El Supremo da la razón a la familia de Marta en casi todo, pero no cambia casi nada

telecinco.es 07/02/2013 09:47

Imagina que matan a tu hija y ocultan su cadáver. Imagina que desde el primer día señalas a los sospechosos. Que cuando les detienen tres de ellos confiesan. Que protestas porque crees que despiezar el caso en dos juicios diferentes para acusados mayores y menores podría perjudicar a la causa, y lo hacen. Que finalmente de cinco absuelven a tres en una sentencia muy discutible. Y que ayer, cuatro años después de la desaparición de tu hija, el Tribunal Supremo te da la razón en casi todo pero no cambia casi nada para reparar tamaña injusticia. Imagina…

“Miguel Carcaño ha instrumentalizado el proceso superando el ámbito de sus derechos y garantías constitucionales y procesales, de su derecho a no declarar contra si mismo¨”.

Lo dice el Tribunal Supremo en su sentencia publicada ayer. En ella le acusa de manipular y mentir despiadadamente y le agrava la condena un año y tres meses más de cárcel por daño moral a la familia de Marta. Nosotros siempre defendimos que torturar de esa manera tan cruel, ocultando el paradero del cuerpo, nada tenía que ver con el derecho a defenderse que nuestro garantista sistema otorga a los delincuentes, y que con tanto empeño defienden algunos abogados penalistas.

Pero en esta “última sentencia” (en realidad son dos) el Alto Tribunal dice más cosas que nosotros, sin ser expertos, vimos en la sentencia de los jueces sevillanos. Errores que nunca debieron permitirse y más en un caso que tanta inquietud y desconfianza ha causado en la sociedad. El Supremo da un buen varapalo a los jueces sevillanos, les ordena que rectifiquen porque lo hicieron mal y actuaron de manera ilógica y arbitraria.

Textualmente dice que “fruto de la intuición y especulación” , los magistrados de Sevilla determinaron que Miguel , el Cuco y una tercera persona sin identificar sacaron el cuerpo de Marta a las 22.00 horas de la casa de León XIII. “Prescindieron del conjunto de los elementos probatorios”, es decir despreciaron a los dos testigos clave que, con detalles irrefutables, describían esa escena de madrugada. Y encima los desecharon “sin justificación suficiente, incurriendo en un verdadero equívoco determinante de arbitrariedad, negando inmotivadamente la credibilidad de los testigos”.

Lo lamentable es que esa arbitrariedad de quienes imparten justicia proporcionó coartada automáticamente el mejor amigo de Carcaño, Samuel Benítez. Por eso fue absuelto y por eso ahora el Supremo ordena a los jueces de Sevilla que hagan un nuevo pronunciamiento. Tienen que volver a valorar la prueba y decidir si esa tercera persona desconocida de la que hablan es Samuel y puede ser condenado por encubrimiento. El Supremo ya les indica que sí es Samuel porque “la lógica nos dice que Samuel es esa persona señalada por Miguel y por el Cuco y el único que recibió la llamada del menor cuando Marta acababa de ser asesinada”.

Los jueces sevillanos cometieron más errores y contradicciones. Escribieron que Marta había muerto a las 20.28 cuando Miguel contó que llamó su amiga Cristina y el sacó el móvil del pantalón de la menor, y colgó. Unos folios más adelante escribieron que Marta había muerto trece minutos más tarde, cuando Francisco Javier, el hermano de Carcaño, ya se había ido de casa. También explicaron que el hermano de Carcaño llamó siete veces seguidas a Miguel porque no lo localizaba, sin darse cuenta de que la primera de esas llamadas tuvo respuesta; los dos hermanos hablaron tres minutos. Y el Supremo sí se ha dado cuenta.

No son detalles sin importancia. Son los argumentos que los magistrados de Sevilla utilizaron para declarar a Francisco Javier inocente porque le creyeron. El Supremo no le cree pero considera inútil revisar su absolución, o saber si ayudó o no a Miguel, porque el hecho de ser hermano impide que sea condenado por encubrimiento. Tampoco ahora, en ésta última sentencia, le dan muchas vueltas a la absolución de María García Mendaro porque el máximo órgano de los jueces cree que, aunque María estaba presente cuando los tres jóvenes se deshicieron del cadáver de Marta , no hay pruebas de su participación en el encubrimiento. Claro que para eso te tienes que tragar, que María estuvo en la escena del crimen desde las 00:00 hasta el día siguiente ( lo declara ella misma) y a pesar de eso no vió el cadáver de Marta en la misma casa, ni vio entrar y salir a Miguel Carcaño y dos más entrar y llevarse el cadáver, ni como “alguien” limpiaba la casa de arriba abajo antes de las 7:00 de la mañana.

Como resumen de la disparatada sentencia que hicieron los jueces de Sevilla, el Alto Tribunal critica la utilización de las 22.15 para data de la muerte, hora en la que sacaron el cuerpo, hora en la que se separaron los tres jóvenes, y hora en la que el Cuco estaba de botellón con los pantalones cambiados...“Fisuras relevantes en el discurso argumentativo, contradicciones internas e imprecisiones”. No lo decimos nosotros, lo dicen los jueces del Supremo, los que más saben. Nosotros nos preguntamos ¿Cómo pudieron tres jueces cometer tantos errores seguidos y equivocarse en datos esenciales? ¿Cómo puede quedar todo esto así?. No hace falta ser jurista o letrado para verlo. Es cuestión de lógica. Desde esa misma lógica hablará hoy fuerte y claro la familia de Marta en la rueda de prensa que tienen prevista en Sevilla.