Marcos, a sus 30 años, soñaba con casarse virgen. Para él era muy importante. Su novia Noemí también era virgen, o eso creía él porque tras el viaje de novios ha descubierto que su querida esposa no era virgen y que para fingirlo se había reconstruido el himen. Noemí, una vez descubierta, confiesa que lo hizo por amor a Marcos. Ella tuvo una relación anterior en la que sí mantuvo relaciones sexuales y, al conocer a Marcos y para no perderle, tuvo que fingir que era virgen. La cirugía era el único modo de casarse con el que es el amor de su vida. Marcos no le perdona y quiere la nulidad de su matrimonio. Para él, Noemí no es digna de ser su mujer. Ricardo Sanz y Carmen Carcelén se enfrentan como defensores de este joven matrimonio.