Todos con el Getafe

telecinco.es 11/04/2008 09:48

¡Nunca lo des por hecho, nunca!

Todos acariciábamos la victoria. Estaba a 1 minuto.

Todos sufríamos los calambres como si fuéramos jugadores del Getafe.

Todos mirábamos el reloj de la pantalla que avanzaba más lentamente que nunca. Ese segundero, por favor, que corra!

Laudrup ponía sus brazos en cruz tratando de apaciguar su taquicardia.

Los jugadores azules corrían y controlaban el balón con tanta pasión que nada parecía que podía impedir cantar la victoria.

Y en ese momento, Matías Prats ha dicho: "no celebremos hasta que termine el tiempo reglamentario. Hemos visto muchas cosas en los campos. El Bayern ha hecho antes hazañas impensables". Ha sido como si atrajera los malos farios.

¡Qué lejos estaba el pobre Matías de desear eso! Estará en estos momentos, cuando me pongo a escribir esto que no me cabe en el cuerpo, cinco minutos después de terminar este encuentro de infarto, tirándose de los pelos y mordiéndose los puños. Tenía razón: el Bayern ha hecho el milagro.

Nuestro portero no ha alcanzado a parar ese balón por la escuadra a pesar de haber estirado su cuerpo hasta el infinito. Ese balón ha roto todos los sueños.

Ilusión, trabajo, creatividad, empeño, equipo, dedicación, imaginación, entusiasmo; todo eso no ha sido suficiente.

El Rey ya había anunciado que íbamos a pasar muchos nervios.

A mí, que no me entusiasma este deporte, me ha sido imposible no seguir el juego pegada a la pantalla. ¡Qué preciosidad de partido! ¡Qué entrega los jugadores del Getafe! ¡Cuanto merecían estar en estos momentos abrazándose y llorando de alegría!

Sin embargo, sus lágrimas estarán mezclándose ahora con el agua de unas duchas de las que quisieran no tener que salir a la realidad.

Qué cerca han estado de lo mas dulce.

¡Qué amargo es ese sentimiento profundo de derrota cuando te habías permitido dar por hecho que la victoria era un hecho!

Todos en el Getafe necesitan ahora nuestro apoyo y nuestro cariño. Aquí les llega con todo afecto el mío, el de una telespectadora ignorante que siente los calambres en sus piernas sin haber saltado al campo.