Suso o Sofía, el gran duelo

telecinco.es 18/11/2015 09:51

“Marina tiene la mente muy bien amueblada”, decía Quique haciendo un alegato sobre una de las nominadas de esta semana. Tenía razón @MarisaVidilla_ en que la amable frase del exconcursante tiene una segunda lectura. Marina debería leer entre líneas. O entre muebles. Lo cierto es que Marina es una concursante de perfil bajo, siempre presente, pero más bien silente. Los concursantes de perfil bajo son necesarios. Si llenamos esa casa de egos inflados habría que ir sacando los cadáveres en la lucha por tener el mayor protagonismo. Para que unos tengan protagonismo es necesario que otros cedan el suyo, por carácter o generosidad.

Cuando escucho decir a Suso que Marina le aburre intento recordar una sola conversación del de Ripollet que me haya parecido mínimamente interesante. En su primera hora de estancia en la casa, Danielle había suscitado más interés en este gato comentarista que Suso en dos meses. Cuántas veces habré visto a Marina hablando con unos u otros, metiendo veneno en pequeñas dosis, casi imperceptibles, mientras Suso andaba tumbado en el sofá del jardín, casi inanimado. Lo gracioso es que Suso diga que Marina sobra porque no pinta nada ahí, y al tiempo afirme que Carlos es su ganador. ¿Perdona?

Somos nosotros los que estamos determinando en parte el protagonismo de unos concursantes u otros. El programa de anoche, por ejemplo, dedicaba un rato a glosar un escrito de Suso dedicado a su madre. Veíamos al concursante leyendo su propio escrito como si fuera un niño de primaria, a golpes y con cierta dificultad. Mucha biblioteca le hace falta a ese chico, y leer más en voz alta. Aunque ya sabemos de su alergia a las bibliotecas. Su madre en plató hacía lo posible por mostrar emoción, apretando fuerte sus ojos. Podríamos decir que se hizo un Raquel, con idéntico resultado: ni una sola lágrima.

Digo yo que el resto de concursantes también habrán escrito a sus madres, hermanos, tíos, primos y también a alguna gente querida, como decían los geniales Tip y Coll. ¿Es más protagonista Suso porque en el programa hay un vídeo en el que lee un escrito nada original en el que dice cosas bonitas de su madre? No, ese es un protagonismo regalado. Se dice que no es noticia que un perro muerda a un niño, sino que un niño muerda a un perro. Aquí lo noticioso hubiera sido que escribiese cosas desagradables sobre sus familiares cercanos. Palabras bonitas para una madre tienen la mayoría de concursantes, por no decir todos. Otra cosa es que Marina no tenga ese vídeo.

La ventaja de Marina ante la expulsión de mañana es que pocas cosas se pueden mostrar de ella, malas o buenas. Su concurso ha sido tan sutil que es difícil de enseñar. Llámenme raro, pero donde otros ven un buen momento de Suso diciéndole a Marina que le aburre, yo veo un tipo maleducado y desagradable que recibe un ‘zasca’ importante cuando ella le recuerda cosas como aquello de comprarse un coche (creo que dijo un piso) para llenarlo de “chochetes”. Puestos a encontrar vídeos para mañana, creo que pocos pueden perjudicar a la mamá de Juanito Reborn.

A pesar de lo dicho, o precisamente por ello, Marina no cuenta en la expulsión de mañana. ¿Quién puede tener interés por expulsarla? Tengamos en cuenta que enfrente tiene a los dos contendientes del combate del siglo. La pelea entre Mayweather y Pacquiao se queda en pañales al lado del enfrentamiento de esta semana entre Sofía y Suso. Ya dije que Marina caerá como fruta madura, pero antes hay que resolver una cuestión de honor. Porque, amigos lectores, lo de esta semana no es una simple pelea entre las cuatro cuerdas de un ring. Lo de Sofía y Suso solo se puede dirimir en un duelo.

