En apenas trece días,
JFK tuvo que lidiar con la amenaza contra su país que suponía la instalación de misiles nucleares soviéticos en Cuba y con los deseos de los 'halcones' del Pentágono
de iniciar una guerra. Finalmente, el Presidente supo sobreponerse a todas las presiones para tomar sus propias decisiones, que a la postre se revelaron las más acertadas.