En la última cita de la temporada estaba en juego el subcampeonato y en la salida, todos los aspirantes apuraron al máximo sus opciones. El final de recta se convirtió en una zona en la que los incidentes y los toques se sucedieron prácticamente a cada paso.
Treinta 911 GT3 disputaron la carrera pero las difíciles condiciones de la pista debido a la lluvia complicaron muchisimo las cosas a los pilotos y sólo los auténticos especialistas en esta clase de circunstancias fueron capaces de luchar por el triunfo.
Los toques pasaron factura a algunos y en cabeza, el francés Nicolas Armindo escapaba de la criba a base de vueltas rápidas. Con el asfalto mojado, las diferencias entre los Porsche y los Fórmula 1, que correrieron el mismo fin de semana, se redujeron a menos de 20 segundos.
La velocidad media de estos coches en Monza fue de 170 km/h. y en algunos puntos se alcanzaron más de 260. Este dato fue registrado por el 911 del alemán Jan Seyfarrt que, a pesar de su gran velocidad, quedó fuera de combate en la penúltima vuelta.
La chicane de final de recta fue el punto más comprometido para los pilotos porque debían pasar de sexta velocidad a segunda en apenas cien metros. El holandés Jerome Brekemolen, que ya había ganado el título, se vio envuelto en este incidente.
Cuando apenas faltaban cinco curvas para llegar al término de la carrera, hasta cuatro pilotos optaban a la victoria. La emoción se mantuvo hasta el último suspiro, pero finalmente Armindo no cometió errores en los compases finales llevándose un merecido triunfo que a la postre se convirtio en su primera y única victoria de la temporada.