Imran Jan, convencido de que "éste es el momento" de forzar la dimisión de Nawaz Sharif

Jan ha liderado una campaña de manifestaciones en las que ha solicitado la dimisión de Sharif, al que acusa, entre otras cosas, de realizar un fraue en las elecciones de 2013. Pese a haber mantenido varios encuentros con representantes gubernamentales, no se ha producido ningún acuerdo que ponga fin a las protestas.

El PTI ha mantenido un intenso debate entre sus filas durante los dos últimos días para decidir si continuar exigiendo la dimisión del primer ministro o mostrar una mayor flexibilidad e intentar alcanzar un acuerdo con el Gobierno, según han informado fuentes de la formación al diario paquistaní 'Dawn'.

TEMOR A LAS CONSECUENCIAS

Durante este encuentro, algunos líderes del partido habrían defendido fervientemente la idea de alcanzar un acuerdo con el Ejecutivo. Pese a estar en minoría, estos representantes defienden la idea de que si las protestas finalmente fracasasen, el PTI perdería fuerza de cara a las próximas elecciones.

"Si continuamos golpeando a todos los partidos políticos que se sientan en el Parlamento o en el exterior, ¿quién nos respaldará si mañana el PTI necesita aliados?", preguntó uno de los integrantes de la formación en la reunión, han indicado fuentes a 'Dawn'.

PRESIONAR A SHARIF

Sin embargo, Jan mantiene su postura de continuar exigiendo la dimisión del mandatario, al considerar que la situación ha llegado a un punto en el que sólo se puede avanzar y ejercer más presión para forzar la salida de Sharif. "Sé que le voy a hacer salir del poder", ha asegurado.

En este sentido, el opositor está convencido de que si el primer ministro se resiste a abandonar el poder y aceptar las demandas de su formación, cada vez se unirá más gente a su protesta, a nivel nacional e internacional.

Jan y su PTI lideran junto al clérigo Tahir ul Qadri y su Pakistan Awami Tehreek (PAT) las protestas contra el Gobierno de Sharif por múltiples factores --inseguridad, lucha contra los talibán, cortes en el suministro energético, paralización política-- y muchos temen que el Ejército, descontento con la labor del primer ministro, vuelva a asumir un papel predominante a la hora de atajar las manifestaciones.