Yoli se convierte en la Vitín de Jonathan

telecinco.es 13/10/2014 09:15

Desde el viernes pasado, Yoli ve de otra forma al primo Jonathan. Decía el marqués de Vauvenargues (moralista francés): “Pasión más viva que la amistad es el odio”. Y de la amistad al odio hay un trecho bien pequeño, posiblemente recorrido por la prima en el corto tiempo que va desde que decidió entrar al almacén detrás del primo, cerrar el pestillo y arrinconarle contra la pared. Nada de lo que se habían dicho o se dijeron más tarde se puede equiparar a las palabras que dijo entonces Jonathan: “No me toques”. Su contundencia dolorosa venía a romper lo acostumbrado en él hasta ese momento, que se había movido entre la tibieza, el rechazo pasivo y el leve reclamo.

Por terminar el relato antes de analizar lo sucedido, diré que dentro del almacén no hubo besos, si acaso alguno suelto de ella a él en el cuello. Después de sentir como Yoli le apretaba contra la pared, Jonathan se decidía finalmente a terminar con aquello, dejando claro que no quería ir más allá por “la persona que tengo fuera”. Ella vino a hacerle cruz y raya, salió escopetada del almacén y entonces el primo comenzó a llorar desconsolado, en una reacción muy poco adulta.

El primo Juan Manuel sirvió de paño de lágrimas de Jonathan en la cocina, de igual modo las primas hablaban del tema en uno de los balancines del jardín. “Me hace sentir mal”, le dijo Jonathan a su primo. Está claro que si Yoli y Alejandra tienen un enemigo ahí dentro ese es su prima respectiva. A veces no se defienden lo suficiente, pero esto tiene sus excepciones, como con la bronca que ambas terminaron teniendo el viernes con Vitín. Lo peor es cuando están a solas y una apoya a la otra con argumentos peregrinos, algo nada deseable.

Alejandra le dice a Yoli que nadie se encierra en un almacén si no quiere rollo con la otra persona, obviando que es ella la que sorprende a Jonathan, que ha entrado a coger unas galletas. Se ve perfectamente en las imágenes que él no suelta en ningún momento el paquete de galletas. Yoli le dice, poco más o menos, que cuando se acerca a él nota que está empalmado, y Alejandra colige: “Eso es que le gustas”. Hombre, se trata de un hombre joven, encerrado en una casa desde hace más de tres semanas, al que se le pone delante una chica que, según hemos sabido, responde más o menos a su tipo ideal. A nadie le puede sorprender su reacción, no necesariamente indicativa de lo que dice Alejandra.

Yoli dice que dentro del almacén se han magreado un poquillo, concepto confuso y poco exacto, más bien diría que fue ella la que se apretaba. “Fuera tengo muchos chicos”, le decía Yoli a su prima, emulando a Omar. Tras la conversación de cada uno de los protagonistas de la escena del almacén con su primo o prima, vino una interminable charla de Juan Manuel con Yoli, en la que esta terminó casi anestesiada, igual que el resto de la audiencia. A Jonathan le cogió por banda Xamy, que viene a ser la antipsicóloga, porque salen de hablar con ella peor de lo que estaban.

La noche terminaba con Yoli llorando desconsolada en su cama, con las luces apagadas y sin que apenas nadie se enterase. Llantos bien distintos los de Yoli y Jonathan. Ambos tenían desde entonces una conversación pendiente, que no llegó hasta la tarde del sábado. Fue Jonathan quien tuvo la iniciativa, y me atrevo a asegurar que Yoli no tenía ninguna gana. Su rostro así lo indicaba, lo cual fue señalado por Jonathan al poco de comenzar la conversación. “¿Por qué pones esa cara de asco?”, le dijo. Estaba claro que se encontraba incómoda, deseando terminar con eso cuanto antes.

Ambos afirmaron que serían sinceros, pero no lo terminaron de ser del todo. Jonathan comenzaba diciendo que él se ríe ante todo eso, pero la noche anterior bien que lloraba. También decía primero que le daba igual dejar todo lo que tenía con Yoli, y un poco más tarde que le aportan mucho sus tonterías. No le daría tanto lo mismo, entonces. Por su parte, no sé a quién intenta engañar Yoli afirmando que él no le gusta, aunque piensa que le puede llegar a gustar algún día. ¡Vamos, anda!

