Miguel López, el yerno de la viuda del expresidente de la antigua Caja Mediterráneo (CAM), fue detenido el viernes 10 de febrero como presunto asesino de su suegra, que falleció desangrada tras varios disparos en el interior de su vehículo. El presunto asesino ha alegado ante el juez que es inocente y además ha proporcionado una coartada. Sin embargo, los investigadores sospechan de varias contradicciones en sus referencias temporales y de la extraña actitud del detenido, según varios testigos, en la tarde del crimen.
‘AR’ reconstruye el recorrido de Miguel López para comprobar su coartada
Miguel López tardó exactamente nueve minutos en llegar desde el concesionario de Alicante donde apareció el cuerpo sin vida de María del Carmen Martínez a su finca. Los investigadores sospechan que el presunto asesino de la viuda de la CAM se dio mucha prisa en realizar este trayecto para conseguir estar con gente en el momento de recoger la llamada en la que se le informaba de la policía. Para comprobar su coartada, un reportero de 'AR' se ha subido a un taxi para repetir este recorrido.
El hijo menor de Miguel López amenazó con degollar a su abuela, según varios testigos
La situación en la familia del expresidente de la CAM era muy tensa. La madre se llevaba solo bien con su hijo, pero tenía muy mala relación con sus hijas y sus yernos, entre los que se incluye el presunto autor del crimen, Miguel López. La relación con los hijos de Miguel López era explosiva. El hijo menor del sospechoso colgó en Instagram un mensaje en el que decía: "Maldita zorra, decepcionado es la palabra. Eres más falsas que tus p… bolsos”.
Además, el hijo mayor parecía alegrase del asesinato subiendo en las redes sociales horas más tarde del crimen una foto con una camiseta que ponía “jaque mate”. Algo que levantó sospechas en los investigadores y que hizo que el propio Miguel Ángel López perdiera los nervios. “Si llegas a estar aquí, te doy una h…”, contestaba a su hijo. Varios testigos han declarado, además, que el pequeño de estos dos nietos había hecho gestos amenazantes a la abuela, como el de cortarle el cuello un día que ella paseaba entre los frutales de la finca familiar.