Los ex internos de Font Fregona se quejan de malos tratos físicos y psicológicos

TELECINCO.ES 26/01/2009 09:48

"No puedes ir sola a ninguna parte, hay que pedir permiso para ir al lavabo. Te dan un minuto para mear, dos para cagar. Si te pasas te pegan a la silla. Si te dejas la luz encendida, te ponen de pie veinticuatro horas, si te dejas un grifo abierto, de pie veinticuatro horas....". Son las palabras de Aranzazu, una ex interna del centro de menores Font Fregona.

Jordi Nevado, que fue trabajador del centro, corrobora el trato que se daba a los internos. Para empezar, se les medicaba sin personal preparado para ello: "Yo no tenía estudios de ninguna clase, había sido de hecho interno del centro antes, y ahora me veía dando medicamentos a los chicos, que se quedaban babeando, pasaban de ser una persona a otra completamente distinto".

Uno de los extractos del reportaje de investigación que está en manos de Telecinco muestra el trato que se le da a un chico de sólo catorce años con retraso mental. Uno de los monitores reconoce que no debería estar ahí: "no da el perfil, pero no están las cosas como para ir admitiendo a unos sí y a otros no".

Al joven le hacen trabajar llevando piedras. Luego no le dejan ir al baño. Le prohíben ir al lavabo reiteradamente. Al final, se orina en los pantalones. Entonces le castigan. Ya no se puede sentar en sillas, sólo en el suelo con un cartón. Un monitor exclama: "¡vamos a montar un burdel'".

Según denuncian los jóvenes que han pasado por este centro, así es el día a día. Una tortura como en un campo de concentración. Ante la cámara oculta, los propios monitores muestran a la reportera infiltrada uno de sus métodos favoritos para tranquilizar a los chicos: atarles a una silla. Un antiguo residente da los detalles del método: "te atan a la silla y te quitan la ropa, haya la temperatura que haya, como si son menos siete grados, yo he visto a chicos que cuando estaba nevando estaban atados sin pantalones".

Desde el punto de vista psicológico, este trato lo que hace es despersonalizar a la víctima. Le hunde la autoestima, le crea un profundo complejo de inferioridad, y esto a la larga sólo puede desembocar en mayor agresividad.