Tengo un problema a la hora de analizar esta historia. Sucede que hay algo relativo a Jonathan que no termino de creerme, y no sé bien lo que es. Me inquieta esto, pero estoy seguro de que en su historia hay una mentira. El problema es no ser capaz de identificarla. No sé si la “personaquetengofuera” no existe, o su sexo no es el esperado, o no la conoce de tan poco tiempo. De veras que no lo tengo claro, aunque esto último me genera más dudas que nada. La propia Alejandra daba en el clavo hablando con su prima: en los castings Jonathan no dijo que hubiera “personitadefuera”.

En definitiva, acertada o no, la postura de Yoli es que dado el poco tiempo de relación de Jonathan con esa persona, ella no debe tener respeto y por eso ha estado pico y pala intentándolo una y otra vez, aún a costa de perder parte de su dignidad. Lo de la dignidad es relativo y está magnificado por tener que hacer todo delante de una cámara. Esto mismo en la intimidad no tiene por qué trascender. Por tanto, la dignidad es más esquiva y abandonadiza en la medida que nuestros actos son permanentemente públicos.

Otra cosa es que Jonathan no comenzase su relación con la “personaquetengofuera” tres semanas antes de entrar en la casa sino bastante más. ¿Por qué habría de mentir? Pues bien, tengo la sensación de que algunos se piensan que serán elegidos como concursantes más fácilmente si dicen no tener pareja, sabiendo lo que le gusta al programa una carpeta. Esa es razón suficiente para ocultarlo, y lo de las tres semanas parece una excusa perfecta para explicar que cuando hizo el casting no había conocido todavía a esa chica con la que una vez dentro dice tener una relación. Entre otras pequeñas incongruencias también está que él haya contado en ocasiones que la “personitadefuera” le apoyó en todo momento a que entrase en Gran Hermano, y en otras ha contado que ella le había dicho: ”Si te apuntas a eso, olvídate de mí”. A saber.

La charla entre ambos terminó de malas maneras, aventurando una ruptura total que habría de separarles definitivamente. Yoli no paró de insistir en que había sido cosa de dos lo que tuvieron. Y no le falta razón. Es verdad que ella no quiso ver las muchas señales de rechazo que tuvo. También es cierto que sus acercamientos y su insistencia han sido mucho más evidentes, a todas luces. Ahora bien, Jonathan también puso de su parte y estuvo jugando a un juego que luego ha rechazado.

No se nos olvide que Jonathan le decía a Vitín días atrás: “soy un tío y también me gusta el perreo, el roce y esas cosas”. Y también hay que recordar errores como aquel de bromear sobre si debían pedir una hora sin cámaras. Si realmente quieres poner distancia no puedes cometer ciertos errores. Sucede que Jonathan también fue detrás de la prima, pero lo de Yoli era tan evidente que logró ensombrecer lo de él.

Mi conclusión es que Jonathan quería cariño gratis, y eso es tan inusual como egoísta. Me molestaron dos cosas de ambos. Por parte de ella que se despidiera lanzando besitos, lo cual está completamente de más. Por parte de él, que supusiera mala intención en Yoli por pensar que la noche anterior se había querido hacer la víctima al llorar tras salir del almacén. Yo también lo pensé, pero lo importante no es eso, sino que me pareció malintencionada esa observación de Jonathan. No creo que fuera necesario hacer ese tipo de reproches, obviando lo extraño que parece una reacción así en una persona adulta como él.

Lo más acertado que dijo Jonathan es eso de: “La mente no me llega más allá”. Pues efectivamente, eso parece. Inmediatamente después de terminada la charla aparecía en el dormitorio Alejandra y Jonathan compartía parte de lo sucedido con ella. Yoli volvía entonces y preguntaba de qué estaban hablando. “De ti”, le respondió su prima. No terminaré de entender nunca esa necesidad de socializar cualquier problema personal en esa casa.

La fiesta ibicenca del viernes (ropa blanca para todos) nos dejó la impresión de un acercamiento más evidente que nunca entre Luis y Paula. Imprescindible ese plano que recoge la imagen del torero sentado mirando complaciente cómo ella hace twerking poniendo en peligro una vez más su pelvis. Sufro por ello. Podríamos decir que Paula pasó de bailar para Lucía a bailar para Omar y, finalmente, lo está haciendo ahora para Luis. Ellos son, por otra parte, el alma de las fiestas, junto a un desatado Hugo, ese concursante del que terminaré pensando si el programa no lo mete en la casa los viernes a la hora de la fiesta para sacarlo de allí dentro una vez terminada esta.

