En los diarios, gravemente enfermo, Kértész concibe un texto que constituye un testimonio visceral y a veces perturbador de sus experiencias y de la lucha del ser humano por la dignidad en causas extremas, de modo que transforma la crónica de su antesala de la muerte en una obra de sinceridad radical.
Kértész sobrevivió a los campos de concentración de Auschwitz y Buchenwald, adonde fue deportado siendo adolescente, y tras su liberación en 1945 volvió a su Hungría natal a terminar los estudios, y después de una breve incursión en el periodismo empezó a escribir obras teatrales y guiones cinematográficos.