Suso perdió el duelo y Aritz la razón

telecinco.es 20/11/2015 10:12

Llegó el duelo esperado. Y lo hizo en una gala inolvidable, tal vez la más intensa y entretenida que se recuerda. Parece un auténtico prodigio que tras tantos años este programa siga dando tanto. Televisión de primera categoría, plena de emociones e interés. Mercedes Milá sigue teniendo una intuición televisiva única. “Haz el favor de tener cuidado porque cuando crezcas te quedarán cortos los pantalones”, le dijo a Suso, perdedor del duelo, pero no de la noche. Fue una frase genial para cerrar una gala genial.

Digo que Suso perdió el duelo aunque no lo considero el gran perdedor de la noche porque supo mantener el tipo bastante bien. Salvo cuando atacaba a Maite por su edad y su físico, tuvo un comportamiento que en algunos momentos hizo olvidar la falta de principios que mostró a menudo en la casa. Incluso llegó a dar pena que se tuvieran que separar Sofía y él. Suso tiene también mucha intuición y acostumbra a rehuir el enfrentamiento en corto. Esto le sirve para ir salvando situaciones, aunque también produce una cierta sensación de decepción.

No deja de ser un fraude que Suso convierta a Quique en su gran enemigo y en los minutos finales en la sala de expulsiones se muestre como su más rendido admirador. Igual que pasó anoche con Sofía y su complaciente despedida antes de la separación definitiva decidida por la audiencia. Los duelos se ganan de pie. Suso prefirió hincar la rodilla en el suelo en el momento decisivo, lo cual es una rendición en toda regla. La audiencia se lo perdonó en su duelo con Quique, pero anoche había llegado su hora.

Tampoco puede extrañar la actitud de Suso, permanente adulador de casi todos los que le rodean. Por encima de otros defectos, el de pelota ha sido el que más he detestado en él. Casi tanto como esa verborrea que le lleva a decir una cosa y la contraria. Suso es de esos que primero habla y luego piensa, como el policía que dispara y luego da el alto. Es capaz de levantarse de la cama en la madrugada y girar sobre sí mismo para demostrar a Raquel que las cámaras le siguen porque es el gran protagonista de este programa de televisión. De igual forma que anoche le decía a Mercedes que se ha olvidado de las cámaras y siempre se comportó como si estuviera en su casa. “Era como si las cámaras fueran de juguete, Mercedes, no he sido consciente de estar en un programa de televisión”, afirmaba. A otro perro con ese hueso. Perdón, a otro gato con esa raspa.

Su verborrea ha sido un punto en contra y a favor, al mismo tiempo. Suso ha sido un concursante generoso, que no escatimó palabras y eso es de valorar siempre. Su protagonismo estuvo casi siempre ligado a terceros, y a menudo le ha sido regalado. Pero pocos concursantes se lo trabajan tanto. No solamente por esa especie de hiperactividad, muy propia de alguien como él a quien todavía le falta dar un último estirón para convertirse en hombre, tal como sugería Mercedes en su perfecta despedida. También porque ha sabido ser creativo con la palabra, que nunca escatimó. Anoche desplegó todo su encanto ante una Milá que supo mantener un casi imposible equilibrio, preguntando lo que debía sin dejar de ser amable.

El buen tono demostrado por Suso viendo vídeos junto a Sofía no le sirvió para esquivar la realidad que le esperaba. Tampoco que Sofía reconociera su triste papel, arrastrándose ante un tipo que no se lo puso fácil, reclamándola cuando ella se apartaba y rechazándola cuando intentaba atraerlo durante las fiestas. La suerte estaba echada y la audiencia había decidido expulsar a Suso con un 61,8 % de los votos. Un resultado que es tan aplastante derrota para Suso como importante victoria para Sofía.

En cuanto se supo que Marina estaba salvada y se confirmó el duelo, Sofía comenzó a llorar sabiendo que pasase lo que pasase no volverían a estar juntos. En la sala de expulsiones habrían de vivir sus últimos minutos. Por esto y por la tendencia de Suso a rehuir el enfrentamiento en corto la media hora final del duelo fue bastante decepcionante. Si estábamos esperando un duelo a cara de perro vimos reducir nuestras expectativas a un ejercicio de agasajo mutuo, con Sofía reconociendo su error y Suso vaciando el cargador de su arma en espera del tiro de gracia de la audiencia votante. Como duelo pudo decepcionar, pero fue un ejercicio interesante de autoanálisis crítico, con Sofía avergonzada por el orgullo perdido y Suso reconociendo que no se ha portado bien con ella. Visto así resultaba todo más fácil de entender.

