Mentir

telecinco.es 15/07/2013 10:32

Unos mienten y se lo permitimos; otros mienten y cumplen condena.

Unos mienten y defienden que los que cuentan que mienten, son traidores.

Unos mienten y pueden mentir porque dicen defender intereses de todos.

Algunos mienten compulsivamente mientras acusan de mentir a los que les han descubierto.

Hoy es uno de esos días en el que los periodistas contamos las horas para poder relatar algo de la verdad; algo que no esté emponzoñado de intoxicación y planes torticeros. Hoy Luis Bárcenas saldrá, metido en un furgón de la guardia civil, de la cárcel de Soto del Real y verá las manos, los ojos, la intención de un juez honesto, el juez Ruz.

Solo las cigüeñas que vuelan libres sobre los patios de la cárcel de la sierra, habrán visto a este hombre tan poderoso pasear en bermudas, fumándose un puro y haciendo amigos nuevos. Él, que fue tesorero del PP durante tantos años. Dentro, junto a Díaz Ferrán, Blesa y compañía, cumplen condena o esperan juicio, internos que deben sentirse insignificantes si se comparan con las mochilas que cargan estos compañeros de celdas. Cada día que paso por delante de esa prisión tengo sentimientos contrarios a la bondad y el perdón. Algunos de sus internos nos han destrozado la vida a todos.

Pero hoy es la declaración de Bárcenas. Sabemos de sus apuntes, de sus mensajes de texto, de las respuestas de su amigo y mentor el Presidente de nuestro gobierno. Sabemos todo lo que él ha querido que supiéramos conforme iba viendo que le abandonaban a su suerte los que se beneficiaron de su trabajo. Hoy estamos ante un animal herido, un animal peligroso que ha decidido morir matando. Hasta el último minuto no sabremos si las amenazas que le han llegado a prisión, los mensajes enviados por quienes pueden cambiar su suerte si decide callar, le cambian la determinación de “derrotar”, como suelen decir los policías cuando interrogan a un sospechoso: “ha derrotado”. Las consecuencias de ello nos afectarán a todos o ¿no? Deberían porque no se puede ser presidente de gobierno si te pillan mintiendo. No puedes exigir a los ciudadanos que sean honrados, que no roben, que no mientan, que paguen sus impuestos, si tu no haces lo que dices a otros que hay que hacer.

Los que mienten y llaman traidores a los que les han descubierto, se suelen definir como patriotas. Un militar y un civil norteamericanos andan enredados en pantanos negros tras decidir contar lo que vieron, lo que supieron. Denunciaron los métodos mentirosos que sus superiores estaban llevando a cabo mientras aseguraban a la población que les defendían. Bradley Manning y Edward Snowden son, para muchos ciudadanos del mundo, unos mártires a los que hay que apoyar, defender. Para otros son simplemente unos traidores a los que hay que perseguir, localizar, detener, encarcelar y, a su debido tiempo, cuando convenga, juzgar.

El primero ya ha conocido el horror de la prisión preventiva sin derechos y con un tratamiento absolutamente condenable. Torturado, física y psicológicamente, tratado como una alimaña durante meses, espera un juicio que puede condenarle a decenas de años de cárcel, si no acaban incluso con su vida. Su delito: contar lo que pasaba por delante de sus ojos día tras día, hora tras hora, durante meses mientras realizaba su trabajo de analista de inteligencia (espía decía él mismo) destinado en Irak como soldado del ejército de los Estados Unidos de Norteamérica. Aquellos miles de documentos e imágenes demostraban las mentiras y los engaños de los responsables políticos y militares de su país. Si queréis detalles, si queréis recordar cómo fue ese caso, entrad en wikipedia y atravesaréis las puertas del infierno.

El segundo es más reciente. Se trata de un civil: Edward Snowden que filtró a dos periódicos los métodos de vigilancia que el gobierno de los Estados Unidos de América utilizaba para controlar a los ciudadanos y gobiernos de medio mundo.

Para justificar la filtración, Snowden comentó que no podía, "en conciencia, permitir al gobierno de EE.UU. destruir la privacidad, la libertad en internet y las libertades básicas de la gente de todo el mundo con esta gigantesca máquina de vigilancia que están construyendo en secreto".

Los diarios The Guardian y The Washington Post hicieron pública la identidad de Snowden a petición suya, días después de la filtración. Explicó así su razonamiento para renunciar al anonimato: "No tengo intención de esconder quién soy porque sé que no he hecho nada malo. Soy un convencido de que deben ser los ciudadanos los que decidan sobre el poder que le otorgan al Estado y no un burócrata de turno”

Las varas de medir han salido de los armarios. La hipocresía y el cinismo se pasean entre nosotros con absoluta tranquilidad. Los que se deciden a denunciar que el rey va desnudo, son perseguidos y encarcelados. Los mentirosos, los que han jugado y se han beneficiado del dinero y los derechos de todos, siguen libres y siguen dando lecciones. La palabra que más se acerca a mi sentimiento esta mañana de julio es repugnancia. La mentira me produce repugnancia porque destruye los equilibrios y rompe los acuerdos que nos permiten sobrevivir.

A los niños se les sigue diciendo que no deben mentir, pero va quedando poco crédito para justificar esa disciplina.

P.D. Quizá os extrañe la elección de la fotografía. Fue en ella en la que pensé cuando anoche me puse a escribir lo que ahora leéis en este post. La interpretación la dejo a vuestra elección. Yo lo tengo muy claro.