Jordi Savall ofrecerá conciertos en lugares históricos de Barcelona

Savall ha explicado hoy en rueda de prensa que desea ofrecer sus conciertos especialmente en el Saló del Tinell, el monasterio de Pedralbes y en la capilla de Santa Águeda por la "magia" que desprenden esos lugares, diferente a los "espacios neutros" de los auditorios modernos.

El músico ha explicado que el convenio "ya está funcionando", y que el próximo 14 de diciembre ofrecerán un concierto de música barroca con orquesta y con el Concert des Nations en el Saló del Tinell y el 7 de enero, con la Capella Reial de Catalunya, un programa sobre la dinastía de los Borgia, también en el Tinell.

A Savall le gustaría en el futuro "abrir espacios mágicos muy especiales", porque "la mejor sala de un auditorio es demasiado neutra, mientras que una sala antigua aporta una magia imposible de encontrar en ningún lugar moderno".

Con este convenio, Savall pone sobre papel una actividad que ya desarrollaba desde hace tiempo con su Fundación Internacional de Música Antigua, con la que prepara todos los proyectos de investigación e interpretación de sus tres formaciones: Capella Reial de Catalunya, Hespèrion XXI y Concert des Nations

El convenio, vigente hasta el 31 de diciembre de 2011, se presenta como promotor de la música antigua en Barcelona y asegura que esos espacios estarán disponibles para los recitales de Savall.

Si el año pasado dirigió "Mare Nostrum" en el anfiteatro del Grec, este año estrenará el lunes día 12 con Hespèrion XXI "Estambul 1710", de Dimitri Catemir, "el libro de la ciencia de la música" y de "las tradiciones musicales armenias y sefarditas", según ha dicho.

Savall se podrá al frente de una formación musical de dieciséis músicos de Armenia, Turquía, Bulgaria, Grecia, Israel, Marruecos y España, tocará la lira de arco y rebab (instrumento de cuerdas de origen arábigo) y dirigirá a los músicos y las voces de la catalana Montserrat Figueras y el armenio Razmik Amyan.

Todo ello para presentar un proyecto centrado en la época que el príncipe romano Dimitri Catemir estuvo en Estambul como rehén del sultán y desarrolló una actividad musical tocada con un 'tambur', un tambor con mango largo, equivalente a la viola de gamba.

El musicólogo ha llamado la atención sobre el hecho de que en el concierto los músicos europeos invitan a los músicos turcos a "repensar cómo interpretar esa música".