Ellos mismos se encargaron de desdramatizar lo sucedido entre los dos, aportando normalidad y facilitando que quien más quien menos se sintiera anoche identificado con ellos, especialmente con Sofía, el lado más débil. Pero, como digo, llegaba tarde ese ejercicio de mutuo reconocimiento. El duelo debía tener un fin y no había marcha atrás. Entonces Mercedes tuvo el acierto de hacer que fuera el propio Suso quien dijera las palabras que llevamos escuchando 15 años, desde la primera edición de Gran Hermano. “La audiencia… ha decidido… que debe… abandonar… la casa…”, y solo la presentadora podía culminar el momento diciendo el nombre de Suso. Mercedes no da puntada sin hilo. El momento era toda una metáfora. Suso se había autoexpulsado. No es por quitar mérito a su rival, pero él fue su principal enemigo en este juego.

Dije tras la repesca de Raquel que nada podía perjudicar más al susismo y su entorno. El balance final es este: Amanda expulsada, Raquel expulsada de nuevo y Suso expulsado. Si la expulsión de Amanda fue una revancha sofista por la repesca de Raquel en lugar de Maite, esta vez podemos decir que a Suso le castigó el espíritu de la biblioteca. Él mismo se expulsó, pero los bibliotecarios debieron dormir bien anoche sabiéndose vengados. Se consumó esta especie de hat-trick, un triplete de expulsiones que supone un duro castigo a los antibiblioteca. Y, como suele suceder, el último en salir fue su líder. Todo un 'Álamo' que hasta John Wayne hubiera querido narrar.

Ni el elevado porcentaje de votos logrado por Suso en su expulsión ni ser el tercer castigado del trío que formó con Amanda y Raquel. Lo más doloroso del trance vivido anoche fue que, ausente el protagonista, viviéramos las nominaciones “a la cara” más intensas de cuantas hemos conocido. Los lumbreras que se han cansado de decir que sin Suso nos íbamos a morir de aburrimiento deberían darse hoy un puntito en la boca. No me extrañaría notar algún que otro silencio sospechoso tras lo ocurrido anoche. Tengo dicho que personajes como Suso taponan otras tramas y su desaparición del mapa puede dinamizar la casa. Una casa que anoche estaba (sin él) más viva que nunca.

Antes de que Sofía y Suso fueran a despedirse a la sala de expulsión (Marina ni siquiera la visitó anoche), volvió Vera de su experiencia mexicana. Pocas veces hemos tenido un resumen de imágenes tan completo de lo ocurrido con un concursante de intercambio, lo cual debemos agradecer al equipo del Big Brother mexicano. Vera volvió con una actitud completamente diferente a la que tenía al irse. Con mucha más seguridad en sí mismo, no salió del ‘confe’ como pidiendo perdón por volver, como habría hecho, sino que se plantó delante de su puerta, extendió los brazos y gritó con gran decisión: “Familia”.

Para Vera el intercambio ha sido como reiniciar. Ha tenido la oportunidad de volver a empezar, prescindiendo en este caso de las mochilas que tanto le han perjudicado. Ni bullying ni 'bullon', que diría toda madre que se precie de serlo. Además, allí tuvo la fortuna de encontrarse con una DJ que imagino deseosa de venir a España y hacerle la competencia a Kiko Rivera. Ya digo yo que se lo come con patatas si viene. No en vano es la 44 del mundo en no sé qué lista del ramo. Lástima que Vera solo diera buena impresión al reencontrarse con sus compañeros, porque luego se empecinaba en enseñar sus fotos y regalos mexicanos y casi nadie le hacía caso. Es como esos cuñados pesados que hacen un bonito viaje y no paran hasta que te lo cuentan, ilustrado todo con un par de álbumes de aburridas fotos.

Pero la bomba estalló en las nominaciones. Muy a mi pesar, en esta ocasión que nominaran “a la cara” nos brindó algunos momentazos históricos. Tanto es así que la entrevista a Suso quedó ensombrecida y en un discreto segundo plano. No sé si llegaron a entrar los 10 vídeos prometidos, pero si lo hicieron no pudieron ni llegar a rivalizar en interés con lo que nos depararían las nominaciones. Un enfrentamiento por todo lo alto entre Han y Aritz, con la inevitable repercusión en el resto de habitantes. Las tres marías (Marta, Sofía y Nied) se ponían del lado de Han, particularmente Marta. Aunque lo más destacable es que Aritz terminaba de demostrar que ha perdido la cabeza.

Es definitivo lo de Aritz. La bofetada de realidad que ha venido recibiendo estos últimos días lo tiene completamente desquiciado. No sabría decir si ha tenido más influencia que Suso le cantase las verdades del barquero o unas palabras de Raquel en su alegato a favor de Suso. Lo primero le llevó a la bronca del cuarto de baño, con forcejeo de puerta y posible empujón. Lo segundo provocó que le dijera a Suso que deseaba su expulsión. Es muy raro que Aritz escriba hace pocos días en su blog sobre Suso que “después de sincerarnos de nuevo se ha convertido en otro apoyo para mí”, destacando a este concursante y a Carlos como sus dos grandes descubrimientos (“dos perchitas”) en la casa, y el martes desee que se vaya Suso antes que Sofía.

