Los talibán aplauden el proceso de conversaciones informales con el Gobierno en Qatar

El grupo ha afirmado que la comunidad internacional "debe aceptar que el pueblo afgano tiene el derecho a defender su país y creencias religiosas", reclamando además "el fin del drama que tiene lugar bajo el nombre de guerra contra el terrorismo".

Así, los talibán han subrayado que la comunidad internacional debe jugar "un papel imparcial" en los esfuerzos para poner fin al conflicto en el país centroasiático, según ha informado la agencia afgana de noticias Jaama Press.

Los diversos representantes que participan en las negociaciones preliminares para poner fin al largo conflicto han aconsejado este mismo lunes reabrir la oficina política de los talibán para facilitar este diálogo.

Las delegaciones han coincidido en que los insurgentes deberían reabrir la oficina política que inauguraron en la capital qatarí en 2013 y que causó una gran polémica, entre otras cosas, porque los talibán hicieron ondear la bandera de su antiguo régimen.

Las partes también han considerado que la retirada de los líderes talibán de la lista de terroristas de Naciones Unidas es necesaria para que los negociadores del grupo armado puedan viajar hasta la sede de un eventual diálogo de paz.

Además, los enviados especiales han confirmado que no ha habido progresos en lo que hasta la fecha ha resultado ser el principal obstáculo para negociar la paz: la presencia de militares estadounidenses en territorio afgano.

Aunque las tropas internacionales concluyeron su misión el año pasado, Estados Unidos ha llegado a un acuerdo con el Gobierno de Asharf Ghani para que unos 10.000 efectivos norteamericanos continúen en el país centroasiático con el objetivo de ayudar a las fuerzas locales.

Los talibán han revelado que la delegación afgana ha reiterado su petición para que declaren un alto el fuego unilateral. "Qayum Kochai, el tío de Ghani, nos ha pedido que dejemos la lucha", ha dicho un insurgente, adelantando que de momento no depondrán las armas.

Estos contactos informales son los últimos de una larga serie que arrancó durante el Gobierno de Hamid Karzai y que su sucesor en el cargo ha retomado como una prioridad durante su mandato.