Cheverny, El Castillo de Tintin

telecinco.es 22/10/2014 22:28

Se reconoce nada nada más echarle un vistazo. Y casi se ve al Capitán Haddock paseando entre sus jardines. El Castillo de Cheveny inspiró a Herbé las líneas básicas de ‘Chambourdin’ aunque nunca estuvo aquí. Pero no es la única singularidad de éste formidable Palacio del Loira. Pertenece a la misma familia desde hace 6 siglos, Los Hurault y sigue siendo una de las residencias que los turistas pueden visitar con parte privada para que los propietarios sigan haciendo aquí su día a día…No os podéis perder un lugar así…

Si sois amantes del joven Tintin sabed que tenéis toda una exposición en uno de los pabellones laterales para poder recrearos en el héroe. Hay audiovisuales y escenarios del comic recreados. Resulta muy singular incluso para los que no hemos crecido leyendo sus historias. Si lo habéis hecho tomaros vuestro tiempo porque lo disfrutaréis de lo lindo, os lo aseguro.

Pero además el Castillo ofrece otras curiosidades. Para empezar fijaros en el mobiliario que veréis en todo el recorrido. Es original y excepcionalmente rico. Muy trabajado y de gran calidad. Veréis mesas fijas, lo que es una novedad. Fue durante la influencia inglesa cuando la mesa del comedor sustituyó definitivamente a la mesa móvil que se llevaba en el reinado de Luis XVI. ¿Os imagináis lo que tenía que ser llevar la mesa a cuesta en los desplamientos? Yo no…No me hago a la idea…Sigamos, atención en el Comedor principal. Son 34 paneles de madera que pintados por Monier, ilustran escenas de Don Quijote. Esto os dará una idea de la importancia que llegó a tener la novela de Cervantes. En el siglo XVII estaba muy de moda el texto.

Otro lugar muy curioso, la escalera de honor. Y no por sus guirnaldas laterales, de gran calidad, por cierto. No. No os perdáis la gran cornamenta que se exhibe en su descansillo. Se trata de un ejemplar de Cervus, un antepasado del Arce con 6.000 años de historia. Fue encontrado en Siberia y está colgado a lo que se piensa la altura real del animal. Os aseguro que aquí os acordaréis de muchas películas que siempre hemos pensado que eran de ciencia ficción.

El recorrido por Cheverny nos deja un curioso paseo por la Sala de Armas, la habitación, podemos decir, más grande de todo el castillo. Más allá de la utilidad de estos instrumentos bélicos a éstas alturas es indudable que nos hayamos siempre ante objetos espléndidos, hemos por artesanos, y con mucho valor.

La habitación del Rey conserva algún pequeño tesoro. Se llamaba así porque era la cámara reservada para el monarca y sus invitados distinguidos. Así que es de suponer que se concibió como un lugar de decoración excepcional. Y en eso hay que decir que no fallaron porque más allá de la fabulosa colección de tapices que revisten toda la sala, es de señalar una impresionante cama cuyo baldaquino está recubierto de bordados persas, muy exóticos en la época. La cama fue utilizada solo por Enrique IV cuando pasó por el antiguo castillo. Y como curiosidad os contaré que no durmió en ella tumbado como nosotros. Si no sentado. La otra se reservaba para los muertos. Además, existía el temor de que totalmente echado en posición horizontal se tuviera peligro de morir atragantado.

Hay más estancias que merecen un vistazo, pensando siempre que ha sido un lugar, al contrario que otros muchos palacios habitado por mucha gente. Cada silla que veáis, pensad que ha sido utilizada por gente como vosotros y como yo.

También merecen un paseo los jardines, si tenéis suerte con el tiempo son increíbles, y la perrera. Sí, la perrera. Cheverny es famoso como lugar de caza. Su tradición es larga y actualmente tiene no menos de un centenar de canes diestros en conseguir presas. Los bosques están cercas y las monterías con muy tradicionales por éstos lares. Ya sé que os puede resultar un poco chocante para un Castillo tan excepcional conocido por ser el que visitaba Tintin, pero recordad que Hervé no estuvo nunca aquí. Se inspiró de un folleto que vió. Si no quién sabe si podríamos haber visto también a nuestro héroe de cómic montado en un caballo persiguiendo venados.