Y es que a Aritz le desestabiliza cualquier indicio de que otro concursante tiene allanado el camino hasta la final mejor que él mismo. Por eso arremete de forma tan agresiva contra Han cuando piensa que si Suso opina que ha utilizado al chino es posible que buena parte de la audiencia esté viendo eso mismo, lo cual le reafirma en su decisión de dejar a Han como un montajista interesado, rompiendo toda relación con el que fuera su amigo. Y también por eso le dice a Suso que desea su expulsión después de que Raquel afirmase que esta edición se podría denominar “El gran Suso”.

Anoche Aritz explotaba cuando Sofía le daba sus dos puntos en las nominaciones. Había aguantado sin rechistar los dos puntos de Marta, pero tras argumentar Sofía que le ha visto esta semana apagado respondía con displicencia: “¿Por qué he estado apagado?”. No le gustó la razón, casualmente idéntica a la utilizada por él para nominar a Marta en una ocasión anterior. “Ah, ¿ves bien que te metan mano mientras estás durmiendo?”, decía justo después. Diría que estaba socializando su problema personal con un concursante, justo eso que él tanto le ha criticado precisamente a Sofía. El tono de Aritz era cada vez más crispado. No parecía dispuesto a que esto quedase así. Estaba a punto de producirse un temblor en Guadalix que solo se iba a detectar en esa casa.

No deja de sorprenderme el reproche de Aritz. No solo porque Han ya le pidió perdón por ello, ni siquiera porque el lunes ya lo contó a toda la casa por lo que anoche solamente buscaba que toda la audiencia lo conociera sabiendo que estaban en uno de los momentos álgidos de una gala, como son las nominaciones. Lo más incomprensible es que después de ese episodio volvió a dormir abrazado a Han. Que Aritz diga que siempre rechazó cualquier contacto sexual con Han es sencillamente irrisorio. Además de una mentira de proporciones cósmicas.

Piense el lector en la diferencia entre el Aritz que tenía un enorme cariño por Han, le había perdonado que le metiese mano estando dormido y seguía durmiendo abrazado a él, y ese otro que desde la madrugada del lunes le considera un enfermo montajista con quien ha tenido una relación tóxica de dos meses. ¡Nada menos que dos meses! Pues sí que ha tardado tiempo en darse cuenta. ¿Por qué este cambio? Porque Suso tuvo el acierto de cantarle las verdades del barquero. Y las verdades duelen.

El último estertor, por el momento, de Aritz fue cuando Suso, en su despedida desde el plató, pedía a Sosi y Carlos que cuidasen a Han. “Te queremos. Vamos, Han. Todos te queremos. Todos somos Han”, gritaba Suso. Menos mal que no tenía la intención de liarla, porque con esto había terminado de poner la casa patas arriba. Marta lloraba al ver el apoyo exterior, certificado por los aplausos del público en plató, y Aritz se marchaba del salón mientras extendía su dedo índice diciendo “una mierda es un niño inocente”. Más tarde volvía para pedir en euskera "resiste" y aclarar otra vez que no se quiere ir. Y hablando con Marina decía: “Me han dado ganas de levantarme y darle en toda la boca”, visiblemente alterado.

Observatorio de nominaciones

Los votos quedaron así:

Carlos > Marta (3), Han (2) y Nied (1)

Han > Carlos (3), Marina (2) y Ricky (1)

Vera > Ricky (3), Han (2) y Sofía (1)

Ricky > Han (3), Marina (2) y Marta (1)

Marta > Carlos (3), Aritz (2) y Marina (1)

Sofía > Marina (3), Aritz (2) y Carlos (1)

Nied > Carlos (3), Aritz (2) y Han (1)

Aritz > Han (3), Marta (2) y Nied (1)

Marina > Han (3), Marta (2) y Sofía (1)

En principio, quedaron cuatro nominados: Han, Carlos, Marina y Marta. Carlos tuvo la suerte de poder salvar a un nominado y decidió excluirse él mismo. Nominados definitivos: Han, Marina y Marta.

Curiosa coincidencia entre las nominaciones de Marta y Sofía, que daban entre ambas cuatro puntos a Marina, Aritz y Carlos. Este último volvía a nombrar solo mujeres y a Han. Aritz le daba sus tres puntos a Han, pero este no cumplía con su decisión anunciada de darle puntos a Aritz si las nominaciones eran a la cara, aunque no estaba dispuesto a hacerlo en caso contrario.

Es el momento de Marina. Esa fruta ya está suficientemente madura.

Moleskine del gato

Aritz decía tras la gala que si hubiera querido algo con Han lo hubiera tenido porque entró libre en esa casa. No sé si hará feliz esa confesión a su persona de fuera, que según esto sería una invención del tipo del sombrero. Con bombín, en plató, persona de fuera no acertaba a decir otra cosa que pedir un plano menos corto cuando Mercedes Milá afirmaba rotunda y convencida de que ella es esa persona. Quien calla otorga, dice el refranero. Aunque también pueda ser que debajo de ese sombrero haya tanta mentira y simulación como hemos descubierto bajo el del concursante Aritz.