Caye y Nacho ya son padres

TELECINCO.ES 01/12/2008 13:00

Acababa de romper con Nacho cuando descubrió que estaba embarazada. La noticia la pilló por sorpresa, pero Caye ya había escuchado ya su reloj biológico y decidió seguir adelante con el embarazo ella sola.

Ajeno a todo, Nacho planeaba su marcha definitiva hasta que por casualidad descubrió el secreto de Caye. La noticia cambió su vida. Nacho decidió quedarse y formar parter de la vida de su hijo desde antes de nacer.

Poco a poco, ese niño les fue uniendo, les hizo recordar sus mejores momentos y redescubriendo el amor que mantenían oculto en sus corazones.

Juntos han vivido la dulce espera. Han compartido risas, emociones, ilusiones y algún que otro disgusto. Nacho se empeñaba en cuidar a Caye en exceso y la directora de contenidos, demasiado independiente, se ponía de los nervios con tantas atenciones.

Sin embargo, en los últimos momentos de este embarazo, la pareja tenía su discusión más importante:¿dónde vivir? Cayetana se empeñaba en vivir en una zona residencial, alejada del mundanal ruido, la contaminación de la ciudad y rodeada de bosques pero Nacho no contemplaba tal posibilidad.

El abogado no quería ni oír hablar de mudanza. Irse a vivir a una zona de gente bien le ponía de los nervios y se negó rotundamente y, por primera vez, a acceder a los deseos de su novia, que se tomó la revancha y firmó por su cuenta la reserva del chalet.

La discusión estaba servida. Harto de su actitud, Nacho montó en cólera y el parto de Caye se adelantó. La tensión del momento provocó que Caye comenzara a tener contracciones. Asustados, la pareja decidió marcharse al hospital pero una inoportuna avería del ascensor evitó que llegaran a tiempo: Cayetana estaba de parto.

Tras largo rato encerrados, Diego, Chali, Mustang y las chicas consiguieron sacarlos del ascensor. Sin embargo, los nervios del momento les hizo olvidar un pequeño detalle: nadie había llamado a una ambulancia.

No había tiempo. Caye había roto aguas y ya no había marcha atrás. Decidida, Chali tomó las riendas del asunto. Los nervios se apoderaron de todos menos de ella. La presidenta se convirtió en comadrona e improvisó un paritorio en la cafetería de Bulevar. Organizó a sus compañeros para hervir agua, traer paños limpios y montar una camilla.

No se separó de Caye y Nacho, que se enfrentaban a su primer parto en unas condiciones que no eran las más adecuadas. La plantilla de Bulevar esperaba ansiosa hasta que el llanto del bebé cambió sus caras.

Por primera vez, Caye y Nacho escuchaban a su niño. Ya eran padres.