Ves muy lejos los cincuenta y, rozando la sesentena es tiempo de hacer balance de tu vida. Natalio, tras cuarenta años de matrimonio no sábe si ha sido feliz en su vida.
El día de su boda pretendía ser un día feliz sin embargo, ha llegado a la conclusión de que la madre de Paca le engañó para deshacerse de su hija. Además, las próspera tierras que ésta aseguraba tener eran tan sólo un montón de macetas con preciosos, pero baratos y poco rentables, geranios.
Además, su trabajo termina. Recién jubilado no sabe cómo pasar el tiempo en casa junto a su querida mujer, aquella que no le deja disfrutar ni un sólo segundo.
Sin trabajo, todo el día en casa y con cuarenta años de convivencia sobre las espaldas. Su ofuscación le lleva a desahogarse con Desislava a quien le pide "mira a ver si en el congelador queda algo de libertad aunque sea caducada". Desis, comprensiva, le pregunta a Natalio si está de bajón pero éste está aún peor "de cagón".
Parece que la realidad llama a su puerta y comprende que "hace años me tendría que haber ido... a hacer puñetas, pero sólo".
Sin embargo, si durante todos estos largos años ha permanecido junto a su mujer será, según Desislava, "porque, en realidad, sigue enamorado de su mujer" a lo que Natalio responde sinceramente "pero no se lo digas a nadie, puede que me metan en un psiquiátrico".