La noche siguiente llegó el megáfono a Guadalix, lo cual no había echado de menos en ningún momento. En resumen, gritos para Omar o Lucía, un “Ánimo Johnny” (o similar) o “Paula ganadora”, además del esperable “Xamy falsa”. Ahí comenzó la información distribuida, y Luis solo le cuenta el grito sobre Xamy a Fran. Muchos podrán interpretar que la actitud de Luis respecto a Paula está relacionada con ese grito de apoyo procedente del exterior. Pero lo cierto es que Luis fue quien más apoyó a Paula desde la misma noche de las cuatro horas. Sin ir más lejos, el viernes por la noche todavía quedaba un día para que llegasen los del megáfono y ya hemos comentado que ambos concursantes hicieron pareja de baile, además de llevar durmiendo juntos varios días, si no recuerdo mal desde el jueves por la noche, que dormían cogidos de la mano. Las cosas como son.

La improbable carpeta entre Paula y Luis rompería todos los esquemas habidos y por haber. Primero, pondría más complicada la prueba de si Paula y Omar serán capaces de tener un acercamiento una vez la audiencia votante haya logrado quitar de en medio a Lucía. Por otro lado, tal vez dejarían dos víctimas en la casa. Si hacemos caso de la teoría de @LeonidasGH (que no se suele equivocar) la auténtica carpeta del torero es con Alejandra. Cierto es que les hemos visto hablar más en estos últimos dos o tres días que en las tres semanas anteriores. Y en otro plano está Alfredo, la homocarpeta esperada que probablemente no llegará nunca.

Si Alfredo no tiene celos, o pelusa, o como quiera cada uno llamarlo, lo está disimulando muy mal. Ayer decía que estaba empezando a ver cosas que no le gustan en Paula, llegando a pedir a sus compañeros en el juego que le dejasen a él dar los dos puntos esta semana, que irán directos a la hawaiana. Curiosa la reacción de Alfredo, e igualmente un ejemplo de información distribuida porque en lugar de contarle esto a su gran amigo Luis fue a decírselo a Omar y Lucía. Más curioso todavía el silencio en la casa respecto al acercamiento entre Paula y Luis. Todavía no he escuchado un solo comentario al respecto.

Vitín se debate en estas horas entre descargar su rabia en las primas, como hizo el viernes por la mañana, o volver a intentar tirarle la caña a Yoli, una vez comprobado que con el primo no habrá nada. Anoche hubo una nueva conversación entre Yoli y Jonathan que no pudimos ver y tras la que se hablaba en la casa de reconciliación. Apostaría porque decidieron relajar la relación entre ambos evitando malos rollos. No creo que fuera nada más extraordinario. Pero Vitín andaba inquieto después de haber pensado, como hicimos muchos, que Yoli era un poco la Vitín de Jonathan.

Lo dicho anteriormente explica mejor esa extemporánea reacción de Vitín en la mesa del comedor cuando Alejandra cuenta la anécdota de que a su primo pequeño (hermano pequeño de Yoli) le hace alguna broma que incluye palabras tan gruesas como “cojones”. Deberíamos remitir a Vitín a algún artículo del Premio Nobel Camilo José Cela sobre el uso de esta noble palabra. En todo caso, no entendió nada Vitín el tono de broma constante que atesoraba Alejandra. Mucho menos que cuando se le dice a alguien “seguro que tu madre te hace la cama” no se están metiendo con tu madre sino contigo. Vitín demuestra poco sentido del humor, lo cual sí resulta sorprendente. No creo que se atreva a volver a imitar pronto a sus compañeros, visto que él no admite ni una broma.

