Tras el funeral de
John F. Kennedy
en el cementerio nacional de Arlington,
Bobby
se sume en una honda depresión, ya que considera que algunas de sus decisiones políticas pudieron ser las causantes del asesinato de su hermano. Profundamente afectado por el fallecimiento de su hijo,
Joe Kennedy
no conseguirá volver a levantarse de su silla de ruedas.
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La Casa Blanca se pone de luto
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