Un duelo decretorio, como decían en México a principios del siglo pasado. La legislación de ese país contemplaba tres tipos de duelos: decretorio, propugnatorio y satisfactorio. En el propugnatorio los retados solamente defendían su honor, sin que hubiera de desaparecer ninguno de ellos. En el satisfactorio el ofendido por una injuria grave se mostraba dispuesto a evitar el duelo a cambio de una satisfacción. Nada de fruslerías, el único duelo posible en un juego de exclusión competitiva es el decretorio, es decir, a muerte de uno de los contendientes. Muerte virtual, por supuesto.

Lo dice la ley de Gause, o principio de exclusión competitiva. Dos especies en competencia biológica por los mismos recursos no pueden coexistir en forma estable si los demás factores ecológicos permanecen constantes. Uno de los competidores siempre dominará al otro, llevándolo a la extinción o a una modificación evolutiva o de comportamiento hacia otro nicho ecológico. El principio se resume en la frase: "Competidores totales no pueden coexistir". Sofía y Suso no pueden ocupar ese mismo hábitat al mismo tiempo. Es pura ecología de comunidades. Uno u otro. Ha llegado el momento.

Anoche los porcentajes oficiales ciegos estaban así al cerrar el programa presentado por Jordi González: 53,5 %, 27,3 % y 19,2 %. Un rato antes eran estos otros: 55,1 %, 29,4 % y 15,5 %. Es decir, los dos más votados bajaron de punto y medio a dos puntos, mientras el menor subía los casi cuatro puntos que habían cedido aquellos otros. No me aventuro a poner nombre a cada porcentaje, aunque pensando un poco el movimiento obrado en las cifras en tres o cuatro horas de programa es fácil de intuir. Supongamos que Suso y Sofía no son los dos nominados con más votos. Las encuestas apuntan precisamente a esto. Aun así, el duelo está servido.

No hace falta que el duelo se resuelva entre los dos más votados. Perfectamente puede salvarse uno de los dos al principio de la gala. Pero no quedará entonces la cosa como una expulsión más, a dirimir entre uno de los dos contendientes del duelo y Marina. La expulsión no perderá todo su interés, porque el gran momento televisivo, y de enorme importancia en el concurso, llegará en el momento en que comprobemos si finalmente el duelo es decretorio y ambos competidores dejan de coexistir en el ecosistema de Gran Hermano.

El momento de lamentarse por perder a un gran protagonista ya ha pasado. Este concurso es así, un juego de exclusión competitiva que comienza en los castings y termina cuando los principales protagonistas se ponen a tiro, uno frente a otro gracias a las nominaciones de todos. Entonces hay que salvar a uno porque solo uno puede sobrevivir. Es una cuestión de competencia. Ya sabemos todos que el vídeo Beta era mejor que el VHS, pero ambos no podían coexistir, solo había espacio para uno. Las leyes del mercado imitan a la ecología.

Si dejamos pasar el duelo y nos contentamos con que salga Marina porque no da juego estaremos dañando el ecosistema. Además, nos arriesgamos a que nuestro favorito quede descabalgado porque al final los defensores del otro duelista han gastado más en munición. Tengamos en cuenta que al excluir el menos votado se igualan porcentajes. El mal recibido sorpasso puede aparecer y entonces el duelo es sustituido por un poco atractivo juego de ruleta rusa. La bala puede ocupar cualquier posición del tambor. La única forma de no dejarlo todo al azar es incrementar esa distancia de 26 puntos entre los dos más votados. El duelo se resuelve votando.

Solo los votos deben decidir si sigue en la casa Suso o Sofía. Los de Marina son tirados a la basura. Si sale esta concursante el duelo resulta aplazado y el ecosistema dañado. No dejes para más tarde lo que podamos resolver mañana. Hace un mes había que proteger el espectáculo. Ahora quedan solo unas pocas semanas, apenas un mes en el que las últimas dos semanas estaremos exclusivamente pendientes de cómo termina esta historia que empezó el 13 de septiembre. Ya no importa si el expulsado es protagonista o antagonista, activo o pasivo, diva o mueble. Son etiquetas subjetivas. Amanda fue diva y mueble a un tiempo. La primera etiqueta se la puso ella misma, la otra nos toca decidirla a los demás.

