Jhota ha sido elegido comodín y uno de los privilegios que tiene es elegir quien de sus compañeros podrá visitar durante 15 minutos al día la otra casa. En un principio, cuando le han comunicado la noticia en el confesionario, ha dicho que sería él. Pero al volver con sus compañeros ha recapacitado y les ha comunicado que sería Chari la que podría darse una vuelta por la otra casa. El motivo es simple, porque allí está Rubén.
Cuando la pareja se ha reencontrado sólo faltaba la música romanticona, todo lo demás estaba. Las lágrimas, el abrazo, las caras de quinceañeros enamorados. Un momentazo vamos. Antes de este esperado encuentro, a Chari la dirección del programa le había mostrado la carta de su amado, en la que le confesaba su redescubierto amor y hasta le pedía matrimonio. Por no hablar del regalito que un rato antes la gaditana había recibido de parte de Rubén pero de manos de Patricia: unos calzoncillos con su colonia. Regalo que durante el rato que han estado juntos no se ha mencionado. Quizás porque la enorme carga romántica del obsequio había dejado obnuvilada a Chari o quizás por vergüenza, propia y ajena.
El primero, y el único, en llorar cuando se han visto después de tanto tiempo ha sido Rubén, que antes de llegar a los brazos de su amada ya estaba soltando lágrimas. Tras decirse un par de tonterias Chari ha preguntado por Julio y Flor a lo que Rubén ha respondido con otra pregunta "¿Son allí los nominados?" Y su novía le ha contado que en la otra casa no están, que les llamaron al confesionario y no volvieron. Ante la reacción de sorpresa de Rubén, Chari sonriendo ha dicho: "¡Ustedes ocultan algo!" "¡Que va!" Ha respondido él; y con esto ha quedado zanjado el tema.
Al enterarse de boca de su rubia que podrá verla todos los días de esta semana a Rubén se le ilumina la cara y dice: "Tenía tantas ganas de verte. Me he dado cuenta de tantas cosas de no estar contigo" "¿De qué?" Pregunta ella "De todo lo que te he puesto en la carta"
Hablan de los mensajes que él le mandaba a ella, de la Wii, de lo guapa y delgada que está Chari y hasta de la "mierda que tenéis ustedes en la casa" según las propias palabras de Rubén a Chari. Pero cuando ésta le empieza a contar todo lo que ha limpiado, él la interrumpe diciendo "me da igual, me da igual" para seguir achuchándola y besándola. Lo que no dejaron de hacer ni un segundo desde el mismo momento de verse.
Rubén le confiesa a su chica estar pasándolo fatal. Ella por su lado le explica que llegó un punto en que optó por hacerse a la idea de que él no estaba allí para no sufrir.
En resumen, un reencuentro edulcorado que contrasta con las tensiones que empiezan a surgir en las dos casas.