Un amor platónico para toda la vida

DÉBORAH ABIZANDA 24/12/2007 12:24

Comenzaron compartiendo la bolsita del té frente a la máquina. Un tímido y tierno gesto que dio paso a otros, más atrevidos, pero igual de infructuosos: canciones de karaoke a la luz del halógeno; intentado arreglar el mundo juntos, con línea directa a la Casa Blanca; Bernardo soportando la 'doble personalidad' de la Cañi; ella sintiendo celos porque él ayuda a 'la rubia' con su declaración de la renta; su primera vez, que no fue tal porque se vio entorpecida por la madre de Bernardo y por 'Calcetines', el gato de Cañi; y tantas, tantas situaciones que posponen lo que todos estamos esperando ver: la culminación de su amor, en, por ejemplo, un beso.

Pero qué se puede esperar de dos personas tan ajenas al mundo 'normal', de 'dos bichos raros' que se resisten a ser como los demás y a llevar una vida 'programada': estudiar, trabajar, casarse, independizarse, tener hijos... Porque aunque ellos no sean completamente conscientes de sus excentricidades, está claro que van por libre.

1 Se resisten tanto a acabar juntos que sólo comparten sus vidas en la imaginación. Sobre todo Cañizares, la eterna soñadora. De pronto un día la luz se va en la oficina y a la secretaria le da por imaginar cómo sería la vida con Bernardo. En pareja, ¿será un hombre detallista, un 'manitas' o un aventurero? Así le imagina en primer lugar Cañizares: como un intrépido 'Indiana Jones'. Da besos muy apasionados pero, a menudo, la deja sola en casa.

Si fuera detallista le traería flores a diario, se preocuparía por lo que come y lo que necesita en cada momento. Pero tantas atenciones pueden acabar también con la magia en la relación.

¿Y si Bernardo fuera el típico que se pasa el día arreglando cosas? Un 'manitas' empedernido que construye casitas de perro y corrales para gallinas a pesar de que no tenga dichos animales. Con él, Cañi seguiría más sola que la una.

De pronto la luz vuelve y Maricarmen sale de su ensoñación. Es Bernardo que no quiere que su amor platónico pase ni un segundo a oscuras, que se ha lanzado a la búsqueda de la caja de plomos sin apenas ver y ha conseguido resolver el entuerto en un periquete. Para Cañizares es el hombre perfecto.

La realidad de su especial relación es que, a pesar de que aún no ha comenzado, ya no tienen nada que demostrarse. Se quieren tal y como son, se comprenden y están hechos el uno para el otro. Todo el mundo en la oficina lo sabe, ¿cuándo se darán cuenta ellos?