Antártida, la lucha por el control del mundo
La Guerra Fría generó muchos movimientos alrededor del mundo. La Geopolítica de la que hablaba Yves Lacoste en su clásico: ‘La Geografía: un arma para la Guerra’. Africa, países satélites, guerrillas latinoamericanas, la carrera del espacio…y la Antártida.
Antes que ellos, lo intentaron las grandes expediciones científicas de principio de siglo XX. Así lo muestran las pequeñas chozas diseminadas por el continente blanco. Las bases antárticas se convirtieron en el único refugio contra el frío mortal para algunos de los más grandes exploradores de Gran Bretaña; así como los balleneros y otros que, arriesgan la vida y la integridad física en busca de riquezas o del descubrimiento científico cerca del Polo Sur.
Uno de estos refugios fue la base para la expedición de Ernest Shackleton de 1907 a 1909.En esa pequeña choza vivían quince personas. En esta famosa expedición Shackelton llegó a 180 kilómetros del Polo Sur Geográfico, pero tuvo que dar marcha atrás.
Descubrió el Glaciar Beardmore, como parte de la ruta para llegar al centro del Polo Sur, que posteriormente uso Scott en su carrera con Admusen para ser los primeros. Perdieron por un mes. Y lo que es peor, en el camino de vuelta fallecieron por culpa del frío extremo, el hambre y el cansancio. En su refugio siguen los vestigios de alimentos, de petróleo. De vida.
En diciembre de 1958, unos científicos soviéticos establecieron una base temporal en una zona remota de la Antártida. Y marcaron el hito con un con un busto de Lenin, probablemente el más lejano de Moscú. El promedio anual de temperatura es de -58º C. La estación, enterrada bajo la nieve, es visible en la actualidad gracias a un enorme plástico. Estaba prefabricada y se llevó allí con varios tractores. Al lado contruyeron una pista de aterrizaje para poder trasladar a los miembros de la expedición que no montaban la base. El puesto estaba equipado con un generador de energía diésel y un transmisor. Pensaban que sería un lugar perfecto para establecer una base fija soviética en la Antártida.
Ocho días después de establecerse fue abandonada
. Consideraban que estaba demasiado lejos para ser segura. Y se dejó como base para futuras expediciones temporales. La estación fue abandonada en 1959, pero se volvió a utilizar el 22 de febrero de 1979 para intentar demostrar que se podía vivir en situaciones extremas todo el invierno. Los ocupantes tuvieron que ser evacuados un mes más tarde. Fracasaron.
La Antártida es inmensamente bella. Y cruel.