La fauna de la empresa

DÉBORAH ABIZANDA 24/12/2007 13:16

El jefe

Para un jefe, el verdadero trabajo se fragua en las reuniones. Un desayuno con el comercial, una comida con los de la multinacional de París, una cena con los consultores... Entre platos de comida y copas de vino, es donde se forman las grandes ideas. Siempre distante, considera que la mejor manera de conseguir el respeto de sus empleados es no pasarles una. Pero cuando él se da la vuelta, ¡no hay piedad!

El becario

Dícese de aquel que, a pesar de haber terminado la carrera hace años y de encontrarse en edad de emanciparse (pongamos que roza la treintena), continúa trabajando para la empresa en contrato de prácticas por un sueldo irrisorio, a veces inexistente, a pesar de su precariedad acudirá al tajo con más ilusión que cualquiera de los asalariados estables. Entusiasmo que se esfumará el mismo día que firma su primer contrato. Piensa que el único camino para conseguir un empleo es ése, aguantar y hacer lo que al jefe se le antoje: llevar los cafés, colocar las carpetas, hacer las fotocopias. ¡Una vida dura llena de desengaños!

El trepa

¿Quién no ha tenido alguna vez que convivir con uno en su oficina? Se trata de aquel capaz de hacer cualquier cosa por un puesto, un ascenso o simplemente por obtener los favores del jefe. Tiene una sonrisa perpetua en el rostro cuando éste aparece y es el primero que levanta el dedo cuando se trata de satisfacer los caprichos del poder. Y aunque nadie le aguante, sus compañeros le miren mal y sea evidente para todos que su única cualidad es ser un miserable amaestrado, siempre consigue lo que quiere. Ser pelota, funciona.

El 'pringao'

1 El pringado no se hace, se nace. El que es un 'pringao' en la oficina, lo ha sido siempre, desde su infancia. El exceso de inocencia hace que sea objeto de las bromas más pesadas porque se las 'traga' todas. Por eso va por la vida buscando la piedad de los demás. Aunque es tan 'metepatas' que siempre dice la palabra equivocada que da el pie a los abusones para meterse con él. Que le llaman 'pringao', él les contesta 'y tú más', y así, comienza de nuevo el acoso.

El 'freaky'

Dícese de aquel que va a contracorriente, se comporta de una manera que no se considera 'normal' y prefiere las nubes que la árida superficie terrenal. El freaky clásico suele estar obsesionado con los videojuegos, los cómics manga, 'Star Trek', la cultura japonesa... Pero los hay mucho más innovadores: los que viven por y para descubrir los puntos de golpe de un orco en los juegos de rol, el bikini de la princesa Leia en la Guerra de las Galaxias o los tiburones zorro de Filipinas. Eso sí, sus pensamientos son relativos, ingeniosos y siempre esconden talentos y traumas a partes iguales.

La rubia

Por supuesto, 'la rubia' es la chica que más pasiones levanta en la oficina. Da igual que sea guapa o fea, oxigenada mejor que natural, es rubia y ese es atributo suficiente para erigirla como reina de la belleza de la empresa. Se pasa el día quitándose a los 'moscardones' de encima, pero a ella no le importa. Como todos, el rol que cumple ella en la empresa también es imprescindible.

El duro

No se inmuta por nada ni por nadie. El duro de la oficina se pasa el día convenciendo a los demás de que está por encima del bien y del mal. Su tono tajante despierta temor en más de uno y lo mejor es evitar cruzarte con él si no quieres tener algún problema. Pero en el fondo tiene un corazón noble y blando que es incapaz de sacar a relucir.

El vago

Dícese de aquel que no da palo al agua en la oficina. Toda la energía que tiene la emplea en buscar diferentes estratagemas para escaquearse del curro. Así, se pasa horas en el armario de material buscando el 'boli' perfecto; se toma todos los cafés que puede al día; finge que tiene jaqueca para pasarse horas en la enfermería; extravía importantes papeles a propósito para perder tiempo buscándolos; y si es necesario, finge que se ha quedado encerrado en el ascensor pulsando el botón de emergencia. ¡Todo un maestro!

La limpiadora

Limpiar lo que es limpiar, no lo hace demasiado, pero se sabe al dedillo la vida de todos los trabajadores de la empresa. Agazapada tras el palo de la escoba, es la reina de los cotilleos. Si quieres saber algo, tú pregúntale a la mujer de la limpieza.

El segurata

Si existen profesiones tediosas en una oficina esa es la del guardia de seguridad. Rondas nocturnas, horas y horas a la espera de que ocurra algo emocionante y el archivo de los números de identidad de todos los que pasan por la empresa. A eso se reduce el trabajo. Pero esto es como el cuento de 'Pedro y el lobo', el día que ocurre algo, la garita está vacía. Lo mejor del segurata es descubrir a qué dedica el tiempo libre. Encontrarás desde especialistas en ajedrez hasta ingenieros a punto de licenciarse.