Ver a Fran y Xamy despellejando a otros concursantes es un buen espectáculo. Un tanto gore, pero bueno en definitiva. La gran diferencia entre ambos es que Fran disimula su escaso aporte a las labores del hogar y Xamy no. Esta concursante me recuerda a la historia que cuenta Bertrand Russell en su “Elogio de la ociosidad” sobre ese viajante que llega a Nápoles y ve a doce mendigos tumbados al sol, ofreciendo una lira para el más perezoso de todos. Once de ellos se levantaron de un salto para reclamarla, así que se la dio al duodécimo. Xamy es el duodécimo habitante de la casa, que ni siquiera hace esfuerzos por parecer que trabaja y nunca dudará pregonar que Gran Hermano no consiste en demostrar quién limpia más.

Durante el debate de anoche los tres nominados tuvieron ocasión de defender por qué no han de ser expulsados. Omar armaba cierto revuelo dentro y fuera de la casa diciendo que si él se marcha aquello iba a parecer una granja escuela. Tanto a él como a Lucía les sobró parte de los treinta segundos que tenían para argumentar. No deja de ser irónico que quien más hablase fuera Jonathan. Confieso que me divierte ver la sonrisa de malo de película que ponía Omar al comprobar las reacciones a sus palabras.

Fue Loli la primera en quejarse. No le faltaba razón, aunque le falló el argumento al decir que al hablar de granja escuela parece que les estaba llamando animales. Omar había sido desconsiderado con sus compañeros, y lo explicaba perfectamente poco después: “Es parte del juego”. Tengo dicho que este no es un concurso de convivencia, como tantas veces se ha dicho de forma equivocada. O, por lo menos, la buena convivencia no es obligatoria. Cada uno juega como quiere, y Omar asume con naturalidad su papel. Me parece inteligente en esto. Por eso lo estropea todo Vitín defendiendo que la intención de Omar no había sido mala. Si es así, ya no me vale.

Fran se hacía el ofendido por comprobar que casi nadie contestaba a Omar, sin embargo, un poco antes estaba pidiendo a Luis que se callase. Fran intentaba parar a Luis justo en el momento que hacía lo que se espera de él. Sigo pensando que tanto Luis como Alejandra necesitan salir bien airosos de un enfrentamiento con Omar para que siga teniendo mis esperanzas puestas en ellos. Eso sí, mi paciencia tiene un límite. Lo de anoche fue un punto para Luis. Nada de minipunto, punto completo y casi puntazo.

“Yo prefiero una granja escuela que jugar con los sentimientos de una persona”, dijo Luis, refiriéndose evidentemente a lo de Omar con Paula. Gran momento, no solo por el rejonazo del torero, sino porque dejó sin palabras a Omar. En estos casos, el atacado le está colgando las medallas al atacante con su sumiso silencio. Omar se atrevía más con Mayka, y lo sigue haciendo con Loli, que con Luis. La imagen de su rostro paralizado, mirando esquivo a Luis, se me antoja sencillamente gloriosa.

Moleskine del gato

Los porcentajes ciegos que nos descubrió el debate indican que uno de los nominados se irá por goleada. No me cabe duda de que Lucía es quien llevaba anoche el 75,51 % de los votos. El 12,28 % sería para Omar, dado que el programa descubrió que Jonathan era el menos votado, con un 12,21 %. No me sorprenden las cifras en absoluto. Con respecto a nuestra encuesta, el dúo Omar-Lucía recibe un castigo superior en casi 14 puntos con respecto a los datos oficiales. Normal si tenemos en cuenta que el votante de la encuesta tiene un perfil de espectador más informado, y eso le hace votar más a un Jonathan mueblazo, al que Yoli le ha dado un protagonismo que no hubiera tenido de otro modo y que solo parece haber espabilado un poco al saberse nominado.

También podemos achacar a la nominación de ambos que ahora Omar y Lucía pidan una hora sin cámaras. Está muy visto el truco. Eso sí, inexplicable que pidan una hora entera. Conociendo los antecedentes de Omar en la casa con diez segundos les valdría.

Azahara extiende cada día más alarma social con sus desinformaciones sobre temas alimentarios. Ahora dice que las pepitas del tomate se quedan incrustadas en el riñón. Que la industria del tomate diga algo. O El Corte Inglés. Anoche contaba que le había dicho su psicólogo en el programa que fuera más activa. O sea, que le vino a decir que es un mueble. Igual es peor si empieza a querer destacar. Que el Ministerio de Sanidad nos pille confesados.

Fran lanza un mensaje desde la radio para Papirrín. "Allí dónde estés", dice. Le faltó pedir un minuto de silencio.