La gran diferencia entre ecosistema y otros es el componente de engaño tan importante que entra en juego. Decía Suso el otro día: “Si yo me quitara la máscara”. Ellos solos se delatan, es maravilloso. Nuestros dos duelistas son más parecidos de lo que se pueda pensar. “Suso, tú y yo somos iguales. Solo que tú quedas de puto amo y yo…”, decía Sofía, y evitaba decir cierta palabra de cuatro letras muy usada. Muy acertada ahí Sofía, aunque Suso haya intentado vendernos que es ella la que lo acosa. También ha insistido una y mil veces en que Sofía lleva todo el concurso llorando y es absolutamente falso.

Me hace gracia que algunos me pidan que hable del supuesto acoso de Sofía a Suso. Además de lo oportuno de tener cuidado con las palabras, lo cual nos debería aconsejar la utilización de otro término más adecuado, lo cierto es que no lo veo. Me llamaría la atención esa insistencia cierta de Sofía, especialmente en las fiestas. Es verdad que se arrima a Suso intentando revivir una llama apagada hace tiempo. Me da la sensación de que intenta prender un campo yermo, pero ella sabrá. Ahora bien, no veo necesario destacar la actitud de Sofía cuando luego observo a Suso detrás cuando está pasando de él.

Suso busca la complicidad de Sofía. Juguetea, vacila y pretende encontrar diversión a su costa. Dice Suso que Sofía está obsesionada con él, y al tiempo se pasa los días rajando de ella. ¿Quién persigue a quién? Este es el juego del ratón y el gato. Una pescadilla que se muerde la cola. Muy ciego hay que estar para no ver que se persiguen el uno al otro. No cabe hablar solo de lo relativo a una de las partes. Hasta los duelos tienen sus reglas. Cuando el honor está en juego no caben las trampas.

Thug Life

Anoche volvía a prestarse Raquel al juego de la verdad y la mentira, según decisión de la audiencia a través de la App. No se quejen luego de que hablo de Raquel. Díganle a ella que no se preste. De nuevo la audiencia pensó que mentía en todo. La escuché decir que no entendía por qué la gente no cree que ha sido fiel a Suso durante las tres semanas que estuvo fuera de la casa. No creo que no lo entienda.

En cualquier caso, y sin desmerecer las preguntas realizadas a la exconcursante, se me ocurren algunas otras donde la demostración de que miente sería menos subjetiva. Qué tal alguna de estas: ¿Crees que Han tiene menos derecho a ganar por ser chino (de bazar)? ¿Cuál es tu opinión de Vera? ¿Te aislaste tú sola o fue culpa de los demás? Tengo un vídeo pensado para cada respuesta. Nos lo íbamos a pasar muy bien.

Tanta obsesión con las carpetas y nadie está diciendo que la relación más bonita de esta edición es la que tienen Sofía y Marta. Queda dicho. Y para muestra una imagen.

Moleskine del gato

Con un poco de suerte el vuelo de Danielle aún no ha despegado camino de México D. F. Hago un último llamamiento. ¿No es posible que nos la quedemos y hagamos cesión, traspaso o lo que sea de Vera? Por favor, por favor.

Si a alguien ha calado bien Danielle es a Aritz. Ayer se preguntaba cómo es posible que esté tan al tanto de la actualidad sin tener televisión ni Internet. Vale, sí, de acuerdo, que puede ver la televisión del vecino o similar. Y claro que está mi querida radio o la prensa escrita. Pero hoy en día vivir sin televisión ni Internet viene a ser un nuevo analfabetismo. Complicado conciliar esto con el conocimiento que tiene Aritz del propio funcionamiento del programa, un programa que en teoría nunca ha visto. Vamos, que no cuela.

Si Aritz conociera el acertadísimo análisis que ha hecho Danielle de su relación con Han posiblemente no le habría escrito esas agradables líneas antes de su despedida, que se produjo anoche mismo. ¡Viva México, cabrones!