Clara Rojas: "Incluso los guerrilleros decían que teníamos que apoyarnos Ingrid y yo"

TELECINCO.ES 20/04/2009 10:58

"Quizá ha sido demasiado pronto para escribir, pero yo ya quería cerrar el tema del secuestro". La colombiana Clara Rojas pasó seis años en la selva, presa de las FARC. Ella e Ingrid Betancourt estaban en el punto de mira cuando la guerrilla les salió al encuentro y las secuestró en 2002. El infierno que pasó a partir de ese momento es el que rememora en 'Cautiva. Testimonio de un secuestro', que acaba de publicar Belacqua.

Durante estos seis años eternos se marcó como objetivo mantener la esperanza y una cierta rutina. El reto era dar algo de normalidad a su dramática situación. "Cuando entendí que estaba secuestrada, me di cuenta de que tenía que hacer un esfuerzo enorme porque dejarse deprimir es la muerte", relató en el plató de Ana Rosa.

Por eso, cada mañana repetía el esquema. Se levantaba muy temprano, se aseaba y limpiaba el entorno "como uno hace su vida normal". Luego se tomaba el primer café con las noticias, unas, "los mensajes de la familia" y luego, el resumen de actualidad, algo que le permitía estar en contacto con la realidad. "Para mí era vital y fue lo que me permitió estar relativamente informada y, cuando me liberaron, no parecer que venía de Marte"

Sin embargo, tenía que luchar contra todo para intentar mantener la cabeza fría y no desesperar. "El aislamiento era lo más difícil" y la tensión era constante, tanto entre guerrilleros y prisioneros como entre los propios prisioneros. De hecho, su amistad con Ingrid Betancourt se enfrió tanto que llegó a desaparecer.

Fin de la amistad

"Yo trato de hacer un capítulo específico que se llama el desencuentro". "Incluso llega un momento en que los guerrilleros nos decían que teníamos que tratar de apoyarnos. Pero nunca nos dio el ánimo para recuperar la amistad que teníamos antes", reconoció a Ana Rosa Quintana y destacó que desde el principio ella e Ingrid afrontaron la situación desde "el silencio".

No hay que olvida que fue Ingrid la que ofreció a Rojas quien le animó a emprender un viaje que ya se presentaba peligroso desde el principio. "Estaba muy preocupada porque sabía que corríamos un riesgo enorme. Pero dentro del fragor de la campaña, digamos que la amistad nos da para que Ingrid me pregunte: 'bueno, ¿me acompañas?' Y que yo le diga que sí". Sin embargo, una vez secuestradas, reconoce que no supo afrontar la situación.

Aún así estuvieron unidas a la hora de intentar escapar. Sin éxito que ya que, como contó Rojas, "la selva es demasiado tupida, sentía que no tenía las herramientas necesarias, no sabía orientarme por el sol...". Sin embargo, el espíritu luchador no les dejó.

Embarazo y separación de su hijo

Por si no fueran suficientes todas las penurias, Clara Rojas se quedó embarazada. "Fue una prueba muy fuerte. Cuando me siento embarazada, al borde del quinto mes, digo: Dios mío, lo pongo en tus manos. Busco la ayuda de la Cruz Roja, pero me la negaron" y así llega, muy debilitada y sin una asistencia como debiera, al momento del parto.

Le atendieron un enfermero con ciertos conocimientos médicos y dos guerrilleras y casi mueren madre e hijo allí. "Mi hijo tiene secuelas en el brazo y yo también tengo", reconoció la colombiana, que también tuvo que sufrir al ver cómo le arrebataban a su hijo Emmanuel cuando el bebé sólo tenía ocho meses y cae enfermo. En ese momento pensó que ya no lo volvería a ver.

Sin dudarlo, señala la separación de su hijo como el momento más dramático de estos seis años. "Me parece que es una prueba muy fuerte, de hecho estuvimos separados casi tres años o un poquito más" y, sobre todo, con la incertidumbre de su futuro. Y lo mejor de la liberación, volverse a encontrar con él. Con este libro pretender cerrar esta historia y tener una nueva vida.