchos concursantes no se dan cuenta de lo que canta verles entrar a nominar al ‘confe’ simulando una tragedia, haciendo como que se piensan su dramática elección, cuando han tenido toda la semana para decidirlo. A veces nominan con esfuerzo de estreñidos, como apretando para que salgan los nombres. No cuela, amigos.

Pero ayer Álvaro me ganó no solo por contribuir a esta renovación que supone escuchar obviedades poco dichas, tapando tanta falsedad que nos ha ido deprimiendo durante días con pequeños retazos de realidad. Sobre todo me ganó al escucharle hablar de Desi. Yessica comenta que tanto Saray como Nacho creen que cosas como las broncas de Desi y su aparente necesidad de tener siempre un enemigo en la casa no tienen otro objetivo que acaparar un poco de protagonismo. Ayer le tocó a Saray reemplazar a Iván, ocupando el puesto de enemiga declarada para Desi. Ella siempre tiene alguien sobre quien volcar cierto odio, ya sea Argi, Iván o Saray, su nuevo objetivo.

Entonces Álvaro defendía a Desi, con quien tiene una relación muy especial, demostrando que es posible destacar lo mejor de otros, algo que a veces nos cuesta a la mayoría. Las palabras de Álvaro me parecieron un bálsamo y una lección, además de estar pronunciadas con tanto cariño que llegó a emocionarme de verdad. “Ella es muy folclórica, muy borrica, pero no tiene maldad. Es superbuenaza porque soporta todos los comentarios”, decía Álvaro. Estaba hablando con el corazón.

Para este concursante no es cierto que sea Desi quien se arrima a quien considera por interés sino al contrario, son los otros quienes se acercan a ella, lo cual puede no estar mal visto. Está claro que se refiere a Sonia y Kristian, que parecen haber adoptado a Desi tras someterla a una especie de prueba de fidelidad durante días. Aunque creo que ahora también la aprecian de verdad, y al tiempo que Álvaro mantenía esta conversación con Yessica, la pareja decía en la radio que les hace reír y le tienen mucho aprecio.

Seguía hablando Álvaro sobre Desi, mientras me terminaba de ganar: “A mí me hace reír tanto. Se nota que en su vida no le han dado mucho cariño. No sabe abrazar bien, ni dar un beso. Pero tiene más imaginación que nadie. Tiene un universo mayor que el de gente que ha estudiado quince años”. En ese momento yo estaba alelado escuchando la voz pausada y poco estridente de Álvaro, atendiendo a sus explicaciones sobre el universo personal de Desi y lamentando no haber sido capaz de verlo. Es esa extraña sensación de sentirte mal por algo que te está haciendo sentir tan bien. Álvaro me estaba enamorando sin remisión.

“La gente aquí la ha tratado como si dijera locuras. Ahora se acercan más a ella, ha habido un cambio en la gente y no sé por qué. Pero mejor para ella”, concluía Álvaro su análisis sobre Desi. En contraste con esta visión sensible y generosa, Igor y Juan Carlos volvían a bromear en el loft sobre Desi y su proyecto de someterse a un tratamiento de hormonas. Soy consciente de que bromeaban, no voy a exagerar sobre esto porque me parece inocuo y siempre es mejor hacer broma que drama en torno a las cosas. Pero el contraste es fuerte. Y significativo.

El hecho de que Yessica alerte a Álvaro sobre lo que Saray o Nacho están diciendo sobre Desi parecerá a algunos un error porque no fuera directamente a contárselo a la interesada. En realidad, al final de la conversación habría cuatro concursantes falsos que comentan algo concerniente a Desi, pero a sus espaldas. En primer lugar, los propios Saray y Nacho. Luego Yessi como informadora, y Álvaro por recibir una información que a partir de ese momento atesora igual que los otros tres, sin que parezca tener ninguna intención de contárselo a Desi. ¿Están haciendo mal? Pues no, depende de cómo se mire. En todo caso, aquí entra ese concepto confuso que algunos no tienen demasiado claro sobre decir las cosas a la cara y su conveniencia.

No es necesario decir todo a la cara. Es más, conviene no hacerlo. Se habló de esto cuando el episodio de Anabel y su pestilencia, porque algunos criticaron que no le dijeran directamente a ella las molestias que les estaba causando su mal olor. Al final, algunos decidieron hacerlo de la peor forma posible, en grupo y corriendo el riesgo de convertir el comentario en un linchamiento. Susana se desmarcó de ello diciendo claramente que no le parecía bien lo que estaban haciendo. Ella hizo comentarios sobre el mal olor de esa compañera, igual que lo hicieron todos. ¿Hizo mal en no advertir a su compañera y hacer los comentarios a sus espaldas? Pienso que no. Igual que me parece acertada su postura de no contribuir a un linchamiento incómodo e innecesario.

