Fantasías

telecinco.es 26/11/2012 17:33

Hay escenas que se quedan grabadas para siempre en nuestra memoria. Hay películas que podemos ver cientos de veces. 'Memorias de África' es una de ellas.

Hoy buscando una foto que nada tenía que ver con ésta, Robert Redford y Meryl Streep han atrapado mi atención y me han hecho soñar.

Vuelvo en el AVE de Barcelona donde ayer se celebraron unas Elecciones Autonómicas que han movilizado a mucha gente. Elecciones controvertidas, inoportunas, cargadas de emociones, innecesarias, imprescindibles, podemos añadir muchos adjetivos y con todos acertaremos porque con cada uno llegaremos al corazón de alguno de los votantes. La realidad es que mi tierra ha vuelto a descolocar a muchos analistas y ha votado como casi nadie esperaba. Lo más importante, para mí, ha sido el alto índice de participación. En cuanto a los resultados, habrá que esperar para saber para qué sirven. El principal perdedor es el ganador de estos comicios y, solo este hecho contradictorio, ya es sobresaliente. No quisiera estar en la piel de Artur Mas en estos momentos. Si me pongo en su piel, su despertar de hoy debe haber sido amargo y lleno de tentaciones de no sacar la cabeza de debajo de las sábanas por los siglos de los siglos. Son momentos difíciles para todos y él creyó que podría mejorarlos pero la gente le ha dicho que no compraba su mercancía. No debe ser fácil pasar de tocar con los dedos el “todo” y encontrarte con “menos mucho”. Le deseo suerte porque esa suerte nos beneficiará a todos.

Pero a lo que voy: buscando una foto he encontrado una fantasía.

Esos minutos de una lavada de cabeza en África reúnen muchos de lo deseos, confesados o no, de muchas mujeres. Cuando él se ofrecía a ayudarle a lavar su cabeza y enjabonaba su pelo, nuestra piel, la de todo el cuerpo, se erizaba y muchísimas mujeres soñábamos que éramos ella; que era a cada una de nosotras a quienes acariciaba y aclaraba el pelo con un cuidado extremo. Cada uno de sus dedos, cada una de sus yemas presionaba nuestra cabeza y cerrábamos los ojos como ella; echábamos hacia atrás la cabeza como ella y dejábamos que hiciera, que siguiera, que nos poseyera.

Hay escenas cinematográficas míticas y , para mí, ésta es una de ellas.

Estoy segura de que muchas de las lectoras de este blog habréis jugado con ese momento que llevamos en la memoria; que hemos usado para dar vida a noches muertas o faltas de color; que alguna vez os habréis sentido Meryl Streep, aunque jamás hayáis estado en África ni tampoco un hombre se haya ofrecido a lavaros la cabeza junto a un río. Esa magia tiene una extraordinaria potencia y, de hecho, sirve para sobrellevar muchos momentos difíciles de nuestras vidas. A veces me pregunto si los actores habrán recibido el agradecimiento de las personas que se emocionaron con ellos, si habrán sido conscientes de haber llegado al fondo de nuestras almas y de haberse quedado ahí para siempre.

Hoy no pretendo nada más; tan solo rescatar esta fotografía para soñar. La realidad sigue siendo tan amarga como el despertar de Artur Mas en esta mañana postelectoral cuando ya todo está dicho y nada es como él había soñado.