"¡Que fuerte, que fuerte!", repetía una y otra vez Julia al ver la comida que les habían dejado sus contricantes. En efecto, el reparto que habían decidido los suspuestos campeones de la prueba de Halloween no era nada equitativo: a simple vista, a los perdedores les habían dejado un tercio de la comida y nada de tabaco. Tras del otro equipo se cambiaron las tornas y los perdedores . descubirirse las trampas se llevaron el grueso de la compra
Las coplas estaban más que justificadas aquella noche. Y Dámaso no fue el único que cantó de alegría al ver todas las viandas que llenaban hasta los topes el carrito de la compra. Con el estómago repleto la vida de ve de otra forma, y en la casa blanca, durante la sobremesa y los chupitos acordaron ser una piña. Incluso Anup tendió su mano a Julia, para enterrar definitivamente el hacha de guerra.
"En la otra casa van a matarse", sospecha Dámaso. Y anda en lo cierto el seminarista. Aquella noche todo eran acusaciones y caras largas en la casa de colores. "Lo que mas me jode es que los que han hecho trampas van a comer", lamentaba Joaquín.
Peor aún lo lleva Terry, que se ha llevado buena parte de los reproches, sobre todo de Yago, por haber incumplido sus funciones de comodín, privilegio que a la postre ha resultado ser una manzana envenenada. Sin embargo, 'la terremoto' le devuelve la pelota al modelo: "Cuando ya sabía que se habían hecho trampas piqué un poco de cebolla y me quieren echar las culpas. Una polla"