No pretendo volver a comentar ese episodio, pero me ha valido de introducción a lo que quiero decir. La cuestión viene porque algunos confunden ser claro con ser grosero. Y, sobre todo, confunden ser discreto con dar una doble cara a un amigo. Si Susana hubiera sido gran amiga de Anabel, le hubiera expresado su apoyo incondicional abrazándola y diciéndole cosas del tipo: “eres muy importante para mí” o “daría la vida por ti” (una de las exageraciones preferidas de los gemelos), sería criticable que no la avisara de la reacción que se estaba suscitando por su olor corporal y una evidente falta de higiene. En ese caso, comentarlo a sus espaldas hubiera sido una villanía.

Sucede que no es el caso. Susana no tenía una relación especialmente estrecha con Anabel. Jamás las vimos abrazarse o expresarse cariño. Tan solo mantenían el contacto normal entre dos personas que conviven bajo el mismo techo obligadas por las circunstancias. En ese caso es exigible un trato cordial y poco más. ¿Por qué no va a poder comentar lo que opina de esa persona con aquellos compañeros que le son afines? Sería una hipocresía sancionar a los concursantes por hablar de sus compañeros. Forma parte de la naturaleza humana analizar a la gente de nuestro entorno, y es normal compartir el análisis a los menos afines con quienes tenemos más confianza,

No sé si se trata de una confusión malintencionada o producto de la torpeza, pero está claro que una cosa es ver a alguien sembrar dudas sobre una persona a la que está engañando diciéndole que la quieres mucho y la considera muy importante, y otra bien distinta ver alguien hablando con un amigo sobre un conocido de ambos con quien no tienen relación afectiva ninguno de ambos. No es por capricho que consideramos falsa a Sonia cuando le dice a Kristian que Igor es un estratega y no debe fiarse de él, pero luego le abraza, le dice “te quiero mucho” y “eres muy importante para mí aquí”. Igual que no es caprichoso entender a Susana cuando habla mal de Anabel a sus espaldas.

El domingo hablaba Susana con Álvaro y Saray, conversación que ya refería ayer, y entre otras muchas cosas recordaban a Anabel y a Adrián, de forma crítica en los dos casos. Decía Susana que Anabel bailaba muy bien en las fiestas (¿perdona?), pero le parecía exagerado y ridículo su show cuando se tiraba al suelo o intentaba desnudar a Igor. También recordaba que su olor corporal era entendible porque no se cambiaba de ropa, durmiendo con la misma que había tenido puesta en la fiesta y, a su vez, durante el desarrollo de la prueba. De Adrián tampoco hablaban muy bien, aunque he de decir que no recuerdo bien los comentarios que hacían Yessica y ella sobre este concursante. Al hilo de estos comentarios algunos intentaban incriminar a Susana por no haber dicho estas cosas a la cara, tanto a Anabel como a Adrián. ¿Por qué iba a hacerlo?

Insisto en que se confunde claridad con grosería. No se puede decir todo a la cara, en muchas ocasiones por proteger a la persona. Quien pretende eso sencillamente ha perdido la cabeza o está cegado por un argumento improvisado que no se ha pensado bien. ¿Acaso alguien dice todo lo que piensa a todo el mundo? ¿No hemos criticado todos a nuestros jefes, compañeros y conocidos? También a veces a nuestra pareja o un grandísimo amigo. ¿Por qué no se lo dijimos a la cara? Por no ofender, por no dañar y, ante todo, porque no nos dio la gana. Ahora bien, lo que el espectador no tolera es que se diga una cosa a la cara y la contraria en cuanto el otro se da la vuelta. Eso sí que no.

Moleskine del gato

No sé si debo añadir algo a la imagen que captura un comentario en Twitter del hermanísimo de Sonia. Tal vez recordar que esta firmó un contrato para participar en un programa de Telecinco. No sé si debemos agradecer el aviso sobre la supuesta falta de escrúpulos de la concursante.

Realmente me parece todo un sinsentido carente de gracia. Aunque tampoco va más allá de un salida de pata de banco torpe y poco meditada. No drama. Más o menos lo mismo que esta otra conversación de la izquierda en la que el mismo individuo acusa ridículamente a Gran Hermano de cosas feas.

Me preguntaban ayer insistentemente mi opinión sobre este tema, aunque no creo que sea relevante y no me apetece mucho entrar. En todo caso, solamente diré que me produce bastante repugnancia ver que se hacen acusaciones tan absurdas a mi programa. Esto es de locos.