La voz lírica de Lucía se hace con un puesto en el equipo de Rosario Flores

telecinco.es 13/02/2014 23:34

Se llama Lucía, viene de un pueblo de Córdoba y nos confesaba que no puede vivir sin cantar porque la música es su pasión. Desde muy pequeñita, a Lucía le ha gustado la ópera, en su familia nadie canta pero, cierto día, entró en la tienda de sus padres y les sorprendió cantando lírico. Ella tiene muy claro que quiere ser cantante de ópera, cumplió el sueño de conocer a Montserrat Caballé, algo que sucedió en el programa ‘¡Qué tiempo tan feliz!’ y que le impactó.

La actuación de Lucía: ‘Nella fantasía’

Reconocía que si no se daban la vuelta, le dolería pero también que es su sueño por lo que no tiraría la toalla: “Si no se giran no pasa nada, no hay que rendirse, hay que practicar”. Con esta convicción, Lucía se subía al escenario de ‘La Voz Kids’ y, nada más comenzar, el público se levantaba para aplaudirle.

Los coaches se retrasaban pero, en el último segundo, Rosario Flores pulsaba. Lucía no se lo podía creer y las lágrimas aparecían enseguida. La coach acudía a abrazarla, también David Bisbal y Malú, visiblemente emocionados.

“Estábamos descontrolados porque no estamos acostumbrados a este tipo de voces”

Lucía ya estaba en el equipo de Rosario y la coach quería decirle algo: “La he visto un poco descontrolada pero con la voz que tiene nos teníamos que dar la vuelta”. Explicaba que los tres coaches estaban “descontrolados” porque no están acostumbrados a este tipo de voces, pero no podía dejarla escapar: “Yo me he dado la vuelta porque con esa voz, ella tenía que estar dentro de ‘La Voz”.

Lucía, entre lágrimas, celebra el triunfo con su familia

Lucía seguía llorando cuando se reencontraba con sus padres. Entre besos y abrazos, Jesús Vázquez le decía que olvidara los nervios, ya estaba dentro de ‘La Voz Kids’.

Rosario Flores: “Sólo quiero hacer ‘Voz niños’, ya no quiero hacer ‘Voz grandes"

“Nos despistan esas voces tan grandes”, decía Rosario cuando Lucía se marchaba de plató, “no me podía imaginar que era tan chiquitita, creía que tenía catorce o quince años". Más tarde, la coach confesaba que lo mejor que se lleva a casa es la emoción de los niños, que le dan las gracias cuando se da la vuelta: “No me tienen que dar las gracias, se la tengo que dar yo a ellos porque aprendo mucho con ellos”.